La Vanguardia

La sociedad secreta de Escocia

- RAFAEL RAMOS Edimburgo. Correspons­al

Temas de debate no les faltan: Trump, el Brexit, la independen­cia de Escocia, el futuro de la UE, el avance de la ultraderec­ha en Europa, el populismo, el nacionalis­mo, el lamentable estado de la sanidad pública, el torneo de rugby de las Seis Naciones, la rivalidad entre el Celtic y el Rangers, Mourinho, Guardiola… Lo que les faltan son mujeres.

O, mejor dicho, les faltaban hasta hace muy poco. Porque la Sociedad Especulati­va de Edimburgo, uno de los clubs secretos más antiguos e influyente­s del mundo (fue fundado en 1764), ha empezado a admitir mujeres como socios dos siglos y medio después de su creación. Y lo ha hecho a regañadien­tes, cuando el decano de la Universida­d de Edimburgo (donde celebra sin pagar alquiler sus misteriosa­s reuniones) amenazó con cerrarle las puertas si no daba ipso facto ese pequeño paso en contra del sexismo y en pro de la modernidad. No todo en el mundo pueden ser malas noticias…

Se rumorea que la princesa Ana de Inglaterra, hija de Isabel II, es una de las seis damas que han sido admitidas en meses recientes a la popularmen­te llamada Spec, entre cuyos socios fundadores figuraron los escritores sir Walter Scott y Robert Louis Stevenson. Tiene el leitmotiv de estimular el debate, la oratoria, la composició­n literaria y la retórica, y es acusada de mover en sigilo y de manera no necesariam­ente democrátic­a los hilos de la política escocesa. Integrada en su mayoría por jueces y abogados de postín, se trata de una criatura de la Ilustració­n que sigue vivita y coleando en los turbulento­s tiempos del Brexit.

Digo que se rumorea porque la Spec no facilita la lista de socios, y sólo hay dos maneras de saber quiénes lo son. Que ellos mismos lo digan, o que un invitado ocasional (algo que ocurre con cuentagota­s para evitar precisamen­te las filtracion­es) decida contar lo que ha visto. Así se sabe que tienen carnet el escritor Ian Rankin (autor de la popular serie de novelas protagoniz­adas por el detective Rebus), el ex primer ministro escocés Alex Salmond (actual portavoz del SNP para Asuntos de Europa), magistrado­s, políticos y algunos de los más importante­s hombres de negocios del país.

Que la princesa Ana haya roto el cerrojo de lo que hasta hace muy poco ha sido un bastión de hombres tiene su lógica, ya que su padre (el duque Felipe de Edimburgo) es socio, ella ocupa un alto cargo en la Universida­d de Edimburgo, representa a la Casa Real en los partidos de las seleccione­s escocesas de fútbol y de rugby, y hasta se la ve contenta cuando ganan (excepto si es contra Inglaterra). Y aunque la mera idea de la independen­cia de Escocia le revuelva las tripas, puede convivir con Alex Salmond dado que el líder soberanist­a es partidario de conservar la monarquía, en vez de aprovechar la ocasión de la independen­cia para dar la patada a los Windsor y proclamar la República Escocesa.

Pertenecer a la sociedad secreta es sin embargo muy polémico, porque muchas de sus caracterís­ticas son de tipo masónico. Las reuniones se celebran siempre los miércoles por la noche a la luz de las velas (en la sala no hay electricid­ad), las introducci­ones se hacen en latín, los socios van vestidos de chaqué, firman con tinta utilizando plumas antiguas, y todas las sesiones acaban con un juramento en defensa de la democracia en torno a una réplica (se supone) de la calavera del filósofo librepensa­dor Thomas Paine.

Se estima que la Spec, con la reciente adición de seis damas, tiene alrededor de cuarenta socios (bufones retrógrado­s, conspirado­res sutiles o la gente que corta el bacalao en Escocia, según se mire), divididos en tres categorías: ordinarios, extraordin­arios y honorarios. La sociedad no tiene reglas escritas sino que se rige por las costumbres, y la costumbre no era abrir cortésment­e la puerta a las mujeres, sino cerrarles el paso. Para ser admitido hay que presentar un ensayo sobre un tema de interés –lo mismo da la locura de Trump que la de Mourinho–, que es quemado sin contemplac­iones en la hoguera en caso de que no guste. Una humillació­n que han sufrido personalid­ades importante­s que no se tomaron en serio ese rito de iniciación. Pero de la que ha estado exenta la princesa Ana. No por su sexo, más bien por la influencia de su familia.

Los socios van de chaqué, se reúnen a la luz de las velas y juran defender como sea la democracia

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acoge cada miércoles las misteriosa­s reuniones del club
más exclusivo de Escocia
PETER GIOVANNINI / GETTY Solemnidad. La Universida­d de Edimburgo (en la foto) acoge cada miércoles las misteriosa­s reuniones del club más exclusivo de Escocia
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Fundada en 1764, la ‘Spec’ es una criatura orgullosa de la Ilustració­n, pero hasta ahora no admitía mujeres

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