El ‘noir caribeño’, nuevo género
‘Cuatro estaciones en La Habana’ es la adaptación televisiva de las novelas de Leonardo Padura que hoy estrena Movistar Series Xtra
Como “noir caribeño”. Así define
Cuatro estaciones en La Habana su director Félix Viscarret, que ha llevado a la pantalla este thriller policiaco basado en la serie de novelas del escritor cubano Leonardo Padura, uno de los máximos renovadores de la novela negra. Tornasol Films (El secreto de sus ojos) y Nadcon Film (trilogía Millenium) han rodado una versión cinematográfica para estrenar en salas y una versión seriada para televisión, que esta noche estrena Movistar Series Xtra a partir de las 22.20 h.
La serie y la película están dirigidas por el español Félix Viscarret
(Bajo las estrellas) y protagonizadas por el actor cubano Jorge Perugorría que se mete en la piel de su protagonista el policía Mario Conde. Se compone de ocho episodios: cada dos abarcan una estación del año (correspondiente a cada novela) y un caso diferente. Esta producción adapta las cuatro novelas de Padura: Vientos de Cuaresma, Pasado
perfecto, Máscaras y Paisaje de otoño. El mismo escritor se ha encargado de los guiones junto a su esposa, la también guionista Lucía López Coll. Aclamadas por la crítica, las novelas gozan de enorme prestigio en todo el mundo y han sido traducidas a más de quince idiomas. La serie es un thriller puramente
noir que contrasta con la viveza y colorido de Cuba.“Por atmósfera, por concepto, y por estilo, empecé a definir esta serie como noir caribeño –afirma su director Viscarret–. Estamos acostumbrados a ver thrillers de otras latitudes y este proyecto era como mostrar un poco la versión, diría que casi surrealista, de La Habana. Desarrollar una investigación policial en semejante universo tiene algo marciano. Reconozco que lo que mas me entusiasmó del proyecto fue llevar el universo de Padura a imágenes y poder rodar en una ciudad tan fascinante como es La Habana”.
En esa línea, Jorge Perugorría recuerda que durante el rodaje bromeaban con el director que había descubierto un nuevo género “y creo que de alguna manera lo ha logrado porque el cine de género en Cuba se ha hecho muy poco. Uno de los valores de su trabajo ha sido crear esas atmósferas inquietantes y usar La Habana como protagonista, con todo ese mundo mágico que ha retratado tan bien”.
Si la ciudad de La Habana es una de las protagonistas de la serie, el otro indudablemente es Mario Conde, el policía que en realidad quisiera ser escritor. Su creador, Leonardo Padura, lo define como un agente “que no conoce de técnicas de investigación criminalística y se deja llevar en sus casos por premoniciones y corazonadas, que suelen conducirlo hacia la solución de sus investigaciones”. Para Perugorría se trata de “un personaje dibujado de una manera clásica dentro de lo que es la novela negra. Un antihéroe cuya vida es caótica y que finalmente es un perdedor, algo que lo humaniza. Y además lo hace enfrentándose a cosas tan tremendas como la corrupción, la doble moral o el oportunismo”.
El actor confiesa que uno de los grandes retos que he tenido a la hora de interpretar a este personaje ha sido “luchar contra un fantasma porque se trata un personaje muy conocido y seguramente el mas querido de la literatura cubana contemporánea. Todo el mundo tiene
Jorge Perugorría interpreta a Mario Conde, un policía “que se deja llevar por sus premoniciones”
un Mario Conde en su cabeza y tienes que luchar contra ese imaginario de los lectores de Padura”.
La trama se sitúa en los decadentes años 90 de la capital cubana. Padura afirma que la serie da una imagen verosímil de lo que era Cuba en esos momentos, incluso de lo que es hoy. “Los conflictos –corrupción, marginación, desencanto, pérdida de valores– son reales, y en mis novelas esa mirada casi de cronista de la realidad es algo que las define”. Viscarret confiesa que le gustaba la estética de esa Cuba “anclada en el pasado, congelada en el tiempo, y que aún se ve hoy en día, como los coches de los cincuenta”. También dice apreciar ese lado artesano y añejo de las investigaciones donde no existían ni tabletas ni móviles ni ningún atisbo tecnológico.
Viscarret cree que las novelas de Padura retratan una generación perdida que lo dio todo por unos ideales revolucionarios y que ahora viven en crisis existencial: “Mirar hacia atrás y preguntarse qué ha sido y qué has hecho con los mejores años de tu vida es un tema universal, ¿no?”. En ese sentido, Mario Conde es la expresión de esa generación llamada escondida, “la de los cubanos que se educaron y crecieron en la Revolución –añade Padura– y que, en su madurez, se sienten frustrados, desplazados, sin lugar. Sin sueños, pues todo lo que les prometieron para el futuro mejor se ha ido esfumando. No se fueron de Cuba, pero ya esperan poco de la sociedad. Su refugio entonces es el pasado, la amistad, el alcohol y la lectura”.