¡Debemos tanto a Mary!
MARY TYLER MOORE (1936-2017) Actriz, protagonista de ‘La chica de la tele’, productora
AMary Tyler Moore, para empezar, le debemos Lou Grant (19771982), una serie televisiva fundamental para el nacimiento, en los ochenta, de muchas vocaciones periodísticas. Mucho más influente que cualquier facultad.
La serie Lou Grant, protagonizada por Ed Asner, se desgajó de
The Mary Tyler Moore show, una serie semanal de media hora de duración protagonizada por Tyler Moore que, en Estados Unidos, se emitió de 1970 a 1977.
Televisión Española la emitió después bajo el nombre de La chica de la
tele, y con ese título se hizo famosa entre nosotros. En La chica de la tele Tyler Moore encarnaba a una simpática treinteañera, soltera y sin compromiso –o con muchos compromisos– empleada en los informativos de una cadena de televisión.
Puestos a deber, a Tyler Moore le debemos, gracias a esa misma serie, una nueva forma de entender la comedia en televisión. Con menos gags por minuto y más énfasis en el desarrollo del carácter de los personajes. Le debemos, en realidad, una nueva ficción televisiva, pues años después, ya como productora, desde su compañía MTM, impulsó series rompedoras durante los ochenta como Hill street
blues (1981-1987) y St. Elswhere (1982-1988) (A cor obert, en Catalunya), una innovadora forma de encarar la ficción seriada que cambió los moldes en la pequeña pantalla. Debemos rastrear en esas series la simiente de famosas apuestas dramáticas muy posteriores, como Breaking bad, Los
soprano o The wire. Pero sobre todo a Mary Tyler Moore, que falleció el pasado miércoles por un paro cardiaco a consecuencia de las complicaciones de una neumonía, le debemos nada menos que la imagen de una nueva mujer: una joven mujer más libre que encontraba en la ironía su mejor arma. En el momento de su fallecimiento, Mary Tayler Moore tenía 80 años. Efectivamente, La chica de la
tele ayudó a definir otra manera de vivir la feminidad en los setenta y ochenta, revolucionaria para los estándares de la época. Una mujer independiente, decidida a buscar la felicidad por sí misma. Liberada de la tutela de un marido, del novio o de la familia. Con una sonrisa –nunca perdía de vista que era una comedia– afrontó asuntos que no serían habituales en la televisión hasta diez o veinte años más tarde. Como la sexualidad de sus personajes, no siempre homologada. El sexismo en el puesto de trabajo y la discriminación por opciones religiosas y sexuales. Siempre de manera desenfadada, hay que insistir, y poco enfática. Desde la inteligente ingenuidad y la honestidad que aportaba Tyler Moore, La chica
de la tele se acabó por convertir en el espejo en el que se reconocían las ansiedades que sufrían muchas mujeres en el puesto de trabajo, ansiedades de las que ella,
La chica de la tele, se defendía con gracia e ingenio.
Su personaje no respondía a una agenda feminista marcada. Fue el resultado de un grupo de guionistas de la CBS en el que por primera vez figuraban muchas mujeres, hasta una docena a lo largo de sus siete temporadas. Escritoras que fueron animadas, por los responsables de la serie, a escribir desde su propia experiencia. De esa manera creció el feminismo incipiente de La chica de
la tele.
Pero cuando Mary Tyler Moore aterrizó en ese personaje ya era famosa, como la simpática y dicharachera mujer del actor Dick Van Dyke en la serie The Dick Van Dyke
show, emitida por la cadena CBS, como lo sería con posterioridad La chica de la tele. Tanto Van Dyke como Tayler Moore procedían del mundo de la danza, lo que confería a sus personajes una gestualidad única. Pero el reconocimiento le llegó a la actriz con su propio show, que abandonó en la cúspide de la fama.
El cine también la trató bien, aunque se prodigó poco. Sobre todo con Ordinary
people (1980), el debut en la dirección de Robert Redford. Un filme que, entre las seis nominaciones que cosechó aquel año –al final se alzó con cuatro estatuillas– le proporcionó a Tyler Moore la nominación al Oscar. No lo ganó.
Tras este papel, Mary Tyler Moore se fue retirando poco a poco de su labor como actriz, con vueltas esporádica a la pequeña y gran pantalla, así como al teatro. La labor estaba hecha.