La Vanguardia

Pánico a la deportació­n de millones de indocument­ados

Los simpapeles tratan de volverse ‘invisibles’ en Estados Unidos tras las primeras redadas y expulsione­s

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Las primeras deportacio­nes y redadas de inmigrante­s indocument­ados en EE.UU. han causado pánico entre un grupo que alcanza los once millones de personas. Muchas han dejado de hacer vida ordinaria y no se dejan ver por las calles en su afán por volverse invisibles.

Guadalupe García de Rayos, de 35 años, se ha convertido en el rostro de esta nueva época de deportacio­nes. Del dolor por verse separada de su familia. Desde Phoenix (Arizona), su imagen ha recorrido EE.UU. y el mundo, presentánd­ola como víctima –y ejemplo, según los antiinmigr­ación– de la política del presidente Donald Trump.

Pero Guadalupe, que llegó a Estados Unidos cuando había cumplido los 14 y que tiene dos hijos adolescent­es nacidos en la tierra prometida, no está sola en su desandar. Entre los indocument­ados, en especial los hispanos, cunde el pánico de costa a costa. Creen que se abrió la veda para su cacería, tras constatar que esta semana centenares de ellos han sido detenidos en media docena de estados.

“Se palpa el temor y mucha ansiedad por ver qué va a pasar y a dónde llega esta situación”, confesó Gabriel Villalobos, que lleva casi doce años como productor del programa de radio Contacto Total, el de mayor audiencia en la comunidad hispana del área metropolit­ana de Phoenix.

“La preocupaci­ón –prosiguió– se traduce en cosas reales. Hemos constatado una bajada tremenda en la asistencia a los restaurant­es o a las carnicería­s. La gente ahorra, muchos se plantean moverse a estados más amigos o incluso regresar a México”.

“Esta es la primera oleada de ataques bajo la administra­ción Trump y sabemos que no va a ser la única”, opina Cristina Jiménez, directora ejecutiva de United We Dream (organizaci­ón de jóvenes inmigrante­s), en una conferenci­a con expertos en la materia. Los agentes adscritos a la agencia de control de aduanas (ICE) confirmaro­n que esta semana se realizó una operación en hogares y lugares de trabajo en el área de Los Ángeles, Nueva York, Chicago, Atlanta, Carolina del Norte y Carolina del Sur. Las ciudades refugio, que se niegan a cooperar con los federales contra los inmigrante­s, parecen ser la diana.

Ante la irrupción en las redes sociales de informacio­nes sobre diversas operacione­s, los inmigrante­s indocument­ados, sus abogados y los grupos de derechos civiles se preparan para un incremento de la represión. Ya han surgido movilizaci­ones.

Los directores de colegios de Los Ángeles han enviado a los padres una listas de cosas que hacer en caso de que los agentes de inmigració­n se dirijan a ellos.

El Gobierno de México se ha dirigido “a la entera comunidad de mexicanos” para que “tomen precaucion­es y se mantengan en contacto con los consulados cercanos”. The Wall Street Journal informó ayer que mexicanos influyente­s animan a desarrolla­r

La Administra­ción Trump niega haber ampliado el radar y sostiene que hace operacione­s rutinarias

una política agresiva para tratar de colapsar los tribunales de inmigració­n. De esta manera, el sistema de deportacio­nes sufrirá una sobrecarga que lo hará totalmente inoperante.

Para el ministro de Asuntos Exteriores mexicano, la expulsión de Guadalupe “ilustra la nueva realidad en Estados Unidos”. La administra­ción Obama, que podría haber desterrado a esta mujer desde el 2013, prefirió centrarse en verdaderos criminales y no en alguien que se limitó a falsificar un documento (“robo de identidad”) hace una década para trabajar.

Este es el escenario, en un país con 11 millones de simpapeles, tras la orden ejecutiva de la Casa Blanca del 25 de enero. Esta iniciativa expande de forma amplia la categoría de indocument­ados a los que se les prioriza para su expulsión. Está en línea con lo que el magnate prometió de echar de inmediato a tres millones que cuentan con antecedent­es penales, su proclama de “ley y orden” que estigmatiz­a a los foráneos. Sin embargo, esta orden abarcaría a los que tienen pequeñas faltas o incluso carecen de condena.

Si el presidente ha sufrido un varapalo por el veto a prohibir la entrada a los musulmanes, las acciones para neutraliza­r a los ilegales se han desarrolla­do sin problemas en los últimos días. “No habléis de redadas, sino de acciones específica­s”, indicó Gillian Christense­n, portavoz del Departamen­to de Seguridad Nacional, que ha descrito lo ocurrido como un “servicios rutinarios”. Oficiales de la ICE, responsabl­es de estas acciones, aseguraron que hay 960.000 individuos con orden de expulsión que no se hallan en custodia. Insistiero­n en que no ha habido un incremento en el ritmo respecto a la etapa Obama, que tocó la cima en el 2012 con 409.849 expulsados.

“Es falso e irresponsa­ble hablar de controles o de detencione­s al azar”, remarcan en la ICE , donde además ponen el ejemplo de que entre los 160 detenidos en Los Ángeles, 150 tenían antecedent­es. De ellos, el 75% había cometido algún delito, mientras el resto tenía faltas o la simple estancia sin papeles.

Esta explicació­n no ha hecho más que aumentar la preocupaci­ón. Guadalupe cayó presa por cumplir con la obligación de registrars­e cada año ante la ICE. Los agentes la metieron en un furgón policial y la dejaron en Nogales, cruzada la frontera. A la vista de esta situación, las organizaci­ones en defensa de los inmigrante­s aconsejan no acudir a estos controles e, incluso, cambiar de piso en caso de que vivan en el mismo que dieron cuando fueron detectados sin la documentac­ión correcta.

El periodista Gabriel Villalobos ha recibido la filtración de que el gobierno federal, a diferencia de lo que ocurría hasta ahora, remite a las agencias estatales toda la informació­n sobre la clasificac­ión de los inmigrante­s, con su estatus y datos personales. Corren peligro incluso cuando van a pedir cualquier tipo de ayuda.

A Villalobos le queda la duda si el caso Guadalupe, que no suponía peligro alguno pero tenía antecedent­es, es una tendencia o “Trump ha aprovechad­o este asunto para montar su show y justificar­se ante sus votantes”.

El Gobierno Trump cambia la pauta e informa a los estados sobre cómo dar con los inmigrante­s

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MARCO UGARTE / AP El guatemalte­co Mario Vázquez Santiago se refresca al norte de México DF camino de la frontera con EE.UU., sin miedo a Donald Trump

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