Un nuevo hogar para los frescos de Santa Coloma
Finalmente, y después de un largo periplo durante décadas por Europa, con su posterior retorno a Andorra, donde quedaron apartados en un antiguo cuartel de bomberos, los frescos de Santa Coloma han encontrado un nuevo emplazamiento a la altura del que se merecen. Concretamente, se exhibirán en una sala de nueva construcción en un terreno a unos cien metros de la iglesia de donde salieron, la de Santa Coloma, y que ha cedido al Gobierno el Comú de Andorra la Vella. Las obras para el nuevo museo empezarán a finales de la primavera y tienen un coste estimado de 300.000 euros.
El 30 de enero tuvo lugar la firma del convenio de cesión, un acto in situ encabezado por la ministra de Cultura, Juventud y Deportes, Olga Gelabert, la cónsul mayor de Andorra la Vella, Conxita Marsol, y el ministro de Ordenamiento Territorial, Jordi Torres.
El proyecto de este nuevo espacio para los frescos lo lidera el arquitecto Jordi Batlle, que también estuvo presente en el acto de firma. Durante el acto, explicó que ha tenido en cuenta un edificio singular y funcional, en diálogo permanente con la iglesia de Santa Coloma. Ocupará unos 250 metros cuadrados.
Los frescos románicos de Santa Coloma de Andorra, un conjunto pictórico del siglo xii considerado el más representativo del románico andorrano, volvieron al país (después de 70 años) en 2007, procedentes de Alemania. El Gobierno pagó por ellos cerca de 4,5 millones de euros. En las pinturas están representados un pantocrátor, que estaba situado originalmente en el absis central de la iglesia de Santa Coloma, un colegio apostólico constituido por seis discípulos, dos frisos y una anunciación.