La Vanguardia

Zidane, sin estado de gracia

El equipo ha tenido un enero similar al desplome sufrido con Carlo Ancelotti

- CARLOS NOVO Madrid

Poco a poco a Zinédine Zidane se le está poniendo cara de Carlo Ancelotti, segundo año. El entrenador del Madrid es uno de los grandes damnificad­os, si no el que más, por el primer traspiés serio de la temporada, la eliminació­n copera ante el Celta. La sensación en el club es que el equipo ha caído en el escenario que más se temía y que es de sobras conocido: empezar agosto como un tiro y desplomars­e sin remedio en enero. Le pasó a Ancelotti en su segundo año y le costó el puesto, pero hay otros precedente­s: el más llamativo por el contraste entre las dos fases de la temporada el que sobrevino con Carlos Queiroz en el año 2004.

Zidane había gozado hasta ahora del favor unánime de todo el madridismo; un tipo educado que se las apañaba para manejar el vestuario sin incomodar a nadie y que suplía su bisoñez en el cargo con una flor que parecía inagotable. A la primera que han venido las curvas el entrenador no ha sabido enderezar el rumbo, el equipo se ha estrellado y ahora le llueven los palos por todos lados.

Florentino Pérez achacó el fracaso de Ancelotti a la preparació­n física. Intentó que Ancelotti aceptara otros fisios, el italiano se negó a abandonar a su gente, y el presidente le echó a pesar de que Carletto contaba con el respaldo de la afición, la plantilla y había ganado para el club la primera Champions en doce años.

Este verano el club fichó del Lyon al veterano (54 años) Antonio Pintus, con quien Zidane había coincidido en el Juventus, se supone que un gurú de la preparació­n física. Ha dado un poco lo mismo. Las lesiones se han multiplica­do y van camino de batir todos los récords (26 lesiones repartidas entre 19 jugadores) y la cuesta de enero ha dejado el equipo como lo tenía Ancelotti.

Los foros madridista­s y la crítica especializ­ada coincidían ayer en poner a Zidane al pie de los caballos. Nadie entendía su planteamie­nto y sobre todo su manejo del partido, su incapacida­d congénita para realizar antes los cambios, su cabezonerí­a en jugar con Danilo o mantener a un jugador como Benzema, para todos ejemplo supremo de dejadez cuando el resto del equipo, más o menos afortunado, se estaba dejando la piel.

Preguntado al término del partido, Zidane aseguró que Benzema estaba igual de bien que Morata y su lectura del juego fue un partido que no vio nadie más que él. Negó que su equipo hubiera jugado “desorganiz­ado”, se felicitó por el “partidazo” y para sonrojo del madridismo aseguró que jugando así se podía ser optimista de cara a la Liga y la Champions. Como receta para mejorar adujo que el equipo sólo necesitaba “descansar”.

Aparte de Zidane, los palos llueven sobre casi todos los jugadores. Danilo era ayer objeto de todo tipo de mofas en las redes sociales. También hay críticas duras para Isco y Marco Asensio, incapaces de aprovechar su oportunida­d. El Bernabeu medirá el grado de su enfado el domingo ante la Real Sociedad. En su última comparecen­cia, Zidane pidió el cariño de la afición. Hasta en eso fue inoportuno.

LA CLAVE DEL PREPARADOR FÍSICO El Madrid fichó este verano a un gurú de la preparació­n física, pero no ha habido ninguna mejora

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OCTAVIO PASSOS / GETTY Zidane hace una mueca de desagrado durante el partido del miércoles, en el que su equipo fue eliminado de la Copa

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