La Vanguardia

Media verónica para Elena Francis

- JUAN SOTO VIÑOLO (1933-2017) Periodista, escritor y cronista taurino PACO MARCH

AJuan Soto Viñolo, periodista barcelonés que falleció este pasado sábado en el hospital de El Vendrell a los 83 años, le gustaban –amaba– los toros (también el flamenco) y sobre ello escribió en su larga trayectori­a profesiona­l. Pero Soto era más que un crítico taurino.

Cuando –en la década de los años cincuenta– el periodismo no se cursaba en la universida­d sino en la Escuela Oficial, Soto Viñolo, una vez titulado, empezó a trabajar en la sección de deportes de Televisión Española y luego, a partir de 1965, en RNE, donde sucedió en la crónica taurina a Julio Gallego Alonso (que empezaba sus intervenci­ones a los acordes de Suspiros de España), compaginán­dolo con la prensa escrita: La

Soli, El Ciero, Mundo Diario y Tele Exprés.

De ahí a El Periódico, desde 1980 hasta la última corrida en la Monumental. Publicacio­nes taurinas como El Ruedo, 6Toros6 y

Aplausos también contaron con su conocimien­to, rigor y cierta causticida­d.

Crónica taurina o de flamenco a la que hay que sumar también varios libros entre la biografía y una decidida voluntad por retratar cada época. Así Manolete, torero para olvidar una guerra

(1986); A tu vera, siempre a la verita tuya (1995), sobre Lola Flores; Una biografía íntima (2006) de Rocío Jurado o, de vuelta a Manolete, Vida y amores de un torero de leyenda (2007) y Los Ordóñez, una saga de toreros, ambiciones y sueños, publicado en el

2009, como Los 50, una historia sentimenta­l de cuando España era diferente.

De esa España diferente, gris y temerosa sabía mucho Soto Viñolo pues fue, desde 1965 y durante 18 años, el guionista del consultori­o de Elena Francis, su álter ego, en el dial de Radio Nacional de España. Aunque muchos estaban en el secreto, cuando en 1995 el propio Soto Viñolo reveló que Doña Elena fue él, un señor con toda la barba, a más de uno y de una el asombro les duró varios días.

A Doña Elena acudían en busca de consejo madres, esposas e hijas, con distintos desvelos, angustias, preguntas, sobre amores y desamores la mayoría, pero en los que, veladament­e, aparecían también malos tratos o abusos. Cartas que eran reales –se cuenta que cada mes llegaban veinte mil al Instituto de Belleza que le daba nombre– o fruto de la imaginació­n del guionista, que encontra-

ban respuestas acomodadas a cada tiempo político y social. Acabada en 1984 su faceta de

coach sentimenta­l, desde su localidad en el Tendido 1 de la Monumental levantó acta de tardes de gloria o tragedias.

Durante años fue asiduo de la tertulia mensual que sus amigos del Tendido 2 (los pintores Hernández Pijoan y Robert Llimós; los escultores Joan Mora y Gardy Artigas; el biólogo Jaume Josa; el arquitecto y crítico taurino Antoni González; la psiquiatra Cristina de la Cruz; el periodista Segura Palomares…) organizaba­n en Casa Leopoldo para hablar, entre

Desde 1965 y durante 18 años fue el guionista y álter ego de Elena Francis en el consultori­o radiofónic­o

humo y amistad, de toros, pero no solamente.

Cuando el Parlament prohibió los toros, Soto habló de exiliarse a Ceret, pero pasó sus últimos años en Calafell , mirando a ese Mediterrán­eo que fue mar de cultura (por él llegaron los toros a la Península) y hoy es cementerio de esperanzas y vidas.

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ALBERTO MARTÍN / EFE

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