El teatro internacional, en Sant Cugat
El Teatre-Auditori presenta hoy una función del ‘Cuento de invierno’ del gran director británico Declan Donnellan
Durante años ha sido una presencia habitual en la cartelera barcelonesa, pero últimamente, como a otros grandes nombres de la escena internacional, cuesta bastante encontrarlo. La última vez fue en el festival Grec del 2014 con un fabuloso Ubú rey. Y hoy por fin el gran director británico Declan Donnellan regresa con un montaje a Barcelona... provincia. Al Teatre-Auditori de Sant Cugat, que, aliándose con el Arriaga de Bilbao, el Centro Niemeyer de Avilés y el Romea de Murcia han montado una gira por España de la última producción de Donnellan y su mítica compañía Cheek by Jowl: El cuento de invierno de Shakespeare protagonizado por el actor Orlando James.
Una obra que Donnellan ya había dirigido hace veinte años y a la que vuelve con nuevas ideas. En la historia, Shakespeare rompe las unidades de espacio, tiempo y acción: va de un lugar a otro de Europa durante 16 años y pasa del drama inicial a la comedia final para contar la historia de un rey, Leontes, de Sicilia, que destruye a su familia. Cuando su amigo de la infancia, el rey Polixenes de Bohemia, le dice que tras nueve meses invitado por él, regresa a su país, Leontes trata de convencerle sin éxito para que se quede. Finalmente envía a su mujer, que lo logra. Leontes se llena de celos al pensar que si lo ha conseguido es por ser su amante. Y que el hijo que espera es ilegítimo. Es el inicio de la destrucción de la familia real que acabará, sorprendentemente, con final feliz y milagro incluido.
Pero Donnellan no cree que sean celos. “Al inicio –explica en conversación telefónica– el rey Leontes se vuelve loco e imagina que su esposa está teniendo sexo con su mejor amigo. Muchas veces la puesta en escena trata de ofrecer una explicación de esa locura y algunos sugieren que el amigo tiene relaciones con su mujer para hacerlo más plausible psicológicamente. Pero la psicología humana no es plausible, somos bastante irracionales. Shakespeare nos da una pista de por qué el rey enloquece. Cuando su mejor amigo, con el que creció, informa a Leontes de que vuelve a Bohemia, él le dice ‘no te vayas’. Debe marchar. Y ahí Leontes se vuelve loco”.
“A ningún ser humano le gusta ser abandonado, tomamos apego a la gente y se van. Y quedamos heridos. Y podemos hacer todo tipo de cosas para probar que no hay problema, que somos adultos y podemos enfrentarnos a la pérdida, pero mentimos. Cuanto más sentimos que podemos lidiar fácilmente con la pérdida, más locos nos volvemos. El mundo está lleno de gente loca que cree que no tienen problema con el abandono. Hay gente que cuando la dejan no siente nada porque están locos, fueron abandonados tan traumáticamente de niños que no sienten un problema. La locura es su defensa. Y los psicólogos hablan de trastorno borderline, gente que parece normal, muchas veces inteligente, con humor, atractivos, pero que si les dejan pueden enloquecer y ser violentos”, subraya. Y remarca que “Leontes, además, castiga a su futura hija abandonándola, no matándola, para que sienta la misma pérdida que él. Y parece que hay una epidemia de borderlines por ahí hoy”.
Donnellan señala que es una obra escrita por un Shakespeare muy transgresor en la que hay grandes cambios de tono, “desde la tragedia a lo vulgar, de modo que no sabes qué género ves, es fantástico, se asegura de que despiertes”. Y dice que aunque la pieza “no es sentimental, es dura, oscura, al final piensa que la vida es posible. Que es desoladora, pero hay posibilidad de amor, perdón, redención. En otras obras del periodo, no”. Y señala que hoy “en Reino Unido y EE.UU. hay un sentimiento de desesperación política, con Trump y el Brexit, porque parecen permanentes, y porque parece que la política, la discusión, llegan a su fin. La gente se enfada tan rápido al hablar de política y tenemos tan claras nuestras posiciones, y hay muros en todas partes, que hay también la necesidad de un sentimiento de perdón y redención”.