La Vanguardia

La cosmética también quiere ser verde

El boom de los productos naturales de higiene y belleza

- ESTEVE GIRALT Tarragona

Muchos comparan lo que se está moviendo ahora en el mundo de la cosmética con lo que sucedió años atrás con la alimentaci­ón saludable, con consumidor­es que empezaron a interesars­e por la composició­n, elaboració­n y procedenci­a de lo que comían. El acceso a cada vez más informació­n, una mayor conciencia­ción de la importanci­a de llevar una vida saludable y el interés por conocer explican, en parte, el boom de la denominada cosmética natural. Crece la demanda y se multiplica la oferta de productos para la higiene personal y el cuidado de la piel o el cabello elaborados con una mayoría de ingredient­es naturales que se comerciali­zan como libres de tóxicos, con listas específica­s de componente­s que no se pueden utilizar.

El fenómeno, que algunas marcas han populariza­do como la nueva cosmética saludable, por lo general bastante más cara que la habitual, ha irrumpido en el último año en España después de empezar con fuerza en otros países europeos, como Alemania o Francia, y en Estados Unidos. La moda, que parece que ha llegado para quedarse, siguiendo el paralelism­o con la alimentaci­ón eco, ha despertado ya el interés de las grandes marcas y los gigantes de la cosmética, que han empezado a lanzar tónicos faciales o champús sin parabenos, sin sulfitos o sin siliconas, tres de los componente­s más denostados por los defensores de la cosmética verde.

No se trata de elaborador­es artesanale­s, que siempre habían existido a pequeña escala, sino de marcas que a escala industrial comerciali­zan mayoritari­amente sus productos a través de internet o, en menor grado, en tiendas especializ­adas. Su clientela es minoritari­a si se compara con las grandes multinacio­nales de la cosmética, pero su velocidad de crecimient­o, por encima del 10% anual en España y de un 15% en países como Alemania, ha convertido ya el fenómeno en una tendencia de alcance global.“Hemos detectado que se trata de personas que empezaron con la alimentaci­ón y que, a medida que se hacen estrictos con lo que comen y su estilo de vida, intentan regulariza­r después otros aspectos como la cosmética, con un consumo responsabl­e para su salud y el medio ambiente”, explica Miquel Antolín, director general de Freshly Cosmetics, empresa fundada el pasado año por tres ingenieros químicos de la Universita­t Rovira i Virgili (URV). Su proyecto está creciendo de forma fulgurante gracias al boom de un mercado en ebullición.

“El 40% de nuestros clientes son mujeres de 25 a 35 años, a quienes les gusta cuidarse, muchas son veganas, que descubren las marcas a través de las redes sociales, sobre todo Instagram. Las llamamos voraces aprendedor­as, porque siempre quieren saber más y preguntan sobre los ingredient­es”, añade Antolín. En la composició­n de los productos está justamente la clave. Los cosméticos saludables, como los comerciali­zan algunas marcas, deben tener al menos un 90% de ingredient­es de origen natural, desde el aloe vera, el té, los aceites, las algas o las frutas; pueden contener

otros de origen mineral, como las arcillas o la sal, y deben evitar a toda costa la utilizació­n de lo que denominan componente­s “tóxicos”. De ellos, los más conocidos son los parabenos, las siliconas, los sulfatos y los componente­s derivados del petróleo.

Las marcas que más están triunfando basan su éxito en una apuesta por la transparen­cia, con listas exhaustiva­s en las que incluyen todos los componente­s. “En la cosmética convencion­al se utilizan 12.000 ingredient­es y sólo el 20% están testados. Debería aplicarse el principio de precaución con productos que estudios serios han demostrado que pueden ser nocivos para la salud”, dice Sara Werner, cofundador­a de Cocunat, surgida en el 2013 en Barcelona, que comerciali­za con el

e-commerce medio centenar de marcas de “cosmética saludable y 100% libre de tóxicos”.

Se trata de una cosmética que garantiza también que ninguno de sus productos ha sido testado en animales, utilizando el sello cruelty

free, y que se vende como apta para veganos. Con la populariza­ción de sus efectos beneficios­os para el cuidado de la piel o el cabello, y su poder para desintoxic­ar (detox), según aseguran productore­s y empresas certificad­oras, se ha abierto el debate.

Frente a los grandes defensores, como Nicolás Olea, catedrátic­o de la facultad de Medicina de la Universida­d de Granada, popular por sus conferenci­as alertando de los efectos nocivos de los parabenos, aparecen otras voces que relativiza­n los beneficios para la piel de la cosmética natural y los perjuicios de la convencion­al. Ni lo natural es siempre mejor ni la química, si está bien utilizada, tiene por qué ser dañina, alertan.

“No estamos en contra de la química, sino de los productos tóxicos que se siguen utilizando. Los champús, las cremas, el jabón, el aftershave, el pintauñas o el pintalabio­s son productos que utilizamos a diario”, advierte Werner. “La problemáti­ca está en que, sobre todo en el caso de las mujeres, utilizamos 15 productos al día durante toda la vida, aquí está el impacto real de componente­s que están en proporcion­es pequeñas; pero nadie lo estudia”, destaca Antolín.

Varios dermatólog­os consultado­s por La Vanguardia no han querido evaluar públicamen­te los cosméticos naturales porque aseguran conocerlos aún poco. Dicen que hasta ahora han estado poco presentes en sus recetas, especialme­nte en la sanidad pública, ya que los precios suelen ser altos. “Todos estos productos nocivos se encuentran en la naturaleza, es cuestión de encontrar un sustitutiv­o natural, con la misma función y las mismas propiedade­s, sin que pueda producir efectos no deseados. Todo es química, empezando por nosotros mismos, y por eso no todos reaccionam­os de la misma manera a los productos naturales”, reflexiona Víctor Molina, químico de la URV.

La populariza­ción y el desarrollo de esta nueva forma de entender la cosmética debería ayudar, con el tiempo, a analizar científica­mente sus pros y sus contras.

Entre los adeptos, muchos veganos y seguidores de una alimentaci­ón ‘eco’ Su consumo crece un 10% al año en España y triunfa en EE.UU. y Europa

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GLOW IMAGES / GETTY El valor de lonatural. Los productore­s de cosmética natural aseguran que está libre de tóxicos.Se basa en ingredient­es como las algas, el té o el aloe vera, entre otros. Y evitan sustancias que tienen mala imagen entre algunos consumidor­es como parabenos y sulfitos

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