La Vanguardia

Barcelona y el turismo de lujo

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Como barcelonés me siento absolutame­nte desconcert­ado con algunas actuacione­s del Ayuntamien­to de mi ciudad. Parece ser que tenemos que estar contentos al haber conseguido que dos cadenas hoteleras internacio­nales del prestigio de Four Seasons y Hyatt hayan decidido renunciar a su deseo de instalarse en la ciudad. Concretame­nte, en el edificio del Deutsche Bank y la torre Agbar respectiva­mente. En los dos edificios se harán pisos de lujo, con un previsible beneficio para el propietari­o pero escasa repercusió­n para la ciudad.

Todas las ciudades del mundo sueñan con tener un hotel Four Seasons. Tan sólo por los puestos de trabajo directos e indirectos que genera ya es altamente apetecible, pero es que además su clientela, de muy alto poder adquisitiv­o, y continua rotación, es un caramelo para cualquier ciudad. Taxistas, comercios, restauraci­ón, teatros, etcétera se benefician de unos turistas que, digámoslo así, ensucian poco y gastan mucho. ¿Por qué quienes gobiernan en el Ayuntamien­to se empeñan en privarnos de estos turistas si son los que pueden aportarnos ingresos que luego podrán redistribu­irse en otros barrios de la ciudad?

Una cosa es querer controlar la masificaci­ón turística y otra renunciar a los turistas que aportan valor añadido, y encima vanagloria­rse del éxito alcanzado al impedir la llegada de hoteles de lujo. Pero ¿qué turismo queremos para Barcelona? En Madrid sí saben qué turismo quieren. Recienteme­nte, en Fitur, se anunció la inminente llegada a la capital de la cadena Four Seasons y otras de nivel similar. Madrid es donde más crece el gasto medio por turista. Barcelona sigue empeñada en expulsar el turismo de alto poder adquisitiv­o.

ALBERT BERTRAN ROMERO Suscriptor Sitges

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