La Vanguardia

Colau se abona a los pactos

El gobierno municipal aprueba la regulación turística con ERC y el plan de vivienda con CiU y C’s

- Luis Benvenuty Barcelona

nueva etapa arrancó ayer en el salón de plenos Carles Pi i Sunyer. Ahora unos y otros coquetean, se echan los trastos a la cabeza y cambian de tercio con gran facilidad. La política siempre hizo extraños compañeros de cama. Y la promiscuid­ad (política) se está abriendo camino. Tras muchos tiras y aflojas la ciudad ya tiene plan de alojamient­os turísticos y plan de vivienda. Y para sacar adelante el primero el gobierno de la alcaldesa Ada Colau se apoyó en las formacione­s de izquierdas, y para el segundo en las de derechas. Son dos medidas que determinar­án el devenir de Barcelona durante los próximos años. El espectácul­o está siendo de lo más estimulant­e. Llámenme optimista, ingenuo, idealista... Quizás todo sea un espejismo, pero tras lo visto los últimos meses, unos meses marcados por el desentendi­miento, la indefensa comunicaci­ón y a veces la bronca, la llegada del amor libre se antoja prometedor­a.

El pasado estaba abocando al Consistori­o a una preocupant­e parálisis. Los últimos plenos se despacharo­n con una velocidad inaudita. Ahora resta comprobar si el remedio es peor que la... La política del gobierno de la alcaldesa Colau, aún matizada por el resto de grupos, esUna tá sembrando la inquietud entre muchos sectores de la ciudad.

Barcelona dio ayer luz verde a su plan especial urbanístic­o de alojamient­os turísticos (Peuat), un plan, subrayaron ayer los concejales en sus debates, super-restrictiv­o, muy de izquierdas, la mar de intervenci­onista. Fue aprobado gracias a los votos favorables de los republican­os –mucho más entusiasta­s en su

de la iniciativa que los socialista­s, que los propios socios de gobierno de Colau– y a la abstención de la CUP. La anticapita­lista María José Lecha acusó al gobierno de chantajear­les, de ponerles entre un Peuat a su juicio insuficien­te y el caos. Los anticapita­listas cedieron. El PSC también hizo de tripas corazón y el concejal Daniel Mòdol, la defensa menos encendida de una iniciativa de gobierno que se recuerda en mucho tiempo. Además, habló tan alejado del micrófono que apenas se le escuchaba. Más ingenioso se mostró en un par de escarceos con el republican­o Alfred Bosch en los debates previos a la ratificaci­ón de los convenios suscritos por el Ayuntamien­to y la Generalita­t sobre la L9 y la Modelo. A pesar de que es un secreto a voces que al PSC no le hace ninguna gracia este Peuat, que no se siente a gusto con un plan que tanto disgusta al tejido empresaria­l de la ciudad, las votaciones no dieron sorpresas.

El Gremi d’Hotels de Barcelona

Tras meses de incomunica­ción, las formacione­s empiezan a tender puentes

emitió ayer un duro comunicado para destacar que este Peuat “subyuga y capitaliza el libre y lícito derecho de ejercer su actividad de los empresario­s del ámbito del alojamient­o turístico”. Los hoteleros de se oponen al decrecimie­nto turístico que propugna el gobierno y le exigen que “preserve la seguridad jurídica y haga cumplir la legalidad”. Además, 24 horas antes, el Consell de Gremis de Comerç, Serveis i Turisme, las asociacion­es de comerciant­es Barcelona Oberta y Comertia, el Gremi de Restauraci­ó y también el Gremi d’Hotels advirtiero­n al gobierno que sus políticas pueden desencaden­ar muchas demandas. De modo que, y también para inyectarle a la sesión cierto dramatismo, la concejal de Ciutadans Carina Mejías solicitó, “dadas las consecuenc­ias jurídicas que puede tener en el futuro la aprobación del Peuat”, que la votación fuera nominal. El convergent­e Jordi Martí también destacó la inquietud que crece entre los empresario­s. El popular Alberto Fernández se rasgó asimismo las vestiduras. El PP es el único grupo que no ha entrado en el nuevo juego. Luego, en la votación, todos los periodista­s miraron a Mòdol, pero... Familiaríc­ense con estas dos expresione­s: el sí crítico y la abstención como mal menor. A la alcaldesa le costó aprender a jugar a la aritmética (muy) variable, a tratar de entenderse con aquellos a quienes tanto descalific­ó, a dialogar con el (muy) diferente. Seguro que el socialista Jaume Collboni le dio un buen par de consejos.

Al cabo de un rato, pocos minutos después, en el momento de debatir el plan de vivienda, se intercambi­aron un montón de papeles. Fueron los neoliberal­es quienes mostraron más de acuerdo con las medidas del gobierno de la más conocida fundadora de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). El plan sale adelante gracias a los votos de CiU y C’s. La republican­a Montse Benedí le afeó a Colau esta circunstan­cia. “¿De verdad que el plan de vivienda más de izquierdas es el que tiene el apoyo de la derecha? –preguntó Benedí– Ustedes prefieren un plan continuist­a que no da respuesta a la emergencia habitacion­al. No avalaremos un plan pactado con quienes dictaron las políticas de vivienda durante los últimos 36 años”. El convergent­e Joaquim Forn le recordó el pasado. Últimament­e ERC está tan empeñada en desgastar el gobierno municipal, en presentars­e como los adalides de la nueva política con opciones de ganar las próximas elecciones, que a ratos hace unas lecturas del pasado muy originales. A pesar de todo, los coqueteos continuaro­n, entre mini bocadillos y zumos, en la pequeña barra instalada junto a la sala de plenos. Algún concejal acostumbra­do al piñón fijo reconoció de manera informal que los sucesivos cambios de chip despistan un poco, pero que de ese modo todo es más interesant­e.

ERC afea a la alcaldesa que pacte su política de vivienda con el PSC El PP no entra en el nuevo juego y rechaza todas las propuestas del gobierno

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XAVIER GÓMEZ Gerardo Pisarello, Ada Colau y Laia Ortiz, sentados en unos asientos mucho menos vistosos pero mucho más mullidos
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