El invitado sorpresa
Noruega, que entró con una ‘wild-card’, llega a su primera final para retar a Francia
Un auténtico don nadie con ganas de hacer mucho ruido. Noruega es al balonmano (masculino) lo que sus vecinos de Islandia o de Gales han sido recientemente en el fútbol: el sorpresón. El haba del roscón para las grandes potencias. Por primera vez en su historia, Noruega (los hombres) disputará una final de una gran competición, hoy (17.30 h) en París, ante la anfitriona, la todopoderosa Francia de Karabatic, que busca su sexta corona mundial.
No hace ni una década, Noruega era una selección sparring, ideal para los grandes para foguearse en amistosos antes de un torneo oficial, ya que el juego rápido y técnico noruego era una buena piedra de toque. Pero en las grandes citas no aparecían... No ha participado en los Juegos desde 1972 y estuvo ausente en los dos anteriores mundiales. De hecho, en este participa gracias a una invitación: fue la última selección con plaza de las 24, tras ser eliminada por Eslovenia en el playoff de clasificación.
Los chicos noruegos han vivido a la sombra de sus paisanas, la mayor potencia del balonmano femenino, que colecciona oros por aburrimiento (7 europeos, 3 mundiales y 2 olímpicos, en los últimos 18 años). Hasta el Europeo’16, cuando dieron la campanada al llegar a semifinales y acabar cuartos, de la mano del técnico Christian Berge (43), excentral del Flensburg.
“Nunca hemos parado de creer”, dice el pivote Bjarte Myrhol (34), la cara más conocida. “Siempre dijimos que nuestra hora llegaría y este es nuestro año. Es mi 10.º campeonato y al final hemos logrado una medalla, es increíble”. Y si ganan a Francia, en su casa, ya sería la bomba. Saben cómo se hace: lo lograron en el Europeo’16 (29-24). Y en la primera fase estuvieron cerca (3128). Con perlas como el central Sagosen (40 goles), el portero Bergerud o el extremo Bjornsen (41), Noruega quiere rematar la sorpresa.