“El miedo a la muerte te mantiene vivo”
Antonio Maeso, el español con más experiencia en el TT, narra sus vivencias en la Isla
Un apunte de historia: ¿sabían que el actual Mundial de MotoGP, el campeonato del mundo de velocidad, nació en la Isla de Man, un territorio semiindependiente bajo soberanía británica, pero con una legislación poco restrictiva para las carreras de motos? La primera carrera mundialista de 500cc se disputó un 17 de junio de 1949 en un trazado de 60,7 km al que daban 7 vueltas. La cita se mantuvo en el calendario hasta 1976. Su altísima mortalidad la hacía insostenible: en esos 27 años se cobró 36 muertos, más de un tercio de los 103 fallecidos oficiales del Mundial desde 1949. En las 109 ediciones del TT Isla de Man (desde 1907), 252 muertos; cuatro el último año.
La funesta lista casi la incrementa Antonio Maeso (Madrid, 1979), el español con más experiencia en Ellan Vannin. Con sólo 31 años, en el 2007, se empadronó en la Isla para obtener la licencia de la Montaña y correr la primera de las seis ediciones en las que ha participado; en total 28 carreras (de todas las categorías, excepto en sidecar). En el 2010 hizo la mejor vuelta de carrera (a 199,5 km/h); en el 2012 disputó todas las categorías (Senior TT –la reina–, Superbike, Supersport, Superstock, Lightweight y TT Zero –eléctricas–); y en el 2013 corrió por última vez. Casi no la cuenta.
“Me destrocé la pierna derecha al rozar un muro de piedra pequeño a más de 200 km/h. Me la reventé, tenía la rodilla abierta; casi me la tienen que amputar. El problema fue que las banderas (los comisarios) se dieron cuenta tarde, y yo me estaba desangrando. Me operaron en Liverpool, más de 12 horas en el quirófano. La recuperación fue larga y dolorosa. Nunca me he recuperado al 100%, perdí la rótula y la capacidad de flexionar la rodilla. He estado más de tres años de rehabilitación, con sesiones de 5, 6 o 7 horas”, explica Maeso desde Almería, donde es profesor de inglés, además de soldador, ingeniero y prepara su moto para volver a correr en la
North West 200, otra road race , en Dundrod (Irlanda), en la que regresó a la competición en el 2016, después de tres años inactivo.
Por la dichosa Isla, a la que no piensa volver. Al menos, no a competir como antes; sólo correría “sin riesgos, para darle más vida a las carreras”. Por ello, para Maeso “el TT está descartado, es una posibilidad muy remota. He gastado allí toda la suerte que podía tener. Con el ratio de gente que muere, yo ya no tengo más vidas de gato que gastar. Sí me gustaría ir a cerrar una etapa, pero con un proyecto sencillo, disfrutar sin tanta presión, con mi Supertwin corriendo en motos eléctricas. Ser capaz de dejar la Isla diciendo: ‘He estado aquí otra vez, mi etapa ha terminado’”, comenta Maeso, sin atisbo de nostalgia, aunque sincero con su cuenta pendiente: “No he cumplido mi sueño, que era ganar el TT. El sueño llegó hasta donde llepromiso gó, y se quedó en aquel muro. Soy calculador y no quiero tentar más a la suerte”.
Después de haberlo degustado, disfrutado y sufrido, Maeso puede afirmar que el TT Isla de Man “es el desafío más grande para quien le guste la velocidad; un reto de com- vital, no sólo de habilidad, sino de qué bravo soy, me voy a jugar la vida. Es un compromiso que aceptas y que no existe en otra carrera”. Por eso –admite– “se le coge miedo, siempre lo tienes. El miedo a matarte te mantiene vivo. No conozco otra carrera en la que veas la muerte tan de cerca, ves el riesgo en los muros, te ves tan cerca, a 300 km/h, y te dices: ‘Adiós’”, cuenta.
La guadaña está en cualquier rincón. “En cada vuelta hay más de 200 curvas, la gran dificultad es memorizarlas. Esto no es como un circuito permanente: te vas un metro fuera y no hay vuelta. El asfalto es muy bacheado, muy malo, muy resbaladizo, con parches, a veces parece de motocross, con saltos... Dicen los isleños que no asfaltan las carreteras porque si no el tiempo por vuelta sería tan rápido que los detractores del Parlamento de la Isla tendrían argumentos para suprimirla…”.
“El TT es el desafío más grande para quien le guste la velocidad, es un reto de compromiso vital” “He gastado en la Isla toda la suerte que podía tener, ya no tengo más vidas de gato; sólo iría a correr sin riesgos”