Misiles en propia puerta
El movimiento independentista en Catalunya tiene una cierta tendencia a pegarse tiros en el pie de vez en cuando, pero el juez y futuro exsenador por ERC, Santi Vidal, le ha lanzado sin querer un misil atómico directo al corazón. Primero, porque ha dado un almacén lleno de munición al enemigo: una Fiscalía siempre dispuesta a actuar a toda prisa para asediar judicialmente al movimiento y a sus dirigentes. Las horas y horas de grabación de las conferencias que Santi Vidal ha ido dando, y que el olfato y la paciencia del periodista Cristian Segura han convertido en titulares de impacto, abren tantas posibles líneas de acusación que estoy segura que les van a durar meses. Desde la obtención y uso ilegal de datos fiscales privados hasta investigaciones y listas negras de jueces pasando por partidas ocultas en los presupuestos de la Generalitat para hacer el referéndum, en Madrid van a estar mojando pan meses enteros. Y también la oposición, que tendrá a todo el Govern compareciendo para asediarles a preguntas y exigencia de explicaciones totalmente justificadas.
Segundo: el tono fanfarrón del juez bocazas rompe con una de las normas autoimpuestas de los líderes soberanistas. Ser cuidadosos, serios y responsables con las ilusiones y esperanzas de los catalanes, impecables en las formas, para hacer evidentes, según este patrón de comportamiento, la agresividad, pasividad o indiferencia de las administraciones y partidos contrarios a la independencia. No vale que Santi Vidal, en el comunicado en el que se excusa y anuncia su renuncia, diga que sus declaraciones se hicieron en un contexto coloquial y con espíritu didáctico pero que, “tomadas en su literalidad, no se ajustan a la realidad”. Una mentira es una mentira, sea dicha en lenguaje versallesco o argot de taberna. Si es cierto todo lo que ha ido contando por Catalunya, son hechos graves que contaminan el movimiento independentista. Si es falso, ¿cómo se le ha permitido durante tanto tiempo hablar en nombre del soberanismo contando cuentos chinos?
Y tercero, porque esta columna no es infinita, las revelaciones de Santi Vidal sobre las actuaciones del Govern lanzan una mancha, una sombra de sospecha sobre procedimientos ilegales y trampas en la sombra que será muy difícil limpiar. Justifica el infame argumento del “y tú, más”, cada vez que se recuerde el repugnante episodio del ministro del Interior Fernández Díaz conspirando en su despacho con el jefe de la Oficina Antifrau de Catalunya, Daniel de Alfonso, y con la Fiscalía afinando el conjunto. Ahora, todo –la vil conversación ministerial y la supuesta actuación en la sombra de la Generalitat– caerá en el mismo saco. Sea o no de justicia.
Esta ha sido la semana que empezaba con la conferencia en Bruselas del presidente Puigdemont, el vicepresidente Junqueras y el conseller Romeva. Una conferencia que, de forma evidente, puso de los nervios al Gobierno español, al Partido Popular y a todos los contrarios al independentismo. Una puesta en escena que se quiso mimar hasta el último detalle, complementada con entrevistas dadas por los tres protagonistas a medios internacionales. Pero será la semana que pasará a la historia por las batallitas contadas a vera del fuego soberanista por Santi Vidal y su efecto destructor en términos de imagen y legitimidad. En resumen: olé, tú.
Si es cierto todo lo que ha ido contando Santi Vidal, son hechos graves que contaminan el movimiento independentista