Malos tratos en Rusia
MUY probablemente, la Cámara Baja del Parlamento ruso aprobará hoy un proyecto de ley que suavizará el castigo a ciertas formas de violencia doméstica. El miércoles, en segunda lectura, recibió en la Duma 385 votos a favor y dos en contra. Si hoy pasa la tercera lectura, irá al Senado, donde será un mero trámite, y luego, una vez firmado por Putin, se convertirá en ley. Según propone este proyecto, el castigo que recibirán quienes sean denunciados por primera vez por maltratar a su mujer o sus hijos no pasará de una multa o de una condena a trabajos comunitarios. Siempre y cuando sus víctimas no requieran tratamiento hospitalario o no se vean obligadas a solicitar la baja laboral debido a los daños sufridos a manos de su agresor.
Los malos tratos domésticos son una lacra universal. En España, el año pasado, se registraron una sesentena de casos de asesinato de mujeres a manos de sus parejas. En Rusia no hay cifras exactas sobre este fenómeno. Pero el problema está mucho más extendido. Se calcula que alrededor de 600.000 mujeres sufren malos tratos cada año, y que unas 14.000 –es decir, cerca de cuarenta al día– mueren debido a ellos. Otras fuentes señalan que la violencia doméstica está presente en uno de cada cuatro hogares rusos.
Los partidarios de este proyecto de ley, impulsado en origen por una diputada ultraconservadora, sostienen que recientes reformas en el Código Penal, tendentes a tipificar como delito el hecho de pegar a un miembro de la familia, pueden atentar contra usos tradicionales rusos. Según dicho punto de vista, la cultura familiar rusa está basada en la autoridad y el poder de los padres, que ocasionalmente se expresan con un cachete. De manera que el citado proyecto de ley podría obrar, a su entender, contra dicha cultura.
Por el contrario, muchos piensan que una norma como tal proyecto de ley, que atenúa las consecuencias de la violencia en el hogar, no haría sino contribuir a fomentarla. Y que equivaldría a exonerar de responsabilidad a quienes insultan o pegan a sus familiares.
Tememos que este proyecto de ley, en caso de ser aprobado, acabe contribuyendo más a la barbarie que a la civilización. Las cifras de la violencia doméstica en Rusia no invitan a contemporizar, sino a tomar serias medidas para atajarla. La violencia doméstica ya es grave y censurable en sociedades atrasadas y lastradas por conductas tribales o patriarcales. Pero está totalmente fuera de lugar, por injusta, odiosa y extemporánea, en países más avanzados que, como Rusia, vuelven a postularse ahora como una potencia mundial.