Ensayos sobre ruedas
Todo empezó con un reportaje, de los muchos que se utilizan como refuerzo en sus terapias en el Institut Guttmann, la Fundación Lesionado Medular (FLM), el hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo... y tantos otros centros. Fue así como Juan Carlos en Barcelona o Luis Miguel en Madrid vieron la luz. Y como lo han ido haciendo otros –y otras, porque el deporte adaptado no suele entender de sexos– en Zaragoza, Valencia, Pamplona, Logroño o Vitoria. De momento. El rugby en silla de ruedas, o quad rugby en su denominación en Hispanoamérica, es un deporte que nació en Canadá a mediados de los años setenta del pasado siglo, pero que ha tardado en llegar aquí. Sin embargo, el pasado fin de semana Barcelona acogió el primer Campeonato de España de la especialidad con la participación de tres clubs: los Toros FLM, el equipo pionero, el BUC de Barcelona y el CAI Deporte Adaptado de Zaragoza. La victoria final fue para los catalanes, los únicos que compiten en una liga oficial de este deporte, la francesa.
“Es una de las mejores terapias para gente con poca movilidad en los brazos. Parece muy duro, pero engancha, se trabaja mucho el físico y el hecho de formar parte de un equipo también ayuda mucho psicológicamente”, explica Iker de Isusi, responsable de acción deportiva de la FLM. “Es una práctica espectacular, pero no es lesiva, mejora tanto la condición física de quienes lo practican que cuando empiezan, ya no lo abandonan”, añade David Campón, impulsor de la sección en el Barcelona Universitari Club (BUC) y actual coordinador de la Comisión Nacional de Rugby en Silla de Ruedas.
Aunque la comparación con el rugby pueda resultar engañosa, esta práctica está dirigida a los lesionados medulares con escasa movilidad en los brazos. Precisamente aquellos que no pueden practicar ni el tenis ni el baloncesto en silla de ruedas. La dinámica de este deporte es sencilla: se trata de conducir un balón –esférico, no ovalado– hacia una zona de ensayo evitando a los rivales, que deben interceptar al que lleva el balón o a quien lo reciba. No se puede conducir reteniendo el balón durante más de diez segundos sin pasarlo o botarlo, permanecer más de 12 segundos en el propio campo o tener más de 40 la posesión. Obvia decir que el rugby en silla de ruedas se practica en una pista dura. Los contactos, a veces espectaculares, sólo se pueden producir entre sillas, nunca con el cuerpo. Los equipos son de cuatro y en su formación deben adaptarse a un baremo de puntuación según el grado de discapacidad y habilidades de sus integrantes.
Y las sillas, lógicamente, tienen unas características específicas que las hacen diferentes a las de otros deportes adaptados y especialmente caras. “Nosotros, porque tenemos unos manitas que nos adaptan como les decimos las de baloncesto, que son más habituales. Si no, es imposible, por presupuesto, hacerse con alguna de las que ves por ahí”, explica De Isusi. “Las hay ofensivas y defensivas. En el BUC empezamos con sillas de calle y ya disponemos de 11 oficiales”, añade Campón. Es lo que da haber podido crecer bajo el paraguas de un club como el BUC, que a s us secciones de rugby convencional suma ésta y una de discapacitados intelectuales. El club barcelonés se movió y encontró en el Stade Toulousain francés, también con sección de rugby en silla de ruedas, un aliado perfecto para desarrollar su equipo. Desde hace tres temporadas, los jugadores catalanes se forman en Toulouse y compiten en la segunda división francesa de este deporte.
Ahora es el momento de crecer desde aquí, y Barcelona se ha convertido en la escuela del
Barcelona ha acogido el primer Campeonato de España de clubs de rugby en silla de ruedas, una práctica
inclusiva y espectacular EN PLENO DESARROLL El BUC catalán cuenta con su propia sección de quad rugby, que participa en la Liga francesa
rugby en silla de ruedas para practicantes de otras comunidades. El pasado fin de semana, además de la competición, se ofrecieron clases formativas. La Fundación ONCE y LaLiga4Sports apoyaron la iniciativa y la Fundació Abertis, que ya apoya al Institut Guttmann y al hospital de Parapléjicos de Toledo, ha ofrecido su ayuda. Juan Carlos, Luis Miguel y todos los que les han seguido podrán jugar a este rugby diferente hasta que se cansen.