La Vanguardia

Una buena ocasión perdida

El Espanyol cae ante la Real Sociedad en Cornellà tras regalarle demasiados minutos

- Cornellà de Llobregat RAMÓN ÁLVAREZ

Desilusión en la grada y decepción en el césped. El Espanyol perdió ayer una excelente ocasión de soñar cediendo una derrota en Cornellà ante una Real Sociedad que se encontró con la primera media hora de juego de regalo. La aprovechó para abrir el marcador y obligar a los locales a navegar contracorr­iente. Tras ese tiempo perdido, ni la genialidad de Hernán Pérez para poner la igualada provisiona­l fue suficiente e Illarramen­di volvió a ser la bestia negra de los españolist­as al poner el 1-2 definitivo.

Apostó Quique Sánchez Flores por cubrir la baja más que notable de Piatti reubicando a José Antonio Reyes en la banda izquierda, como ya había hecho a principios de temporada. Era la mejor forma de no renunciar a la participac­ión del sevillano, por más que él mismo no veía muy clara esta misma semana su ubicación en la banda y que ayer no dudase en permitirse libertad de movimiento­s. Aunque no fue esa la gran sorpresa de su once, sino la decisión de alinear a un Caicedo que regresó a la titularida­d extra motivado acompañand­o a Gerard.

Pero en ese retorno al pasado, el Espanyol también decidió entregar el peso del partido a la Real Sociedad para tratar de salir a la contra. Lo hizo sin ni siquiera presionar hasta que los visitantes cruzaban la línea de medios. Es más, arriba sólo lo hacía, en vano, Caicedo. Y lo hizo sobre todo para volver a sufrir ante la presión del rival y para volver a acumular pérdidas absurdas como ya lo había hecho en La Rosaleda la jornada pasada, aunque la Real no era el Málaga.

Sin precipitar­se, penetrando especialme­nte por la banda derecha, donde tenían a Xabi Prieto y a Carlos Vela y donde pronto se vio que José Antonio Reyes no se sentía cómodo, los visitantes ni siquiera se inquietaro­n por la repentina lesión muscular de su hombre en punta, Willian José, en esos primeros minutos. Cocinaron el gol a fuego lento hasta que Carlos Vela lo sirvió tras una gran acción. Íñigo Martínez se metió hasta la cocina y asistió al hueco al mexicano mientras Zurutuza se encargaba de llevarse a David López. Vela sólo tuvo que definir ante Diego López.

Quique se veía obligado a cambiar de planes y su equipo, antes que amedrentar­se, se vino arriba. Empezó por fin a acercarse al área de Rulli y tras una rápida combinació­n entre Caicedo y Reyes, el sevillano abrió a Hernán, quien protagoniz­ó la acción del partido, una exhibición de sangre fría que le permitió recortar primero a Yuri y luego a Íñigo Martínez antes de su- perar al meta visitante y llevar la igualdad al marcador en ese primer tiempo.

El Espanyol volvía a empezar y tras la reanudació­n salió con la misma actitud en busca del partido. Pero justo cuando más cómodo se hallaba sobre el terreno de juego se encontró con un mazazo. Eso fue el disparo de Illarramen­di desde unos 30 metros en el 61 tras un error en la salida de balón de los locales. Diego López ni siquiera se movió mientras la pelota entraba por su escuadra izquierda.

El técnico Sánchez Flores optó por mantener todo igual y sólo al final decidió sentar a Caicedo en una medida criticada por la grada para dar entrada a Melendo. Más tarde llegó el turno del retorno de Álvaro Vázquez. Pero el Espanyol, por más que luchó hasta el final, ya había perdido el partido y una excelente ocasión de poder mirar hacia arriba.

EL REAJUSTE Sánchez Flores ubicó a José Antonio Reyes en el lugar de Piatti y devolvió la titularida­d a Caicedo

EL CONTRASTE La genialidad de Hernán para meter el empate no bastó e Illarramen­di volvió a ser la bestia negra

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