May revela que Trump está comprometido al cien por cien con la OTAN
La primera ministra británica y el presidente fortalecen su ‘relación especial’
El presidente rebaja la tensión con México y desactiva el anuncio de gravar sus importaciones
Theresa May es la primera líder extranjera que visita a Trump en la Casa Blanca, una cita que sirvió para formalizar una alianza al margen de la UE. Para el presidente estadounidense, un Reino Unido “libre” es “una bendición”, y May aspira a compensar al otro lado del Atlántico los efectos del Brexit. Trump también habló por teléfono con el presidente mexicano, Peña Nieto, para rebajar la tensión tras el anuncio de construir un muro en la frontera.
Los europeos no deben temer por el futuro de la Alianza Atlántica porque Donald Trump “está al cien por cien con la OTAN”, reveló ayer la primera ministra británica, Theresa May, tras reunirse con el presidente de Estados Unidos. Era una manera de acabar con la incertidumbre que había propiciado Trump sobre la continuidad de la Alianza, cuando antes y después de las elecciones reiteró que la OTAN “se ha quedado obsoleta” y que si los socios no pagan la cuota que les corresponde Estados Unidos podría desentenderse.
Theresa May fue la primera líder extranjera que visita la Casa Blanca y fue invitada por Donald Trump en su primera semana de mandato para poner de manifiesto la prioridad de “fortalecer una relación especial” entre ambos países. Trump y May reafirmaron su determinación para hacer de su relación bilateral la alianza más estrecha que pueda haber entre dos países soberanos y citaron específicamente los ámbitos comercial, financiero, militar y de la seguridad, en los que pretenden trabajar juntos. “El acuerdo comercial será positivo para los intereses de ambas naciones”, declaró May. La intención británica es compensar las penalizaciones comerciales que conllevará el Brexit derribando barreras arancelarias con Estados Unidos.
Donald Trump se deshizo en elogios hacia el Reino Unido y hacia la primera ministra y aprovechó para felicitar a los británicos por haber decidido abandonar la Unión Europea. “El Brexit va a ser algo maravilloso para tu país”, le dijo Trump a May, sin recordar que la actual primera ministra adoptó en la campaña del referéndum una postura contraria a que el Reino Unido rompiera su vínculo con la Europa continental. “Un Reino Unido libre e independiente es una bendición para el mundo”, añadió Trump reiterando su rechazo a los organismos multilaterales, pero ahí fue donde la
premier británica puso los puntos sobre las íes. Dijo que las Naciones Unidas, el Banco Mundial y la OTAN “han traído paz y prosperidad a miles de millones de personas”, es decir, no cuestionó su continuidad, aunque admitió que “necesitan reforma y renovación”. Fue entonces cuando dirigiéndose a Trump le dijo: “Me has dicho que estás cien por cien con la OTAN”, y Trump se limitó a asentir. La premier británica también admitió que el Reino Unido y Estados Unidos harán frente común para exigir a los socios de la Alianza que eleven su contribución al 2% de su PIB. Es una cuota que no cumple ninguno de los grandes países de la UE, ni Alemania, ni Francia, tampoco Italia o España, y que en algunos casos significaría prácticamente doblar el gasto de Defensa mientras en otros ámbitos como la sanidad o la educación se aplican drásticas medidas de austeridad.
En su conversación, Trump y May abordaron la estrategia para derrotar al Estado Islámico y cómo acabar con la guerra de Siria, y hablaron también de la relación con Rusia. Trump, que confirmó que hoy tendrá una primera conversación telefónica con su homólogo ruso, Vladímir Putin, consideró que todavía es “demasiado pronto” para decir si se levantan las sanciones a Rusia por la invasión de Crimea y el acoso a Ucrania. Aun así, apostó per propiciar “una buena relación con Rusia y con China” en la medida de los posible.
En este punto, la primera ministra fue mucho más clara y contundente: “Las sanciones a Rusia deben continuar y seguiremos manteniendo esa posición dentro de la
Unión Europea (UE)”, dijo May, que se atrevió incluso a aconsejar a Trump que actuara con precaución: “Cuando se trata de Rusia es aconsejable recurrir al ejemplo del presidente Reagan, que durante sus negociaciones con su homólogo Mijail Gorbachev aplicó la máxima ‘confía pero verifica’. Con el presidente Putin, mi consejo es ‘contacta pero ten cuidado’”.
En la conferencia de prensa conjunta, que era también la primera de Trump desde que es presidente, la periodista Laura Kuenssberg, de la BBC, puso a Trump contra las cuerdas con la siguiente pregunta: “Señor presidente, usted ha dicho que la tortura funciona, ha alabado a Rusia, desea prohibir la entrada de musulmanes en Estados Unidos, ha sugerido que debería castigarse a las mujeres que aborten... Para muchas personas en el Reino Unido estas ideas son alarmantes. ¿Qué les dice a estas personas que le están escuchando preocupadas por el hecho de que una persona con estos puntos de vista se convierta en líder del mundo libre?”. Trump quedó descolocado, forzó una sonrisa, pidió ayuda a May y al final se limitó a decir que el secretario de Defensa, el general James Mattis, no es partidario de la tortura, y añadió que “con o sin tortura vamos a vencer al Estado Islámico”.
Antes de la conferencia de prensa, Donald Trump tuvo una conversación telefónica de una hora de dumo ración con el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto. Era una manera de restablecer el diálogo entre los dos países vecinos tras la crisis diplomática provocada por las órdenes ejecutivas firmadas por Donald Trump para construir un muro en la frontera, que obligó a suspender la visita de Peña Nieto a la Casa Blanca prevista para el 31 de enero.
Ambos presidentes calificaron la conversación de “constructiva y productiva”, aunque las diferencias sobre la financiación del muro persisten. “¡Con respecto al pago del muro fronterizo, ambos presidentes reconocieron sus claras y muy públicas diferencias de posición en este tema tan sensible, y acordaron resolver estas diferencias como parte de una discusión integral de todos los aspectos de la relación bilateral”, señala el comunicado de la presidencia mexicana, que añade: “Los presidentes también convinieron por ahora ya no hablar públicamente de este controvertido tema”. Ese pacto de silencio no fue reconocido por la parte estadounidense y Trump prometió defender los intereses de Estados Unidos co- nadie lo ha hecho antes. El presidente estadounidense sostiene que “México con Estados Unidos ha negociado y nos ha hecho polvo; nuestros últimos líderes nos han hecho parecer estúpidos”.
La Casa Blanca rectificó ayer el anuncio de que el muro con México se financiaría gravando un 20% las importaciones mexicanas. El portavoz Sean Spicer dijo ayer: “Que quede claro que no es el único camino”. Reince Priebus, jefe del gabinete, añadió que Trump está considerando “un buffet de opciones” para financiar el muro.
El anuncio de castigar las importaciones de México fue muy mal acogido por sectores empresariales estadounidenses, que temen un aumento automático de los precios que acabarían pagando los propios consumidores de EE.UU..
El empresario Carlos Slim, uno de los más ricos del mundo, se ha ofrecido a intervenir en las negociaciones de México con Estados Unidos y pide a los mexicanos que apoyen al presidente Peña Nieto para que pueda negociar “con más fuerza”.