Cambios en el patio
Los chavales mantienen relaciones personales más frágiles
¿Acceso libre? ¿Restringido? ¿Prohibición total? ¿Sólo últimos cursos? El uso del móvil en las escuelas es un debate universal que no está resuelto en ningún país. Como la irrupción de los dispositivos digitales ha sido relativamente reciente aún no existe un criterio claro sobre la conveniencia de su uso dentro del espacio escolar. En general, tabletas y smartphones entran por la puerta del colegio como un medio tecnológico cada vez más imprescindible en el aula. Y forma parte de la forma de divertirse y estar en el mundo de los adolescentes aunque sus efectos no son inocuos.
Como una hiedra, los móviles van colonizando todos los escenarios en los que se mueven los jóvenes –en casa, en la calle, en el colegio– manteniéndolos permanentemente conectados a otros “escenarios” de su vida física, que requiere de un lenguaje propio. Para esta nueva realidad no existen guías para padres ni docentes.
“El mundo online va muy rápido, dejando obsoleto cualquier intento de explicar sus consecuencias. Ni siquiera hemos podido consensuar todavía un acuerdo internacional sobre el uso perjudicial de las nuevas tecnologías”, explica Matalí, coordinador de la
Matalí considera que los docentes podrían incorporar elementos de crítica y reflexión sobre el uso del móvil
Unidad de Conductas Adictivas Infanto-Juvenil del hospital Sant Joan de Déu, referente en el tema de dependencia y adicción tecnológica (la adicción es de sólo el 4%). “Pero es cierto que no es irrelevante”, añade. En sus consultas con escuelas, los profesores advierten que la identidad de grupo, de clase, no se cimenta en el patio como en el pasado. Antes no había más remedio que encontrarse con los compañeros, ahora “se ven grupos pequeños de tres personas, parejas, algún solitario con juegos... En esas circunstancias, es más fácil obviar a los demás, evadirse o excluir a algún compañero” .
Y condiciona otros aspectos. “El riesgo mayor de que las relaciones se mediaticen por aplicaciones es la superficialidad. En el recreo pierden la oportunidad de hacer amigos reales”. La amistad más íntima requiere tiempo y presencia física, añade. Y en las redes pueden confundirse los verdaderos amigos con los meros seguidores.
“A los adultos nos inquietan estos cambios pero hay que admitir que forma parte de esta generación”. Matalí considera que en el currículum escolar podría incorporarse elementos de crítica y reflexión que les ayude a valorar la calidad de las actividades en que ocupan su tiempo y la profundidad de las relaciones que mantienen.