La Vanguardia

El estilo Trump o cómo echar a perder una corbata de siete pliegues

Trump abandera la peor manera de llevar la corbata, eterno símbolo de elegancia masculina

- MARGARITA PUIG

Marinella, firma de los líderes, se negó hace 30 años a hacer negocios con el mandatario Las ‘seven foder’ se cosen a mano y no llevan relleno ni costuras

Las corbatas y los nudos de siempre. Más largas o más cortas, agarradas al cuello o desajustad­as. Rígidas o flexibles. Vistosas o sobrias. Con o sin pasador... Se lleven como se lleven, todas destilan su mensaje. Hablan, poco o mucho, de la personalid­ad de su portador.

Excesiva en largo y en tono, asomando por encima del traje y con muchos más centímetro­s (tapando hasta la hebilla del cinturón) de lo que las normas de protocolo exigen, la corbata más comentada de los últimos días ha sido la que Donald Trump lució el día de su toma de posesión. Un desacierto total, eso sí, en rojo republican­o, que sumó a su manía de llevar también americanas grandes con los hombros caídos y de arrastrar los bajos de los pantalones. Todo tan sobredimen­sionado como su discurso.

“No todo el mundo sabe llevar una corbata. Dicen que es el símbolo de la elegancia masculina por excelencia, pero para eso, hay que escoger una pieza que encaje con las proporcion­es de quien la luce y con su personalid­ad”. Esa es la visión de Maurizio Marinella. Es el representa­nte de la cuarta generación de la probableme­nte más internacio­nal de las firmas de corbatas de todo el mundo. La que en 1914 abrió Eugenio Marinella en la elegante Riviera di Chiaia de Nápoles. Veinte metros cuadrados donde se realizan a mano las piezas que han vestido desde Luchino Visconti y Aristótele­s Onassis, al rey Juan Carlos, Alberto de Mónaco, Giorgio Napolitano y los presidente­s de Estados Unidos John F Kennedy y Bill Clinton. “Y que se han convertido en un regalo

Cuando es a medida y se confeccion­a de forma artesana, la caída es impecable El nudo español es para corbatas y cuellos normales, y el simple, para los cerrados

de Estado”, añade. Está en lo cierto: Ese gesto lo iniciaron los organizado­res de la reunión del G-7 en Nápoles en 1994 y muchos han seguido su ejemplo.

También Donald Trump se interesó en su día por la firma napolitana: “Un día, hace exactament­e 30 años, mi padre, Luigi, recibió una carta firmada por el hoy presidente que lo invitaba a abrir un negocio dentro de la Trump Tower de Nueva York”, cuenta Maurizio Marinella . “Rechazó mediante una amable carta expresando nuestra dificultad para moverse de Nápoles, pero ahora que Trump es el nuevo presidente recibirá su Marinella. Le enviaremos un regalo como homenaje”, resume Maurizio.

¿Las mejores corbatas? Son a medida , claro, y de siete pliegues: “Son las seven foder. La entretela del interior está confeccion­ada con la misma seda del exterior”, explica Luis Sans, responsabl­e de la tienda multimarca de lujo Santa Eulalia, que cuenta con un corner exclusivo de Marinella. “Exigen una mayor cantidad de seda y quedan abiertas en su parte posterior, permitiend­o observar toda su arquitectu­ra. Se confeccion­an con una sola pieza de tela (no llevan relleno ni costuras: no hay que unir piezas) y toda la corbata, incluido su ribete, se cose a mano”, añade.

Sean o no de siete pliegues, no hace falta girarlas ni tocarlas para saber si una corbata es buena. El suizo François Viñas, creador de la marca Atelier F&B (un gigante del sector cuya manufactur­a está en Francia), explica que es un tema sensacione­s: “Cuando se anuda una corbata y el nudo cae bien y no se gira, podemos estar seguros de que es una prenda bien hecha. Con una tela noble y con un patrón acertado. Pero también hay que acertar la medida, claro” .... Aquí lo tienen. Vean las imágenes de los diversos líderes que acompañan este texto, y sus corbatas... Hasta Mark Zuckerberg la luce mejor que Trump, pero tampoco verán ninguna mejor llevada que la de Bernard Arnault, alma del todopodero­so LVMH.

Porque no es sólo la elección de la tela, el estampado o la medida. También cuenta la camisa, el traje y ¡anudarla! Destaca el nudo español para corbatas y cuellos normales, el simple para cuellos cerrados, el americano para abiertos y el italiano para cuellos abiertos de punta, además del nudo de pajarita o lazo. Los entendidos saben también de la existencia del Shelby (o nudo ancho), el doble, el Ascot (como una lazada) y el de pañuelo, muy apropiado para vestir de sport.

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los últimos tiempos es Donald Trump, tan larga como desacertad­a. A veces recurre a ella Carles Puigdemont y es habitual en Enrique Peña Nieto, Manuel Valls, Mariano Rajoy o Paolo Gentiloni
 ??  ?? diversos como Mario Draghi, Bernard Arnault, Karl Lagerfeld o el príncipe Carlos de Inglaterra. Eso sí, cada uno, a su manera y con su estilo. Pero quizá quien ha dado que hablar más de su corbata en
diversos como Mario Draghi, Bernard Arnault, Karl Lagerfeld o el príncipe Carlos de Inglaterra. Eso sí, cada uno, a su manera y con su estilo. Pero quizá quien ha dado que hablar más de su corbata en
 ??  ?? Doce nudos Todos, hasta los más reacos, como Bill Gates o Mark Zuckerberg, llevan tarde o temprano la corbata. Es el símbolo de la elegancia masculina por excelencia ue une a personajes tan
Doce nudos Todos, hasta los más reacos, como Bill Gates o Mark Zuckerberg, llevan tarde o temprano la corbata. Es el símbolo de la elegancia masculina por excelencia ue une a personajes tan
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