La abogada que censura a Evo Morales
OBAMA LA DISTINGUIÓ CON EL ÚLTIMO PREMIO MUJER DE CORAJE POR SU INTENSA LABOR POR LAS MUJERES Y LOS DERECHOS HUMANOS EN BOLIVIA
Durante años impulsó cambios legislativos clave, “pero ahora la justicia obedece al Gobierno”, denuncia
Le pusieron una capucha negra para que no pudiera ver a sus interrogadores. Su hija de dos años, sentada en su regazo, se puso a llorar en cuanto vio lo que venía. “Querían que delatara a mis compañeros, pero yo no conocía a nadie, siempre me habían dicho que era mejor que no aprendiera nombres ni números”, recuerda Julieta Montaño, abogada boliviana, feminista y activista de derechos humanos durante más de cuarenta años, que fue secuestrada y encarcelada en dos ocasiones por los gobiernos militares de su país, a los que se enfrentó. Hoy, con 70 años, en reconocimiento a su lucha y también al impulso de cambios legislativos clave en Bolivia, desde la Oficina Jurídica de la Mujer, la administración Obama la distinguió en el 2015 con uno de los premios internacionales Mujer de Coraje, los últimos concedidos.
Montaño ha estado esta semana en Barcelona, donde viven dos de sus cuatro hijos. Una es la niña que estuvo detenida con ella y que ya se ha licenciado en Comunicación. “El terapeuta al que consultó dijo que no sufría ningún trauma”, añade aliviada. En la capital catalana, Julieta Montaño mantendrá el miércoles un diálogo sobre la pérdida de la inocencia en la infancia con el escritor mexicano Juan Pablo Villalobos, en el marco de los encuentros de Casa Amèrica Catalunya.
Desde que fue distinguida con el premio del Departamento de Estado de Estados Unidos, esta abogada ha conseguido un buen altavoz para la lucha por los derechos humanos, su causa, que mantiene activa. Muy crítica con el Gobierno de Evo Morales, le acusa de haber dilapidado el amplio apoyo popular que obtuvo y de recurrir “al discurso del odio y el intento de sometimiento de todo”. Esta semana, sin ir más lejos, la Asamblea de Derechos Humanos de Bolivia anunció que presentará denuncia formal ante las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos contra el Gobierno de Morales y las organizaciones afines al oficialismo, por violencia política ejercida contra su presidenta, Amparo Carvajal, y la entidad.
“Estoy muy preocupada –valora Montaño– porque en el país quedamos muy pocas organizaciones de derechos humanos independientes y el poder siempre tiene la tentación de violentar los derechos”. La abogada denuncia también la ingratitud hacia la citada Amparo Carvajal, “una exmonja catalana que dejó el convento pero se entregó a la defensa de los derechos humanos y se jugó el pellejo por visitar a los presos, llevar mensajes entre las organizaciones que estuvimos en la resistencia, visitar a líderes clandestinos y ahora viene el Gobierno y al no poder someterla fueron a por ella”.
Pese a todo, Julieta Montaño asegura que es mucho lo que se ha avanzado en derechos de la mujer. “Cuando empezó nuestra lucha lo menos que nos llamaban era locas y lesbianas, pero ganamos la complicidad de la gente”, asegura. Desde la Oficina Jurídica de la Mujer, la organización que creó en 1985, fueron las primeras en cuestionar el enfoque androcéntrico que tenía la legislación boliviana, aunque desde 1967 se hablaba de igualdad entre hombres y mujeres. “Pero ese concepto de igualdad pretendía que las mujeres nos pareciéramos a los hombres”, apunta. Cuestionaron la legislación, hicieron propuestas y a lo largo de treinta años han logrado que se fueran incorporando las reformas a ese sistema patriarcal. “Ha habido un avance muy grande, sobre todo social y cultural, pero ahora nos enfrentamos con que no hay un tránsito de lo formal a lo real, no hay inversión en justicia para que se apliquen las leyes y peor aún, el órgano judicial está cooptado por el órgano ejecutivo, responde a sus exigencias, y el ministerio público es más un órgano represor que de defensa de la sociedad, ahí ha habido un retroceso”, denuncia.
Pero Julieta no se rinde. “Necesitamos mujeres empoderadas y hombres que sean nuestros aliados porque a ellos también les hace daño el machismo”, asegura.