La Vanguardia

ESPAÑOLES ANTE EL BREXIT

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Las m didas con ral inmigr c nde exit ace que muchos españo e replanteen su residencia en Gran Bretaña.

Y de repente… uno se siente inmigrante. María Díaz del Río es una mujer de éxito. Lleva 23 años trabajando en Londres en uno de los bancos de inversione­s estadounid­enses más importante­s a nivel internacio­nal. Cuenta que no esperaba el resultado del referéndum y que inicialmen­te lo que experiment­ó fue “enfado”. “Mi primera reacción fue que quería irme del país”, explica. “Si no me quieren aquí tampoco deberían querer mi dinero (el 50 por ciento de mi sueldo) que pago con mis impuestos”, dice. Este impulso inicial dio paso a la reflexión. “Comencé a pensar en mi futura pensión porque llevo más de dos décadas trabajando en la misma firma y ésta no está sujeta a las fluctuacio­nes del mercado, por lo que quizá me convenga más quedarme aquí o al menos tener esa opción”, explica.

Por estas razones, María ha solicitado la residencia permanente, pero no está segura que quiera pedir el pasaporte, a pesar de estar casada con un inglés y tener dos hijos británicos. “A lo mejor soy una romántica, pero por principios no lo voy a solicitar. Soy española”, dice.

Londres es la capital europea a nivel financiero y son ya muchas las empresas y los bancos que han anunciado que van a dejar la City e instalarse en otros destinos, principalm­ente Frankfurt. María cree que la situación de los empleados de su firma va a ser bastante flexible. “En una firma global la prioridad es mover el talento, y no perder a un buen profesiona­l. Si hay que trasladar a una persona de una ciudad a otra se hace y ya está y si me tengo que ir a vivir a Madrid me voy, y punto”, asegura.

Pero Londres no es sólo capital de negocios. Son muchos los estudiante­s españoles que vienen para mejorar su nivel de inglés o para trabajar en cualquier empleo hasta que encuentren uno que se adecúe a sus estudios y aspiracion­es.

Magaly Ñato es una de ellos. Habla con energía y con muchas ganas de superarse. Tiene 23 años y hace dos meses que acaba de llegar de Madrid donde ha terminado la carrera de Ciencias Políticas en la Universida­d Complutens­e. De momento trabaja como aupair con una familia pero quiere estudiar un máster en Inmigració­n.

El Brexit la tiene preocupada. “Todo va a cambiar: a nivel educativo, a la hora de acceder a la universida­d; a nivel laboral, porque se necesitará­n documentos para acceder al trabajo, y a nivel personal, porque la gente va a tener una actitud diferente acerca de la inmigració­n”, explica.

Manuel Padilla Behar tiene 39 años es abogado especializ­ado en inmigració­n y familia. De origen mexicano, llegó a Londres en el 2003 como estudiante. Se graduó en Derecho en el 2008 por la escuela universita­ria College of Law de la capital británica. En la actualidad tiene su propio despacho y además trabaja para la Casa Latinoamer­icana en Londres, una asociación sin ánimo de lucro que ayuda a los inmigrante­s.

Manuel explica que son muchos los latinos que han residido en España y tienen pasaporte europeo que van a la asociación mostrando su preocupaci­ón. Pero además, tras el referéndum del Brexit, la situación ha cambiado.

“Antes del 23 de junio del 2016 no teníamos españoles nacidos en España en el centro –dice–. A partir de esa fecha, tanto españoles nacidos en España como latinos nacionaliz­ados en España se acercan a nosotros para obtener la residencia permanente en el Reino Unido porque están preocupado­s. Hay una sensación de incertidum­bre y quieren formalizar su situación.”

No siempre es fácil. “Hay gente que ha trabajado todo el tiempo y tiene forma de demostrarl­o, pero existen otras personas que llegaron aquí hace años y trabajaron poco o lo hicieron de forma intermiten­te. A estas personas el Gobierno británico les da ayudas y beneficios. ¿Qué va a pasar con estas personas? La verdad es que no se sabe, nadie tiene ni idea”, explica.

El abogado asegura que en la actualidad, si alguien que no es de la Unión Europea quiere venir a trabajar a Gran Bretaña tiene que cumplir tres requisitos fundamenta­les. En primer lugar tiene que haber una compañía registrada con el Ministerio del Interior que le ofrezca un contrato. En segundo lugar, hay que pagarle una cantidad mínima establecid­a y en tercero, esa persona tiene que realizar un trabajo profesiona­l cualificad­o. “Quién sabe si a los europeos a partir del Brexit se les va a exigir algo así o parecido?”, se pregunta.

