Lost in ‘La Traviata’
El clásico verdiano con puesta en escena de Sofia Coppola y diseños de Valentino llega al Palau de les Arts con Plácido Domingo
Érase una vez un mago de la moda llamado Valentino –quien este 2017 cumplirá 85 glamourosos años– que un buen día se dijo a sí mismo: quiero dejar mi sello en una ópera. Dicho y hecho, por arte de alta costura, el Teatro de la Ópera de Roma le ofreció la oportunidad y juntos escogieron La
Traviata, de Verdi. ¿Qué mejor oportunidad que la inmortal historia de la cortesana tuberculosa por antonomasia, una ópera que además ocurre en París?
Y a esto que el diseñador dijo: quiero a Sofia Coppola para la dirección escénica. Valentino se había quedado prendado de la visión hippy-naif que la cineasta había mostrado en su película
Marie Antoinette .La sobrina del padrino convirtió a la reina en una teenager de la alta sociedad francesa del siglo XX. Y bien, el jueves se vieron en el Palau de les Arts los resultados de esta aventura de Sofia Coppola, quien nunca había dirigido una ópera escénicamente. Le ayudó a ambientarse y explicar la ópera romántica verdiana por antonomasia el hecho de que el vestuario lo firmara Valentino. Eso y la ayuda que le prestó un escenógrafo metido en el cine
(Batman El caballero oscuro, Interstellar).
El cóctel de moda, cine y ópera estaba servido y su estreno en mayo del 2016 atrajo los ojos de medio mundo. La combinación era irresistible.
Con estos mimbres, el Palau de les Arts, que parece volver a la carga, ha conseguido traer esta producción a Valencia, siendo el primer teatro de ópera internacional que la ofrece desde su estreno en Italia. Y el golpe de efecto no acaba aquí: Placido Domingo, que tiene en el Palau un centro de perfeccionamiento vocal con su nombre, canta por primera vez en España en el papel baritonal de Giorgio Germont. El jueves arrasó ante un público incondicional que acudió a la sesión de estreno..., y eso que estuvo a punto de cancelar aquella misma mañana. Pero ya se sabe: es Superdomingo.
Coppola, en cualquier caso, estuvo ausente en los ensayos por encontrarse acabando su último filme (la producción la levantó un asistente). De algún modo, el sello de la directora de Lost in translation (Oscar al mejor guion original) ha quedado totalmente eclipsado por un vestuario de alta costura que es el centro de todo. Conservadora en su forma y clásica en su concepción, Coppola hubiera lucido más modernizando la historia, pero el peso de los deseos de un Valentino en la estela más de un Zeffirelli que de un Visconti, conservador y tradicional, relega todo a un bonito pase de modelos made in Italy.
En cuanto a las voces, la soprano letona Marina Rebeka, espléndida en los tres actos, confirmó que es una de las Traviatas de su generación. El tenor mexicano Arturo Chacón Cruz fue un Alfredo noble y comunicativo, sin olvidar un Placido Domingo que arrasó literalmente en su dúo con Violetta del segundo acto.
La Orquestra de la Comunitat brilló en manos del valenciano José Ramón Tébar, confirmando que es la mejor orquesta de ópera de España. Valencia, de nuevo en primera línea de la actualidad lírica. Y con el sello de lujo de Valentino.