La Vanguardia

Elecciones francesas

- JOAN DE SAGARRA

Hoy se vota en Francia la segunda vuelta de las primarias de la izquierda para elegir al candidato en las elecciones presidenci­ales, que se celebrarán dentro de doce semanas. Se enfrentan Manuel Valls, el ex primer ministro del presidente François Hollande –que renunció a volver a presentars­e– y Benoit Hamon, exministro de Educación del Gobierno Valls, quien en su día exigió su cabeza al presidente Hollande. El favorito es Hamon, quien en la primera vuelta, celebrada el pasado domingo, superó a Valls: 36,35% de votos contra 31,11% del primer ministro barcelonés, barcelonés de nacimiento.

Valls representa la izquierda “responsabl­e y gestionari­a”, mientras que Hamon es la imagen de la izquierda “pura y perfecta”. Pero eso da igual, porque tanto si gana uno como si gana el otro, no se garantiza en absoluto la unión de la izquierda, el ansiado rassemblem­ent. Valls y Hamon se detestan el uno al otro –como se puso de manifiesto en el debate televisivo del miércoles–, y si gana Hamon, como aseguran las encuestas, lo más probable es que un número considerab­le de socialista­s de toda la vida den su voto –en la primera vuelta de las presidenci­ales– a Emmanuel Macron. Y entonces se repetirá la jugada, pero esta vez los que se enfrentará­n serán Emmanuel Macron, la izquierda –es un decir– reformista, y Jean-Luc Mélenchon, la izquierda revolucion­aria, y el resultado será el mismo: perderá la izquierda a falta de rassemblem­ent ,de unidad. La izquierda sólo gana unida. Y empezará una nueva crisis, que para algunos será agónica, para otros de crecimient­o y para los más sensatos de necesaria refundació­n.

Pero lo que ocurra hoy entre Hamon y Valls no reviste un gran interés. Hoy en día, el interés o cuando menos la curiosidad de los franceses se centra en la persona del ganador de las primarias de la derecha, François Fillon, al que se investiga por pagar a su mujer un sueldo por un cargo ficticio. Lo contaba el pasado jueves en este diario Rafael Poch, nuestro correspons­al en París. La esposa de François Fillon, Penelope Kathryn Fillon, “galesa, de 60 años, discreta ama de casa dedicada a los hijos y al hogar, descrita por el párroco de Solesmes, localidad donde se encuentra su château-residencia, en el noroeste de Francia, como ‘una mujer de oro, discreta, que sabe guardar las formas y educar a los hijos’, se embolsó 600.000 euros, la mayor parte de dinero público, en una larga carrera como supuesta ayudante de su marido y colaborado­ra de una revista literaria entre los años 2001 y 2013”. Eso es lo que escribía Poch haciéndose eco de la informació­n aparecida en el semanario satírico Le Canard Enchaîné.

Los diputados franceses disponen, a parte de su sueldo, de un fondo de 9.561 euros mensuales para remunerar hasta a cinco colaborado­res. Entre estos colaborado­res hay esposas, maridos, padres, madres, hijos, parientes y algún que otro querido o querida. Pues bien, la señora Fillon, esposa del candidato republican­o al Elíseo, pese a afirmar en repetidas ocasiones que se mantenía al margen de la vida política de su marido, parece ser que cobró 500.000 euros como asistenta de su marido diputado sin hacer de asistenta. De confirmars­e la informació­n del Canard Enchaîné, ello supondría un serio inconvenie­nte a las aspiracion­es del honesto e irreprocha­ble –presume de ello– candidato a la presidenci­a de la república. Al menos, eso es lo que dicen los periódicos.

Para un españolito, como es mi caso, esos 500.000 euros que podría haber cobrado la señora Fillon por su bonita cara, sin dar ni golpe, me dejan bastante frio. La verdad, me cuesta creer que ese medio millón de euros regalados a su esposa –o al matrimonio, en el caso de que hayan sido ingresados en una cuenta común– puedan causarle algún disgusto al candidato Fillon. España es uno de los países más corruptos del planeta y el partido que felizmente nos gobierna es famoso por su índice de corrupción. ¿Por qué Francia tendría que ser distinta? ¿A quién beneficia el posible regalo del candidato a su esposa? ¿A la señora Le Pen, a la que las encuestas dan como más que posible contrincan­te de Fillon en la segunda y definitiva vuelta de las presidenci­ales de mayo?

La señora Marine Le Pen, menudo angelito de señora. Hace un par de años, el señor Martin Schulz, a la sazón presidente del Parlamento europeo, investigó al Front National por algo muy parecido a lo que hoy se le acusa al candidato Fillon. Según las normas del Parlamento europeo, no se puede ser remunerado por dicho Parlamento y trabajar para un partido. Pues esto es lo que ocurrió hace un par de años. Veinte asistentes, colaborado­res de los diputados Jean-Marie Le Pen, Marine Le Pen y Bruno Gollnisch trabajaban para el partido en Francia y figuraban como asistentes en el Parlamento, pagados por él, sin que más de uno hubiese jamás pisado Estrasburg­o o Bruselas. Fue un escándalo. El viejo Le Pen fue obligado a pagar 320.000 euros; su hija, 339.000 –se los cobraron reduciéndo­le el sueldo a la mitad–, y Bruno Gollnisch, 380.000.

Comprendo que los periódicos franceses se refocilen con la informació­n que les ha facilitado Le Canard Enchaîné. Sin ese medio millón supuestame­nte regalado por su marido a la señora Fillon la carrera hacia el Elíseo sería bastante aburrida. Salvo el final, en el que, créanme, ese medio millón no pintará nada. O gana la señora Le Pen y todos a temblar, o gana Fillon y la izquierda de nuevo en la oposición, a refundarse o a lo que sea, que siempre es mejor que sufrir en el poder. PS: El pasado domingo al hablar del colega Francesc Canosa les dije que cada miércoles se le puede encontrar en la última página del diario Ara. Me equivoqué: se le puede encontrar los jueves.

O gana la señora Le Pen y todos a temblar, o gana Fillon y la izquierda de nuevo en la oposición, a refundarse

 ?? POOL / REUTERS ?? Benoît Hamon y Manuel Valls, en el debate televisivo
POOL / REUTERS Benoît Hamon y Manuel Valls, en el debate televisivo
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain