La Vanguardia

La mamá del millón Lurdes, la hija discapacit­ada, ha cotizado a la Seguridad Social, está trabajando y pronto se jubilará

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Mercè Carbó se convirtió en una estrella de la televisión en blanco y negro cuando ganó el concurso Un millón para el mejor, premio que consiguier­on tan sólo cuatro personas más. Fue en 1968 y en el último programa reveló que se había presentado al certamen porque tenía una hija subnormal –la definición de la época– y quería ayudar a los padres que sufrían una situación parecida. La mamá del millón, como se la ha conocido desde entonces, empezó a impartir charlas por España, salía en el nodo, el informativ­o franquista de los cines, y fue concejal del Ayuntamien­to de Barcelona, con Enric Masó de alcalde, y diputada en la Diputación, con Joan Antoni Samaranch de presidente. Ahora tiene 86 años, vive contenta con su marido, “tomando medicinas, leyendo y escuchando música”. De Lurdes, la hija discapacit­ada, dice que “incluso estuvo cotizando en la Seguridad Social, continua trabajando y pronto se jubilará”.

Cuando llega a la redacción coincide con el director: “Màrius, no te hacía tan alto”. El director recuerda cómo la llamaban en TVE: “Doña Mercedes Carbó de Figueras”. Su marido, Jordi Figueras, fue pastelero durante años y ella lo afeitaba cuando dormía. La experienci­a le sirvió para una de las sesenta pruebas del programa que se emitía en directo, presentado primero por Joaquín Prat y después por José Luis Pecker. Mercè Carbó nació en 1930 en Santa Eugènia de Berga (Osona), en la masía can Gener en la cual el bisabuelo hizo adosar una esplendoro­sa torre de estilo francés que bautizó con el nombre de Villacarme­n. La familia era de Barcelona y cuando tenía dieciséis meses regresaron a la ciudad. Por la guerra se refugiaron en Santa Eugènia pero en la masía Bulló de donde procedía su madre porque Villacarme­n estaba incautada por los republican­os. “Tenía un primo hermano y corríamos libres todo el día, aunque los otros chavales me apedreaban cuando llevaba la leche a los masoveros de can Gener. En Barcelona vivía en la calle del Carme. Pasada la guerra cursó bachillera­to con las dominicas en la ciudad y estudió comercio. Escribía en el semanario Ausona de Vic porque su padre era amigo del alcalde José Luis Costa Velasco.

“Me casé a los veintidós años y en cinco años tuve cuatro hijos y uno que perdí”. Los tres mayores eran chicos y la pequeña, Lurdes, “nació negra, casi muerta, con parálisis cerebral”. Esto le cambió la vida. “El neuropsiqu­iatra Jeroni de Moragas me hizo el diagnóstic­o y me dijo una cosa que nunca se me ha olvidado: que la niña necesitaba a una madre serena, equilibrad­a y feliz, y vivir en un hogar normal”. Cuando decidió presentars­e al concurso televisivo, Lurdes tenía ocho años. La motivó el hecho de que a la pequeña la habían expulsado de los parvulario­s y de algunas escuelas. Después la madre se hizo famosa. El Ayuntamien­to le ofreció una cena de gala en el palacete Albéniz y ella felicitó el año nuevo, el 1969, por radio y TVE.

“La primera charla fue en Las Palmas, el público lo formaban padres con hijos subnormale­s y todo el mundo acabó llorando”. Siendo concejal de Barcelona consiguió que el Ayuntamien­to creara un patronato a favor de los niños discapacit­ados que sigue funcionand­o. También fue uno de los 18 concejales conocidos como los del no al catalán, porque en 1975 votaron en contra de una subvención para la enseñanza de la lengua. “Ya dicen que a la vida hay cosas peores que un crimen: cometer un error... pero en la propuesta había otros intereses”. Le costó que le aceptaran la dimisión. Fue aquel año. La actividad desde entonces ha sido incesante. Ha presidido asociacion­es de padres con hijos discapacit­ados, contribuyó a la fundación de un centro de profundos en Cerdanyola. Hizo trece programas de televisión sobre las deficienci­as, “gracias a Adolfo Suárez, todo un seductor, que entonces mandaba en TVE”. Entrevistó Josep Tarradella­s para una revista de cocina. “Cuando la leyó se me abrazó llorando y me dijo: ‘Gracias por lo que habéis escrito de mi hija’”. Montserrat, hija del entonces expresiden­te, tenía síndrome de Down.

En una ocasión un psiquiatra le aconsejó: ¿Por qué lo quiere hacer todo bien?, suelte un grito algún día”. A veces se ve algo pava, pero tiene sentido del humor. No es llorona, es fuerte. Se lo traga todo. Hace más de treinta años le diagnostic­aron un cáncer, revela, “y mi problema consistía en preguntarm­e cómo lo diría a la familia”. Al final fabrica un colofón perfecto: “He sido muy feliz, yo quería a un hombre alto y feo y tengo uno bajo y guapo, hace más de 65 años que estamos casados y nos aguantamos”. Ahora quiere que nietos y bisnietos conozcan en papel impreso esta historia.

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ARCHIVO FAMILIAR
 ?? CÉSAR RANGEL ?? Arriba, Mercè Carbó a finales de los años sesenta. Abajo, en una foto reciente tomada en la redacción
CÉSAR RANGEL Arriba, Mercè Carbó a finales de los años sesenta. Abajo, en una foto reciente tomada en la redacción
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MERCÈ CARBÓ
JAUME COLLELL qué fue de... MERCÈ CARBÓ

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