La primera ‘bad hombre’
Guadalupe García de Rayos abre la lista de inmigrantes mexicanos expulsados por Trump
Los bad hombres son una mujer. Esa expresión, la que el presidente Donald Trump acuñó para describir a los criminales mexicanos que hallan cobijo en Estados Unidos, se llama Guadalupe García de Rayos.
Esta mujer de 35 años, que entró ilegal desde Guanajuato cumplidos los 14, y que tiene dos hijos nacidos en EE.UU., se ha convertido en el rostro de la nueva política antiinmigración de Trump. Aseguran que es la primera deportada, en una lista que se espera muy larga. Hay once millones de indocumentados.
Fuera de la oficina de inmigración (ICE) de Phoenix (Arizona), su marido y sus dos descendientes ofrecieron una rueda de prensa en la que arremetieron contra el presidente. “Te rompe el corazón. Nadie debería pasar por el sufrimiento de ver como una madre es arrancada de su familia”, afirmó su hija, Jacqueline Rayos García, de 14 años. Entre lágrimas describió el dolor de verla metida en la furgoneta, de hacer la maleta con sus ropas y otras pertenencias para llevársela a Nogales, al otro lado.
“Mi hermana necesita a mi madre”, proclamó Ángel, de 16. “Los agentes de inmigración dicen que ella es un peligro, pero mi mujer no lo es”, terció el marido.
Su único delito consistió en falsificar el número de la seguridad social para conseguir un trabajo en un parque acuático de Mesa, un suburbio de Phoenix. Ahí empezó su calvario. Ese fue el escenario en el 2008 de una redada policial en busca de inmigrantes que habían entrado por la puerta falsa. Se pasó tres meses en un presidio por la iniciativa del sheriff Arpaio, tristemente célebre por su persecución a los hispanos, con o sin documentos. Y luego otros tantos meses en un centro de detención de inmigrantes.
“Estaba en segundo grado cuando la detuvieron –evocó Ángel– y nunca lo he podido olvidar. Cada noche he vivido con el miedo de que se llevaran a mi madre”.
Guadalupe se declaró culpable en el 2009 y en el 2013 la arrestaron para comunicarle una orden para su expulsión. Pero se la dejó seguir viviendo con su familia. El Ejecutivo de Obama hizo la vista gorda. El expresidente, al que se llegó a calificar de “deportador en jefe” al echar a más de 2,5 millones de indocumentados, prefirió centrar sus recursos en la deportación de peligrosos delincuentes y no en una persona que había llegado al país siendo niña y que mantenía una vida normal.
Este pasado miércoles acudió a la oficina del ICE, a la visita anual que debía hacer. No faltó, a pesar de que le aconsejaron esconderse a la vista del cambio en el poder. Ella decidió cumplir lo que le tocaba. “Tengo fe en Dios”, replicó.
Al ver que no salía, se organizó una manifestación espontánea, que acabó con siete arrestados. Los grupos que apoyan a Trump defendieron su expulsión, porque existía una orden previa y porque quita puestos de trabajo.
El Gobierno de México advirtió a sus ciudadanos en EE.UU. que “tomen precauciones”.
La noche del jueves, la familia se reencontró en Nogales. “No quise esconderme. Tengo dos hijos y voy a luchar por ellos”, sostuvo Guadalupe.
México avisa a sus ciudadanos que viven en Estados Unidos de que “tomen precauciones”