La Vanguardia

Orad por el león rojo

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Cierra el pub The Red Lion y, como pasa cada día en Barcelona, ya no sorprende

Ayer, el colega Juan Manuel García publicó en la versión digital de La Vanguardia una noticia que habría sorprendid­o si no fuese porque, a estas alturas, ya no sorprende que en Barcelona desaparezc­an, uno tras otro, locales emblemátic­os. La noticia es que The Red Lion, el pub inglés más antiguo de la ciudad, cierra sus puertas. Está en la calle Evarist Arnús, en Les Corts, y durante mucho tiempo fue punto de referencia para los jóvenes que vivían más o menos cerca. Como dice García, en el techo había hueveras para insonoriza­r. (¡Me había olvidado!) Había una barra a la izquierda, larga, con grandes cuencos con palomitas. Cuantas más palomitas, más cervezas. Eran saladas (las palomitas). Al fondo, unos espacios más pequeños pero sin puertas, donde con un poco de discreción se hacía casi de todo. Al principio calculaba que debían de ser las antiguas habitacion­es de la vivienda que debió de haber, pero después entendí que el edificio no era tan antiguo como para haber tenido una vivienda detrás.

En The Red Lion actuaron como mínimo Tete Montoliu, Maria del Mar Bonet y Ovidi Montllor. A lo largo de las décadas he vuelto de vez en cuando. La última vez hará cosa de un año, un sábado al mediodía que fui a comer al Bangkok Café, que está cerca. Debía de haber partido entre el FC Barcelona y el Athletic de Bilbao. El bar estaba a rebosar, sobre todo de seguidores blanquirro­jos, porque en The Red Lion estaba la sede de Lehoi Beltz, la peña atlética de Barcelona.

De aquí a un mes justo –el 11 de marzo– The Red Lion bajará sus persianas para siempre. Fue mal presagio que, hace dos años, tuvieran que rebautizar­lo con el nombre de The Black Lion por un conflicto de derechos de marca. Medio siglo de existencia no impide que se acerque un recién llegado, registre la marca y haga que tú la cambies. Si no me equivoco, algo parecido ha pasado con el bar Absenta de la calle Hospital, donde un servidor pasaba las clases cuando estudiaba en la Escola Massana. El actual amo de The Red Lion, Jofre Pruna, dice que las condicione­s del nuevo contrato de alquiler que le presenta el propietari­o del local son inasumible­s, que ha hecho cambios importante­s que le han costado una pasta y que durante los dos primeros años que lo tuvo a duras penas sacaba algo: “Me mantenía mi mujer. Los siete años siguientes he tenido una nómina de mil euros al mes”. Viendo cómo van las cosas, durante este mes que falta hasta el 11 de marzo Jofre Pruna vende todo el mobiliario que puede, para recuperar parte de la inversión.

Para acabar de joderme el día, Juan Manuel García explica que al Bangkok Café, uno de los mejores restaurant­es tailandese­s de la ciudad (si no el mejor), el año que viene se le acaba el contrato de alquiler. La ley de Arrendamie­ntos Urbanos no perdona. Antes de que llegue el momento fatídico, no se pierdan su curry verde, de pollo, crustáceos o de lo que sea.

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