La CUP decide el futuro del proceso soberanista
La votación interna por el presupuesto se prevé ajustada
“El asamblearismo debería ser consenso, y no tomar decisiones con votaciones”, afirman de forma crítica desde la CUP. Por cuarta vez en menos de un año y medio todos los ojos de la política catalana, y especialmente del independentismo, estarán puestos en un consejo político de la CUP. Pasó el 3 de enero del año pasado cuando se reunió para decidir si apoyaba la presidencia de Artur Mas; el 7 de junio, para decir no a la tramitación de los presupuestos del 2016 y el 12 de noviembre para dar el visto bueno, esta vez sí, a la entrada en el Parlament de las cuentas del 2017.
Sin una postura consensuada, hoy los representantes de las doce asambleas territoriales cuperas –la decimotercera, la de la Comunidad Valenciana, quedó desmembrada hace meses– se encuentran en Vilafranca del Penedès con un más que probable “sí ajustado”, según fuentes de la CUP, pese a no tener los resultados definitivos en la mano. “¡Sin el referéndum en el horizonte y las medidas de Ensenyament prometidas por el Govern a última hora eso estaría visto para sentencia para el no, y adiós al proceso!”, señalan.
Hacia la una de la tarde está previsto que miembros del secretariado nacional y diputados de la formación hagan público el resultado de las votaciones. De hecho, la reunión del consejo político más el grupo de acción parlamentaria (GAP) –formado por ocho organizaciones satélite de la CUP que también tienen derecho al voto– sirve para profundizar en el debate, pero la suerte ya está echada desde las asambleas territoriales. Si se presentan todos los delegados, son 64 votos, repartidos en 56 votos ponderados entre las doce asambleas, más el voto de cada una de las ocho entidades del GAP.
El jueves ya habían deliberado seis de estas asambleas; la otra mitad lo hacían ayer. Según admiten desde la formación, “es vox pópuli que la nordoriental da sus seis votos” al sí a los presupuestos. “Lo han hecho siempre”. La asamblea del Maresme también apostaría por la aprobación, aunque no de forma unánime. Y algo parecido podría ocurrir en la del Vallès Oriental, que celebró la asamblea ayer. La del Penedès, que acordó mayoritariamente permitir la tramitación de las cuentas, acude hoy a Vilafranca con la militancia dividida en este asunto.
En la otra cara de la moneda, están las asambleas como la del Baix Llobregat o la de Barcelona. La primera, tal como ya hizo notar
Vanguardia en noviembre, fue la única donde sus militantes decidieron dar más votos para detener la tramitación de las cuentas del 2017. Por lo tanto, a la espera de la reunión que celebró ayer, se da por hecho que volverá a posicionarse en contra. Igualmente sucede con la asamblea de Barcelona, que se inclina, aunque dividida, por el no.
Con respecto al grupo de organizaciones que apoyan a la CUP y que tienen derecho a voto, la mayoría optará por tumbar los presupuestos, en la línea de las tres otras votaciones decisivas en consejos políticos. De hecho, los trotskistas de Lluita Internacionalista y la Coordinadora Obrera Sindical (COS) ya emitieron comunicados asegurando la negativa a los presupuestos. Al contrario, la apuesta de Poble Lliure por facilitar la aprobación es segura. La participación de estas ocho entidades merece ser considerada: ha sido clave para inclinar la balanza en favor del no a Mas y evitar la tramitación de los números del 2016. Está en juego el proceso soberanista.
La mitad de las asambleas cuperas ya habían deliberado el jueves; la otra mitad inclinó la balanza ayer