La Vanguardia

La renovación del Constituci­onal ya sólo depende del plácet de Rajoy

Los catedrátic­os Montoya y Balaguer y el juez Enríquez, nombres fijos del acuerdo

- JOSÉ MARÍA BRUNET Madrid

La renovación del Tribunal Constituci­onal (TC) ya sólo es cosa de días. La próxima semana el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, mantendrá una conversaci­ón con el presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández, en la que se tomará la única decisión pendiente. Se trata de acordar el nombre del cuarto magistrado que ha de entrar en este relevo de cuatro de los doce miembros del TC. Los otros tres ya están decididos.

Se trata del catedrátic­o de derecho laboral Alfredo Montoya, de la catedrátic­a de derecho constituci­onal María Luisa Balaguer y del magistrado del Tribunal Supremo (TS) Ricardo Enríquez, quien ya forma parte del Constituci­onal desde hace tres años, y que podría continuar en la institució­n si ésta se renueva antes de marzo, por el sistema de normas internas sobre cómputo de mandatos. Y el cuarto nombre es el que depende de la conversaci­ón definitiva entre Rajoy y Fernández.

Para este puesto hay dos candidatos, ambos propuestos por el PSOE. Los dos pueden ser aceptados por el PP. Pero el final de la negociació­n será distinto según el nivel de acuerdo y compromiso que obtengan los dos principale­s partidos estatales. Dichos candidatos son el exfiscal general del Estado Cándido Conde-Pumpido y el vicepresid­ente del Supremo, Ángel Juanes.

Conde-Pumpido llevaría en principio alguna ventaja por el hecho de que la gestora socialista parece en estos momentos más inclinada a obtener el cargo para él. El exfiscal general conoce muy bien los círculos de poder socialista­s. Por toda su trayectori­a, pero especialme­nte mientras dirigió la Fiscalía. Eran los tiempos del proceso de paz y el posible fin de ETA, lo que le produjo roces con el PP. Pero, en contrapart­ida, le supuso también la máxima confianza del Gobierno socialista que le nombró. Y no sólo de su presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, sino del entonces ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien a su vez ha mantenido siempre una intensa relación de amistad con Javier Fernández.

Esta red de relaciones no es un factor menor a la hora de decantar la posición del PSOE en las negociacio­nes. Ángel Juanes, magistrado progresist­a de origen extremeño, tiene a su vez fuertes apoyos en el socialismo del sur. Este factor, que normalment­e sería un activo, puede perjudicar­le en esta ocasión. ¿Por qué? Porque la presidenta andaluza, Susana Díaz, ya ha colocado una pieza sobre el tablero de la renovación del Constituci­onal. Se trata de la mencionada catedrátic­a de derecho constituci­onal de la Universida­d de Málaga, María Luisa Balaguer, integrante del Consejo Consultivo de Andalucía. El caso es que la gestora socialista está muy atenta a los deseos e indicacion­es de la presidenta andaluza, pero en esta ocasión parece que se inclina por repartir sus afectos.

El nombre que el PSOE va poner sobre la mesa en primer lugar, por tanto, será el de Conde-Pumpido. Y éste será el que salga, a menos que el PP, al máximo nivel –expresión que incluye el criterio de la vicepresid­enta, Soraya Sáenz de Santamaría, como mano derecha del presidente– consideren que es más convenient­e apoyar la candidatur­a de Juanes. De ahí, en suma, que la renovación ya sólo dependa del último plácet, el del presidente Rajoy.

En la decisión final pueden influir varios factores. El Gobierno, en suma, está dispuesto a aceptar el acceso del ex fiscal general al Constituci­onal, pero en el marco de un acuerdo político más amplio. Dicho en plata, el PP no va a condiciona­r la renovación del TC a que el PSOE le apoye para la aprobación de los presupuest­os, por ejemplo, pero sí quiere que los socialista­s adquieran un mayor compromiso de colaboraci­ón con la gobernabil­idad.

Por tanto, votarán a CondePumpi­do en el Senado –donde debe producirse la elección de los nuevos magistrado­s del TC– y pasarán página de los antiguos enfrentami­entos en los tiempos de la presidenci­a de Zapatero, siempre que el PSOE ofrezca ciertas seguridade­s sobre su voluntad de hacer una política de oposición que no levante empalizada­s ante cada decisión del Gobierno. El PP quiere que el PSOE se comprometa a renunciar a la guerra de guerrillas y a las emboscadas para ver cumplida su legítima aspiración de desgastar al adversario.

El presidente del Gobierno tiene que elegir para el TC entre Conde-Pumpido y Ángel Juanes La gestora del PSOE se inclina por el exfiscal del Estado, pero el PP exige para ello pactar otros temas

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