Iglesias arrolla a Errejón y se erige como líder indiscutido de Podemos
Pese a esta victoria, los moderados, partidarios de acuerdos con el PSOE, son un tercio del partido de las bases. El deseo de unidad ha prevalecido en un fin de semana decisivo para Podemos.
Podemos resolvió ayer en Vistalegre II las dudas sobre su liderazgo interno, que se concentra de forma rotunda en Pablo Iglesias tras imponerse en la asamblea a Íñigo Errejón, que deja de ser el número dos del movimiento. Las votaciones alejan a Podemos de una estrategia de acercamiento o pactos con el PSOE, si bien las tesis de Errejón en sentido opuesto disponen del apoyo de un tercio
TODOS LOS FRENTES Pablo Iglesias no sólo impuso su lista, sino también su proyecto político y organizativo
EL DERROTADO Pese a la derrota, Íñigo Errejón afianza una corriente que supone un tercio de las bases
Vistalegre II ratificó ayer el liderazgo del equipo y la estrategia de Pablo Iglesias al frente de Podemos, con más de un 50% de los votos, y 17 puntos de ventaja sobre el equipo del que fuera su número dos, Íñigo Errejón, una diferencia que asciende a los 20 puntos si hablamos de los proyectos de estrategia política y organización interna. Los votos certificaron el liderazgo de Iglesias, pero, con mayor intensidad (hasta seis puntos más), el rumbo que quieren los inscritos para Podemos.
La formación nacida del 15-M no evolucionará a corto plazo hacia la moderación pragmática y la vocación pactista con el PSOE que proponía el portavoz parlamentario, ni suavizará su lenguaje impugnatorio para atraer al votante melindroso. Si esta estrategia les permite superar los seis millones de votos –el último barómetro del especialista Jaime Miquel los coloca en torno a 5,5 millones, frente a 3,8 millones de los socialistas– y convertirse en una opción de gobierno es, no obstante, un enigma.
Pablo Iglesias demostró que conserva su autoridad y liderazgo, y lo logró haciendo valer su conocida inclinación a la intrepidez y el órdago en unas primarias envenenadas que habían volado todos los puentes entre las dos corrientes principales. Por eso, su victoria clara sobre Errejón facilita la gestión de los resultados y espanta los riesgos de cisma que se cernían sobre el congreso de los morados, toda vez que es poco discutible el papel de este como líder de la principal corriente discrepante, pero mucho menos la decisión de las bases –con récord de participación– de retirar la confianza al equipo de Errejón, que hasta ahora ocupaba los principales cargos de la ejecutiva del partido, con la excepción de la secretaría de organización que, desde el cese de Sergio Pascual, desempeñaba Pablo Echenique.
Iglesias tendrá ahora el control de una ejecutiva menos poderosa que la saliente, en una organización menos vertical que también ha decidido devolver parte del poder a los círculos y ha evitado entregarlo a las cúpulas autonómicas, merced a un organigrama planificado por Iglesias para vacunarse contra una formación tutelada por los barones regionales, al estilo del PSOE.
Tampoco ha calado la idea del tándem propuesta por Errejón para que la gente pudiera votar a Iglesias como secretario general apoyando al tiempo a los equipos e ideas del portavoz parlamentario: el número dos en las votaciones al Consejo Ciudadano no ha sido él sino Pablo Echenique. Iglesias fue elocuente en su agradecimiento, hincando la rodilla ante el secretario de organización y ex científico del CSIC.
Con un resultado modesto, los anticapitalistas de Miguel Urbán y Teresa Rodríguez han salido sin embargo reforzados. Su 13% de apoyos es más de lo esperado, aunque su traducción en el Consejo Ciudadano sólo sean dos asientos. Urbán, el más aplaudido en Vistalegre, supo evitar las dinámicas de polarización y conservar su peso en la organización, muy importante en algunos territorios, así como salvar su buena relación con Iglesias, que es probable que se traduzca en un cargo en la nueva ejecutiva.
Hubo otro nombre propio en el congreso de Podemos, alguien que ni siquiera se subió a la tribuna pero que fue vitoreado y cuya figura fue reivindicada: Juan Carlos Monedero. Sin un puesto en las listas, el cofundador de Podemos, muy activo en la defensa de las tesis y el lideraz-