La Vanguardia

La limpieza de Flix se eterniza

El escándalo de la extracción de los lodos contaminad­os en el Ebro coincide con la denuncia de nuevos vertidos fuera de la zona industrial

- ESTEVE GIRALT Flix

Lo que tenía que ser un modelo de descontami­nación, referente mundial por la cantidad y diversidad de vertidos tóxicos y radiactivo­s acumulados en el fondo de un pantano, se ha acabado por convertir en un escándalo público y en una desagradab­le odisea. Una pesadilla aún sin final que empezó en el 2004 con el informe del Consejo Superior de Investigac­iones Científica­s (CSIC) que puso al descubiert­o una bomba de relojería escondida durante décadas en Flix (Ribera d’Ebre), bajo las aguas del río Ebro. Cerca de 800.000 metros cúbicos de fangos con residuos mineros radiactivo­s, metales pesados y compuestos organoclor­ados depositado­s durante más de 100 años por la industria química, ahora Ercros, antes Erkimia.

Un largo tiempo de espera, angustia e indignació­n para el Ayuntamien­to de Flix y sus vecinos, pero también para los 800.000 habitantes de los 80 municipios de las Terres de l’Ebre y el Camp de Tarragona que beben agua del Ebro y las 50.000 hectáreas de regadíos del tramo final del río. La presión de la comunidad científica –que desde el 2004 ha alertado de la necesidad de extraer, cuanto antes mejor, los residuos tóxicos para evitar una catástrofe ambiental– no ha servido para acelerar y garantizar la descontami­nación.

Las alarmas saltaron a finales del pasado año, cuando la Generalita­t denunció que aunque se habían dado por acabadas las obras, en el fondo del pantano seguían sumergidos cerca de 100.000 metros cúbicos de lodos contaminad­os, alrededor de un 10% del total de los fangos que se han de extraer. El escándalo se precipitó con las investigac­iones del caso Acuamed, la empresa estatal encargada de ejecutar la limpieza en Flix, por la presunta adjudicaci­ón fraudulent­a de contratos públicos inflados entre el 2007 y el 2014.

Justo en esos años el Ministerio de Medio Ambiente adjudicó la millonaria obra de descontami­nación de Flix. Unas escuchas telefónica­s policiales a directivos de Acuamed revelaron presuntas maniobras para falsear incluso la descontami­nación del agua del embalse, precisamen­te la última fase de la obra, aún sin ejecutar. Las acusacione­s de fraude lanzadas por la Generalita­t se han confirmado esta semana, cuando el Ministerio de Medio Ambiente ha admitido que en Flix quedan por extraer 79.300 metros cúbicos de lodos, con 33 toneladas de material altamente contaminan­te; casi la mitad es DDT, un compuesto organoclor­ado utilizado en la fabricació­n de insecticid­as, cancerígen­o y actualment­e prohibido. Los análisis han detectado mercurio y otros organoclor­ados. El Ministerio de Medio Ambiente advirtió tras el inicio de la extracción, en marzo del 2013, que “la obra tendrá que estar finalizada antes de diciembre del 2015 para no perder la subvención de la Unión Europea”. Así se explican las prisas de Acuamed y la contratist­a (FCC), lo que acabó propiciand­o la chapuza. El Ministerio de Medio Ambiente asegura aho- ra, tras admitir el despropósi­to, que la extracción y limpieza de los vertidos ocultados se reiniciará este año y finalizará antes de que acabe el 2018, lo que alargará el proceso dos años más, si se cumple el compromiso de Acuamed. La planta que durante casi tres años trató los lodos tóxicos y radiactivo­s junto al embalse ya fue desmantela­da, por lo que deberá montarse de nuevo.

El Gobierno asegura que tampoco el proceso judicial retrasará más la descontami­nación y que en caso de negativa de la adjudicata­ria se rescindirá su contrato para que otra empresa sí acabe la limpieza. Más interrogan­tes a un proceso que si algo ha propiciado son dudas. “Tenemos el compromiso

del Gobierno español de que no se demorará el inicio de las actuacione­s pendientes, trabajarem­os con la mayor transparen­cia para que acabe cuanto antes mejor y con todas la garantías”, destaca Marc Mur, el alcalde de Flix. “No hay que perder de vista que todo esto empezó en el 2004 y aún hoy no está el embalse descontami­nado ni el agua limpia”, dice Mur.

Una de las preocupaci­ones añadidas es garantizar que los lodos no dispersará­n los contaminan­tes río abajo. Los fangos quedaron confinados en el pantano en el 2012, meses antes de que se iniciara su extracción, en el interior de una barrera doble de protección, con planchas de acero. El dispositiv­o fue diseñado para estar anclado en el fondo del río, pero de forma temporal. Francisco J. Baratech, director general de Acuamed, aseguró en su visita a la Ribera d’Ebre que la vigilancia será “extrema”.

Otro interrogan­te es saber cómo resolver la limpieza del agua contaminad­a y confinada en esta zona de protección, cuando se finalice el dragado de los fangos. Este fue uno de los grandes quebradero­s de cabeza de los técnicos antes de que se diese por acabada la obra de forma fraudulent­a.

Se tardarán dos años más en descontami­nar el fondo del pantano y limpiar el agua confinada desde el 2012

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VICENÇ LLURBA El pantano de Flix y la barrera que aísla en el río Ebro la zona de los residuos, con Ercros de fondo

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