Cuánta, cuánta creatividad
Como ayer era el día internacional de conmemoración en memoria de las víctimas del Holocausto, a la empresa checa Dostan Se Ven se le ocurrió aprovechar la oportunidad para montar un escape
room game, un juego de huida de esos que tienen mucho éxito en algunos países y que consiste en meterte en una habitación cerrada y dejarte una serie de pistas consecutivas que tienes que resolver para poder escapar. El juego en cuestión se llama Huida de Auschwitz .Lo presentaron días atrás. El precio promocional de la entrada es de 390 coronas checas, más o menos 15 euros. El jugador está prisionero en un campo de exterminación nazi, justo en la cámara de gas, y su objetivo es huir, evidentemente. El eslogan de lanzamiento es: “Te espera la última ducha, pero con una diferencia: de aquí puedes salir vivo”.
Albert Einstein dejó dicho: “Hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana... Y sobre el universo no estoy seguro”. La prueba de que no se equivocaba es que, ante la lluvia de críticas que le han caído encima, la empresa no sólo no ha dado marcha atrás y ha retirado la propuesta, sino que se ha reafirmado con la frase: “Aunque se trata de una actividad lúdica, con nuestra iniciativa más bien rendimos homenaje a las víctimas y subrayamos la importancia de aquella tragedia de la Segunda Guerra Mundial”.
Se tienen que tener unos cojones como pelotas de baloncesto para desplegar esta muestra de cinismo sin que se les caiga la cara de vergüenza. Un holocausto en el que se asesinó a millones de personas (judíos, gitanos, homosexuales, masones, librepensadores, republicanos españoles...) se convierte de repente en un juego de huida y dicen que lo hacen como homenaje. ¿Eso también podemos definirlo como posverdad? (Por cierto, si hay la posverdad también habrá la posmentira. ¿Qué es?) El presidente de la comunidad judía checa dice que no se trata de un hecho aislado: “No es la primera vez que en este país me encuentro sin saber qué hacer ante situaciones en las que se busca utilizar con finalidades comerciales el horror de los campos de exterminio”. El año pasado, cubrieron todo un autobús de una agencia turística checa con vinilos de fotos de los montones de muertos de los campos nazis. ¿Por qué lo hicieron? Para promocionar excursiones de un día al campo de Auchwitz-Birkenau, en la vecina Polonia, donde –sólo en este campo– murieron un millón cien mil personas. (También el año pasado, pero en Holanda, otra agencia turística montó un escape room game de esos. Consistía en meterte en un apartamento pequeñito como aquel donde Anna Frank y su familia se escondieron durante la ocupación nazi, y ella escribió su diario.) Imagino a los turistas participantes en Huida de
Auschwitz de vuelta a su casa: –Fue superdivertido. Nos encerraron en una cámara de gas (¡simulada, ja ja ja!) y nos dieron pistas. Alguna era difícil, pero la mayoría estaban chupadas. Huir fue superfácil.
Así avanza el mundo: ¡imparable!
“Hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana... Y sobre el universo no estoy seguro”