Una invitación para Trump
Una ruta de tiendas de Nou Barris explica cómo el comercio facilita la integración
Numerosas señoras en edad provecta de origen andaluz vecinas del barrio de la Prosperitat son clientes habituales de la carnicería halal Fahad. Estas mujeres tienen sus bistecs en muy buena consideración. Abderrahim Fahad, el propietario de este comercio del distrito de Nou Barris, explica que el desangrado de los animales que los musulmanes practican durante su sacrificio propicia luego una carne que apenas segrega líquidos, que no se empequeñece en la sartén, que a muchos resulta mucho más sabrosa.
“Algunas señoras me dicen que en su pueblo mataban los cerdos de un modo parecido al que nosotros matamos los corderos, desangrándolos –prosigue Abderrahim–, y que de alguna manera mi carne les recuerda a lo que comían hace mucho tiempo. A veces hablamos sobre ello. A muchas señoras les gusta venir a la carnicería a hablar un rato. Necesitan un poco de cariño. Así mejoré mi castellano y mi catalán. Al principio, la mayor parte de mis clientes eran otros inmigrantes musulmanes, pero poco a poco, sobre todo gracias al boca a boca, muchos más se decidieron a entrar. Ahora mis clientes son de todas partes. Como el barrio”. Y ahora Abderrahim tiene dos empleadas, dos mujeres marroquíes despachando, una circunstancia poco habitual en su sector. “Pero todos cambiamos... Al principio a ellas también les parecía raro. Yo creo que los comercios son lugares donde la gente aprende cómo son los demás”.
El Ayuntamiento y la patronal de la pequeña y mediana empresa Pimec, con la ayuda de la Xarxa Antirumors, acaba de editar La ruta del comerç integrador a Barcelona: Nou Barris, 220 ejemplares de un librito que recogen la historia de Abderrahim y las de otros nueve tenderos del distrito, la del sastre Asjid, los hosteleros Percy y Estela, las panaderas Elizabeth y Noemí, la librera Nelly, el bodeguero Miquel Àngel, la florista Bienvenida, los fruteros Jinsan y Xumei, todos los camareros de la familia Rodríguez... Gentes de aquí y de allá. El objetivo de esta iniciativa es subrayar la importancia del comercio de proximidad como “Un mostrador es un confesionario donde la gente te cuenta un montón de cosas y tú aprendes más” punto de encuentro de gente dispar, elemento integrador de los barrios, fuente de orgullo… ¿Sabían ustedes que Albert Rivera y Pablo Iglesias montaron su debate televisivo del 2015 en el bar Tío Cuco del barrio de Canyelles? Lo abrieron unos salmantinos en una calle sin asfaltar en 1975. Ahora, de tanto en tanto, algunos domingos por la mañana, organizan monólogos, recitales de poesía, bailes flamencos... Aquí siempre se encontró gente de procedencia muy dispar.
“Un mostrador es como un pequeño confesionario –dice Josep Casanovas–. Aquí te das cuenta de que nadie quiere marcharse de su país, de que es muy triste dejarlo todo atrás, de que muchas de estas personas se vinieron para que sus hijos no tuvieran que vivir con tanta violencia”. Hace unos cien años los abuelos de Josep abrieron, en un lugar hoy sepultado por una ronda, un granero para dar de comer a los caballos de los transportistas de la época, y luego en los años sesenta sus padres reformaron el negocio e inauguraron La Granja de Torre Baró. “Desde aquí mi familia vio llegar a los aragoneses, los murcianos, los andaluces... y luego a los peruanos, los marroquíes, los pakistaníes... y a Torre Baró siempre vinieron los más pobres de entre los pobres, la gente dispuesta a coger los trabajos que nadie quiere. Yo, a Donald Trump y a tantos otros poderosos los invitaría a pasar una temporada en Torre Baró, para que vieran cómo las personas de diferentes culturas pueden entenderse. Es verdad que por el barrio también corren muchos bulos. No todo es buen rollo. Para nada. También hay gente con muy mala intención. Pero desde mi confesionario... Y la verdad es que los hípers son otra cosa. Allí nadie se para, nadie habla. A la cajera como mucho le puedes decir hola. El problema es que cada día es más difícil salir adelante, competir con las franquicias, las grandes distribuidoras y todo eso. En estos momentos no sé si mi hijo podrá continuar con nuestro negocio”.