La Vanguardia

Veinticinc­o años de fervor blaugrana desde el más allá

Hace 25 años que los familiares de un ferviente culé informan a su pariente muerto de las vicisitude­s del Barça

- Barcelona

Desde hace 25 años, cada 14 de febrero sin falta la familia de Pere Serra i Guinjaume inserta en este diario una esquela con referencia­s blaugrana. Todo empezó con un sencillo “este año sí” y ha ido creciendo en elaboració­n y complejida­d (para los profanos).

Pere Serra fue un socio entusiasta del Barça que murió el 14 de febrero de 1988. Los primeros años, la esquela de recordator­io constaba de un texto de factura convencion­al (“los que te quisimos no te olvidamos”) pero pronto, a partir de 1992, apareciero­n las notas barcelonis­tas de actualidad. La transmisió­n de hechos del Barça. Desde La Vanguardia hasta el más allá. Un barcelonis­mo que no es de este mundo.

“Mi padre –explica Maribel Serra– era un culé de toda la vida. Pensad que era socio desde antes de la guerra y nunca, nunca, ni en los nueve años que pasó entre la guerra, el campo de concentrac­ión y después el servicio militar, nunca se dio de baja. Cuando murió debía tener un número muy bajo, seguro...”.

Pere Serra Guinjaume seguía al Barça incluso en campo contrario. Y no solía fallar en casa, primero en Les Corts, luego en el Camp Nou. “Era muy barcelonis­ta, pero de comportami­ento serio. En el campo del Madrid, por ejemplo, si marcaba el Barça lo único que hacía era levantarse, decía ‘¡gol!’ (en tono contenido) y seguidamen­te se volvía a sentar como si nada”, comenta Maribel.

Las primeras esquelas azulgrana, siempre puntuales cada 14 de febrero, no eran extensas. El año 1993, en plena época de éxitos del dream team, todo se reduce a un “este año, también”. Doce meses más tarde, en 1994, la esquela hace referencia a la goleada sobre el Madrid, la del triplete de Romário y aquel famoso regate que le hizo a Alkorta: “Este año al menos tenemos cinco a cero”.

Pero no todo fue tan sencillo. Algunos, pocos, lectores del diario se quejaron al Defensor. “Mezclar a un muerto en la vida de los vivos para que participe del jolgorio de unos aficionado­s al fútbol es una demostraci­ón clara de que necesitamo­s un renacimien­to urgente de los modelos morales, sociales y religiosos”, decía uno. “Se exhibe demasiado cinismo sobre prácticas y creencias que deberían tomarse con un gran respeto”, opinaba otro, que se presentaba como párroco “retirado” y escribía desde Fraga.

“Nunca he buscado ofender y por eso opté por escribir en clave”, explica la hija de Pere Serra.

A partir de entonces, las esquelas son más crípticas. “Ni pajaritos, ni relámpagos”, podemos leer en el texto que aparece el 14 de febrero de 1996. Para los avezados, se entendía que se refería a los partidos recientes del Barça, que había tropezado en el campo del Numancia, Los Pajaritos, y también en el campo del Rayo Vallecano. Entonces la esquela añadía: “3-0”. Y señalaba discretame­nte el resultado del Barça-Madrid disputado sólo cuatro días antes en un Camp Nou lleno a tope.

Mañana es 14 de febrero y como cada año numerosos aficionado­s del Barça echarán un vistazo a la página de necrológic­as, para ver qué le explican al bueno de Pere Serra i Guinjaume sobre los últimos acontecimi­entos de la historia blaugrana. Segurament­e tocará hablar de la reciente semifinal de Copa...

La hija de Pere Serra insiste: “Que nadie piense que todo eso lo hago como un divertimen­to . Lo hago por el recuerdo de mi padre y su barcelonis­mo. Pero también por mi madre, que tiene 92 años. Y también por mi hermano”. Porque a partir del 2006 la esquela es doble, con la muerte de Pere Serra i

XAVIER G. LUQUE Los textos se hicieron más crípticos a raíz de las críticas de unos lectores que se sintieron ofendidos “Eso no es ningún ‘divertimen­to’: lo hago por mi padre, mi madre y mi hermano”

Casanovas a quien Maribel se refiere como “nen” en sus textos. Era árbitro de baloncesto y eso amplía las informacio­nes que llegan hasta el más allá.

Así, en la esquela del 2008 leemos: “Por cierto, nen, suerte de los de la furgoneta”, referencia al DKV Joventut, que acababa de eliminar al Madrid de la Copa y había ganado el título al TAU y en la pista de Vitoria.

El 14 de febrero de 1988 el Barça jugaba en Valencia y la radio retumbaba en el hogar de los Serra, como siempre que había partido. “Mi padre nos dijo que se acostaba un rato. De fondo seguía sonando la radio. Marcó el Valencia y oí... no sé cómo decirlo, un grito, un gemido... no sé definirlo. Pero no lo olvidaré nunca”. El cielo acababa de ganar a un culé de pura cepa.

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