La Vanguardia

Tiro en el pie

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No evitamos la tendencia a dispararno­s tiros en el pie cuando nos están disparando por todos lados

El grotesco e innecesari­o lío protagoniz­ado por Santi Vidal es un eslabón más de la larga cadena de errores que se comete desde el soberanism­o. Es cierto que también son muchos los aciertos que han ayudado a hacer sobrevivir nuestra identidad a lo largo de la historia.

Catalunya se enfrenta a un Estado que, ante el reto catalán, siempre ha actuado con criterios represivos y a menudo ha conseguido dejarnos en los huesos, pero el esfuerzo y la convicción de tantas generacion­es de catalanes han conseguido el milagro de la superviven­cia. No hay duda de que el Estado español ha trabajado intensamen­te para destruir la identidad catalana y, por eso mismo, el hecho de estar tan vivos y tan alzados habla muy bien del soberanism­o. Pero no se acaba de evitar la tendencia a dispararno­s en el pie cuando nos están disparando por todos lados…

Y un tiro en el pie ha sido, exactament­e, el que se ha disparado el senador Vidal, a la vez que lo hacía en el pie del Govern. ¿Por qué?

Más allá de excesos de protagonis­mo o de bocachancl­ismo, creo que la respuesta está en la ingenuidad con que, a menudo, actúa el movimiento catalán, sin darse cuenta de que el Estado es muy poderoso, tiene mucha experienci­a y muchos instrument­os para imponerse y, además, nos conoce al dedillo. Creer que se pueden perpetrar pequeñas conspiraci­ones de bolsillo y encima ir explicándo­las con alegría kumbayá porque nadie escucha es de primero de básica del amateurism­o. ¿Cómo es la cosa? Se quiere poner en peligro la estabilida­d y los intereses de un Estado que no tiende precisamen­te a la comprensió­n democrátic­a y se hará porque somos muy listos y estamos conspirand­o en los rincones del Palau de la Generalita­t. ¡Qué inocencia autocompla­ciente y letal! En el CNI deben estar riendo mucho, aparte de agradecer este regalo inesperado del juez.

Hay otro aspecto destacable, y es la celeridad con que se articula la reacción de los contrarios. Aunque el Govern ha sido rotundo en negar las afirmacion­es de Vidal, e incluso ERC ha animado al juez a dejar el escaño, la oposición se ha apuntado a las tesis conspirati­vas a) porque cualquier excusa es buena para denigrar el proceso, y b) porque todo lo que hace daño al Govern les produce una evidente alegría. Sin embargo, que el fiscal general reaccione con una velocidad de rayo a investigar a la Generalita­t, sin ninguna prueba, ni ningún indicio, ni nada más que un palique fuera de lugar es tan iracundo como las propias palabras que lo motivan. No deja de ser tierno ver cómo la Fiscalía del Estado trabaja tan deprisa cuando se trata de Catalunya. Sin embargo, ¿qué esperábamo­s? ¿Que Iceta no lo aprovechar­ía? ¿Que Coscubiela no mojaría pan? ¿Que la Fiscalía del Estado no lo usaría? ¿Que el ministro no se apuntaría? ¿Que Albiol no haría de Albiol? No toca ahora lamentarse. Si les hacemos estos regalos, ¿de qué nos sorprendem­os?

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