La Vanguardia

La pájara merengue

- José María Brunet

Ha llegado la ocasión. Y esta vez sin la participac­ión de Kevin Roldán y sin los excesos de las fiestas de cumpleaños de Cristiano Ronaldo. El Real Madrid ha entrado en fase depresiva, de la mano de su eliminació­n en la Copa del Rey. Pero no sólo por eso. Ya la derrota en el Sánchez Pizjuán ante el Sevilla supuso un mazazo para el equipo merengue. Y desde entonces los blancos no han levantado cabeza. Incluso cuando han ganado, lo han hecho con gran sufrimient­o. Ante el Málaga, por ejemplo, en el último partido de Liga en el Santiago Bernabeu. Los locales ganaron por 2-1, pero salieron exhaustos y cabizbajos de su estadio. La afición afilaba navajas en las gradas, mientras los madridista­s enfocaban el túnel de vestuarios con el aspecto lúgubre de un ejército derrotado.

Todas las miradas se dirigen ahora hacia el banquillo, donde Zinédine Zidane trata de recomponer la figura, en busca de algún as que sacarse de la manga. Pobre Zizou. Le crecen los enanos, al tiempo que le llueven las críticas. El entrenador madridista casi tiene más jugadores en la enfermería que en el vestuario. Ése es un factor importante, sin duda. Pero no le va a funcionar como atenuante.

Es cierto que en Balaídos se echaron de menos miembros importante­s de la plantilla blanca. A mi juicio, Modric y Marcelo, por ejemplo. Cuando está inspirado, el jugador croata facilita pases que cualquier delantero pagaría por recibir. Ese papel de tiralíneas es imprescind­ible para un equipo con pretension­es atacantes. Sin embargo, el Madrid no dio esa imagen en el estadio vigués. A los madridista­s les irrita perder, pero también ver a sus chicos hundirse en el juego especulati­vo, que fue el que practicaro­n

Pobre Zizou; tiene casi más jugadores en la enfermería que en el vestuario, pero no le va a valer como atenuante

los blancos en buena parte del partido. El Madrid, en suma, fue a Vigo con presuntas ambiciones que nunca confirmó sobre el terreno.

Sin Marcelo, los blancos pierden también mucho fuelle atacante. El lateral brasileño es a veces demasiado osado y corre en exceso por la banda, y algún gol ha recibido el Madrid por su tendencia a irse de excursión por el césped. Pero cuando le sale bien el paseo, su descaro le resulta rentable al equipo. Nada eso pudo verse en Balaídos, donde los merengues confirmaro­n su estado psicológic­o de pájara.

Pero no hay que abusar del recién caído y sus debilidade­s. No hablaremos, por tanto, de la ocasión marrada por Sergio Ramos, cuando lanzó fuera el cabezazo más fácil de toda su carrera futbolísti­ca, y cuando su equipo más lo necesitaba. Ni le sacaremos punta a los postes de Ronaldo o al infortunio de Danilo, que le coloca a los pies de los caballos de la afición madridista. Lo importante es que ha llegado la ocasión. Los rivales han de saber aprovechar­la.

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