R&R, el partido eterno
Los amigos Nadal y Federer se enfrentan por 35.ª vez en 12 años, después de 14 meses sin verse en una final
Cuando la final del primer Grand Slam del año arranque hoy en Melbourne (9.30 hora española, Eurosport), el círculo del virtuosismo del tenis volverá a completarse una vez más, después de 14 meses sin conectarse. Después de que uno y otro maestro, el caballero suizo y el toro español, flirteasen incluso con la retirada tras meses de inactividad por lesión. Seis meses de baja Roger Federer por su maltrecha rodilla; tres meses Rafa Nadal por la muñeca. Regresaron ambos reactivados con el nuevo año, y sin ser los favoritos, 9.º cabeza de serie el balear, 17.º el de Basilea, ahí están los dos en la final de Australia: prolongando el duelo eterno. Una final para románticos, un clásico de campeones vintage, el choque más mediático del tenis contemporáneo.
Poco podían imaginar los dos amigos en octubre pasado en Manacor, durante la inauguración de la Nadal Academy by Movistar, que volverían a disputarse un grande. Por novena vez. La última fue en París, en el 2011. Fue el 6.º Roland Garros de los 9 que colecciona Rafa. “Estuvimos hablando de las lesiones, de cuándo volveríamos a las pistas... Lo último que nos podíamos imaginar entonces es que nos veríamos en la final de Melbourne”, comentaba Nadal. Aquel día, los dos se reían a mandíbula batiente, como dos prejubilados que recuerdan sus batallitas, para olvidar que habían claudicado ante el empuje de Andy Murray y la llegada impetuosa de los Raonic, Nishikori, Wawrinka, Berdych o Monfils –los cinco top 10 víctimas de los dos amigos en Australia–.
Pero R&R, Roger y Rafa, sin la presión del favorito, hicieron su camino en Melbourne con más solidez a cada paso que daban. Se quitaron de en medio a los emergentes hermanos Zverev, a la clase noble
TONI LÓPEZ JORDÀ
PRECEDENTES PARA EL BALEAR
De las 34 veces que se han enfrentado desde el 2004, Nadal ganó 23, con 14-7 en las finales
RENOVACIÓN ESTANCADA El regreso de los dos grandes a una final delata la falta de raquetas de calidad para renovar la jerarquía
de la ATP, esos pretendientes al trono que no acaban de dar el paso. Y sin tener que tropezarse con los dos cocos más temidos, Murray y Djokovic, se han visto casi sin darse cuenta en la final, el uno ante el otro. Como en Basilea en noviembre del 2015, la última vez que se vieron cara a cara. Entonces ganó Federer en su casa. Con hito incluido: se convertía en el tenista de más edad (entonces 34 años) que derrotaba al balear.
Ahora llegan a la cita del Rod Laver Arena con unas cuantas arrugas más y un poco de volumen capilar menos, con 35 años el suizo y 30 el mallorquín; la final más veterana de los últimos años (Agassi se pre- sentó con 35 a la final del US Open 2005). Y la que enfrenta a dos cabezas de serie más bajos, el 9.º y el 17.º.
Datos que alimentan el debate sobre el efecto de esta final en el futuro del cuadro masculino, falto de nuevas y jóvenes raquetas de calidad que opten a renovar la jerarquía del tenis. De los cinco menores de 26 años en el top 20 sólo han aparecido Grigor Dimitrov (25), semifinalista, y Dominic Thiem (23), hasta octavos. La sucesión de los grandes –Murray al margen– no se consolida, y son los viejos maestros como Rafa y Roger quienes vuelven para impartir clases magistrales. Todo un espectáculo, eso sí, para el aficionado.
El de Melbourne de hoy es el 35.º enfrentamiento entre Nadal y Federer desde que se cruzaron por primera vez en Miami en el 2004, con 23-11 para el español. De estos 35 choques, es la 22.ª final (14-7 para Rafa), la 9.ª de un Grand Slam (6-2 para Nadal), y la segunda en Australia –la anterior, 2009, también para el balear–.
Precedentes, la mayoría, favorables al tenista de Manacor, que aun así debe doblar la rodilla ante la grandeza del suizo, el jugador con más títulos (88 a 69), más Grand Slams (17 a 14) y más semanas en el número uno de la ATP (302-141) de la historia. Datos de leyenda para la eternidad del tenis.