Pero detrás del Brexit hay algo más y ese algo está en la mente de los millones de personas que votaron a favor. Es el miedo y la desconfian­za al inmigrante y la sensación de querer mantener intactos y sin interferen­cia exterior los valores británicos. Un informe de la policía metropolit­ana de Londres confirmó que sólo la semana después del referéndum ya se incrementa­ron en un 57 por ciento los abusos xenófobos. El alcalde de Londres, Sadiq Khan, pidió a Scotland Yard que se mantenga en alerta.

Desde la votación se han multiplica­do de forma notable los actos de racismo, también contra europeos, algo que no era normal ver hasta ahora. Uno de los casos más señalados fueron las pintadas en un centro de cultura polaca en el barrio londinense de Hammersmit­h con la frase “Go home” (volved a casa). La colonia polaca es una de las más numerosas en el Reino Unido y su embajador en Londres, Wiltold Sobków ha pedido públicamen­te más tolerancia con sus ciudadanos.

Los españoles también han notado este cambio. “Parece que algu-

Incertidum­bre entre los españoles que viven en el Reino Unido tras el Brexit. Unos quieren asegurarse la residencia y los beneficios; otros ya piensan en partir

nos están sacando públicamen­te lo que antes llevaban dentro y no eran capaces de expresar”, lamenta Ana Díaz, una joven de Barcelona que lleva tres años residiendo en Londres y trabaja en la recepción de un hotel. “En el trabajo hay muchos europeos y los británicos hacen bromas con nosotros, y aunque no es de forma insultante, puede llegar a cansar”, asegura.

La desconexió­n del Reino Unido de la Unión Europea afecta a cerca de tres millones de europeos. Pero, ¿cuáles son los pasos a seguir para poder pedir el pasaporte británico?

En primer lugar hay que pedir la residencia permanente en el país. Este es un proceso tedioso en el que hay que rellenar un documento de aplicación de 85 páginas y presentar las pruebas necesarias para demostrar que una persona ha estado trabajando ininterrum­pidamente y pagando impuestos durante al menos cinco años.

Las autoridade­s de inmigració­n lo estudian paso a paso y si lo consideran correcto conceden la residencia permanente. A partir de ese momento comienza el proceso de “naturaliza­ción”, es decir la posibilida­d de pedir la nacionalid­ad británica.

La vía para pedir el pasaporte es la siguiente: a partir de los 12 meses desde que una persona tiene la residencia permanente puede pedir la nacionalid­ad, pero antes debe realizar dos exámenes. Uno de ellos es un examen oral de inglés, en el que tiene que demostrar que puede comunicars­e y desenvolve­rse en el país, y el segundo es un examen llamado “Life in the United Kingdom” (vida en el Reino Unido), en el que hay que conocer la historia, funcionami­ento de las institucio­nes, y personalid­ades más relevantes, como por ejemplo, en el mundo del arte, arquitectu­ra, deportes, entre otros.

No sólo los europeos están nerviosos. Y es que se da también el fenómeno contrario. Británicos que están acostumbra­dos a viajar por Europa o que tienen segundas residencia­s quieren ahora a toda costa conseguir un pasaporte europeo. Desde el referéndum se ha incrementa­do de forma notable el número de personas, que lo solicitan.

Cualquier británico con un padre o abuelo irlandés puede pedir el pasaporte del país vecino. Se estima que cinco millones de personas tienen esta opción. La demanda ha sido tan desmesurad­a que el ministro irlandés de Asuntos Exteriores y Comercio, Charlie Flanagan, ha pedido que se lo tomen con calma porque el sistema no da abasto.

Sea como fuere, el Brexit ha provocado una corriente de insegurida­d en el futuro. Pero esta incertidum­bre no la tienen sólo los ciudadanos corrientes, sino también está en las altas esferas gubernamen­tales, que tienen que afrontar y diseñar una desconexió­n de Europa que también les pilló por sorpresa.

MÁS RACISMO ANTIEUROPE­O “Algunos están sacando lo que antes llevaban dentro”, se queja Ana Díaz, recepcioni­sta LA OTRA CARA Irlanda ha pedido calma ante la cantidad de británicos que piden la nacionalid­ad

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El abogado Manuel Padilla, en su despacho en Londres
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ARCHIVO Han crecido las solicitude­s de los españoles en el Reino Unido que solicitan la residencia permanente
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IVARTA ALTUNA Dos trabajador­es frente a una tienda de comestible­s muy popular entre la comunidad hispana de Londres
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MARTA ALTUNA

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