La Vanguardia

La crisis de una madre

Andrés Lima dirige a Emma Vilarasau en La Villarroel en ‘La mare’, una comedia siniestra con realidades paralelas

- JUSTO BARRANCO Barcelona

Emma Vilarasau se enfrenta en La mare a los demonios de una mujer que ve cómo su mundo se derrumba, entremezcl­ando la realidad con sus propios miedos y obsesiones, inundando La Villarroel de personajes que no se sabe si son reales o transitan por la mente trastornad­a de la protagonis­ta.

Como si fuera una película de David Lynch, o un rompecabez­as, el público que asista al teatro Villarroel a ver La mare va a salir con teorías contrapues­tas sobre lo que realmente ha sucedido. Para unos, una familia real. Para otros, todo está en la cabeza de una persona: la madre, encarnada por Emma Vilarasau. De hecho, una de las actrices da vida en la obra a su hija, a la novia de su hijo, a su enfermera, a su rival y ala amante de su marido, y “no sabemos cuál de todas es o si son todas”, dice el director, el madrileño Andrés Lima. “Nunca sabemos si es verdad lo que vive, en eso se basa la función. Muestra cómo afrontar lo que le pasa desde diferentes puntos de vista. No sabes ni si existen más personajes que ella aunque aparezcan más. Lo importante no es resolver el misterio, sino meterse en él”, añade.

Y eso, dice, han intentado al llevar al escenario La mare del francés Florian Zeller: meterse en la cabeza de la protagonis­ta. Una madre que ha dedicado toda la vida, sus mejores años, a su marido y a sus hijos, y para la que llega un momento en el que todo se le rompe. Una mujer en crisis que se desintegra poco a poco y aumenta su consumo de alcohol y tranquiliz­antes. Una mujer que sufre la crisis de los cincuenta y el síndrome del nido vacío y cuyo hijo, en plena ruptura sentimenta­l, viene a verla. “Pero la verdad no son los hechos, están debajo normalment­e y hemos intentado entrar en el caos que vive esta mujer. Empieza a desmoronár­sele el mundo alrededor. Casi todos hemos vivido o viviremos, yo por lo menos, esos momentos de angustia en los que no sabes ni quién eres y te planteas las relaciones que tienes, el sentido del amor, el de tener hijos, el de vivir, y puedes llegar al suicidio. Ese momento de precipicio, de vértigo es donde está la madre”, dice Lima.

Y explica que “una mujer en ese grado de crisis puede ser tan insoportab­le como brillante, tan amable como odiable, pero es digna de compasión, el dolor es algo a lo que no hay que volverle la cara, hay que mirar de vez en cuando. Cuando entramos en ese lado tan oscuro hay cosas que pueden ser tan negras como resplandec­ientes y bonitas, todas esas contradicc­iones las refleja la función”. Una función que, dice “está basada en las realidades paralelas, me pasa una cosa pero me puede estar pasando otra desde otro punto de vista. Las escenas se repiten en forma de espejo, el tiempo y el lugar desaparece­n y podemos entrar en la emoción de esta mujer y de toda esta familia que no sabemos si existen pero sí que se pelean, odian y quieren”

Vilarasau, que actúa junto a Pep Pla, Òscar Castellví y Ester Cort, confiesa que hace ya veinte años le dijo a Lima que le gustaría trabajar con él y que cuando él la llamó no pudo, pero que se han encontrado en el momento justo, de madurez. Y dice que a su personaje “la realidad objetiva le cambia de golpe y se debe resituar en el mundo pero no encuentra el lugar. No es algo lejano a muchas de nosotras, la vida te escupe y dices, ‘¿ahora dónde me pongo?’, y quizá no encuentras el camino o pasas por una crisis y renaces. Pero las crisis son duras, sirven para hacer recuento, y en ese sentido la obra habla mucho de la memoria”. Y, añade, “toca lugares que hacen daño. Quién no tiene esos lugares de sombra, esos abismos a los que decidimos no mirar por miedo, porque caeríamos. Pero pese a todo esta mujer es un canto a la vida, a la superviven­cia, una lucha constante por vivir y para eso ella mira la realidad desde diferentes puntos de vista como hacía el cubismo”.

Lima recuerda que Zeller, un autor en boga en Francia, define La mare “como una comedia siniestra, pero es un drama de pizarra, sólo que el cinismo de 2017 y la ironía de estar en casa comiendo escudella mientras vemos los refugiados de Siria hace mella en el ser humano siempre”. “Es irónica, pero porque la vida se burla de nosotros”, concluye.

“A veces la vida te escupe y dices, ‘¿ahora dónde me pongo?’ y no hallas lugar o pasas una crisis”, dice Vilarasau

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LLIBERT TEIXIDÓ Pep Pla, Lima y Castellví junto a Ester Cort y Emma Vilarasau

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