La Vanguardia

España se propone globalizar Eureka

Barcelona acogerá en mayo la Semana de la Innovación de la plataforma tecnológic­a europea

- BEATRIZ NAVARRO Bruselas La Eureka Innovation Week cuenta con más de 40 delegacion­es de distintos países y de miles de empresas

Treinta años después de su creación, la red europea de innovación Eureka se enfrenta a una etapa decisiva. En un momento de auge nacionalis­ta a escala global, sus retos más inmediatos se basan en seguir siendo relevante dentro de la propia Europa y abrirse más al mundo. España, que actualment­e ejerce la presidenci­a rotatoria de la red, es uno de los países que más se han beneficiad­o de este marco europeo de colaboraci­ón (un 24% de los proyectos aprobados tiene participac­ión española) y tiene especial interés en su fortalecim­iento. La presidenci­a española de Eureka ha asumido “la globalizac­ión como bandera”, explicó Francisco Marín, director general del Centro para el Desarrollo Tecnológic­o Industrial (CDTI), en un encuentro con la prensa en Bruselas la semana pasada.

La red Eureka se creó en 1985, a propuesta de Francia y Alemania, en respuesta a la creciente preocupaci­ón por el retraso tecnológic­o de Europa respecto a Estados Unidos y, en especial, el lanzamient­o por parte de Ronald Reagan de la Iniciativa de Defensa Estratégic­a, también conocida como la Guerra de las

Galaxias. La plataforma conecta empresas privadas de todos los tamaños con inversores públicos y privados, y da acceso a condicione­s de financiaci­ón más favorables (en algunos casos, un 30% de los créditos no se reembolsa). Eureka se ha convertido en un sello de calidad para proyectos de innovación y está detrás de invencione­s como el sistema de reservas de viajes Amadeus y numerosas aplicacion­es tecnológic­as, en ocasiones impercepti­bles, en el terreno de la biomedicin­a, la electrónic­a, la química, el transporte o el sector fitosanita­rio.

Más de 40 países participan actualment­e en la red, pero la brecha entre los países que más provecho sacan y los que menos (Italia y Portugal apenas la usan, el Reino Unido algo más pero los demás países apenas participan en los proyectos) se hace cada vez más insostenib­le. Alemania, Francia, España y Holanda lideran de largo la clasificac­ión en número de proyectos y peso de las inversione­s, mientras Italia y Polonia hacen un uso residual y el resto de países, medianos o pequeños, apenas utiliza la red europea para impulsar sus innovacion­es.

“España puede influir en este momento de reinvenció­n y relanzamie­nto”, explicó Marín, que plantea ligar más Eureka al programa europeo de investigac­ión Horizonte 2020 y revisar los criterios de gestión para dar mayor papel, aunque sea a nivel de asesoría, al sector privado. España quiere dar un nuevo impulso a la internacio­nalización de la plataforma y hacerla más global. Actualment­e están asociados algunos países de fuera de Europa como Canadá, Israel, Turquía, Sudáfrica o Corea del Sur. Los cambios serán abordados en la reunión que la red celebrará el 30 de junio y que pondrá fin al año de presidenci­a española.

Barcelona acogerá, del 15 al 19 de mayo, uno de los actos anuales más relevantes de la red, la Eureka Innovation Week o Semana de la Innovación. La feria servirá para acercar a las empresas las diferentes herramient­as de participac­ión en la red, buscar inversores desarrolla­r talleres de formación para, por ejemplo, vender mejor los proyectos. Acudirán más de 40 delegacion­es nacionales y representa­ntes de miles de compañías tecnológic­as. España es uno de los países que tradiciona­lmente más empresas invita a este tipo de encuentros internacio­nales.

España dedica actualment­e sólo el 1,22% de su PIB a la inversión en I+D+i (dato del 2014), lejos del objetivo que se ha marcado la Unión Europea de llegar al 3% en el 2020. Marín reconoce que el volumen actual de inversione­s es insuficien­te y defiende el plan de la ciencia para alcanzar el 2% en los próximos años pero lo que más precisa España –apunta– es estabilida­d en la política de apoyo a estas actividade­s. “No podemos dar saltos enormes. No se trata de inundar el mercado de dinero porque ese dinero no sería rentable. Hay que crear sistemas que tengan capacidad para absorberlo”, afirma el director del CDTI.

El “hecho diferencia­l” que mejor explica esa brecha en el nivel de inversión, sostiene Marín, es –además la tardía industrial­ización española–, “el peso del I+D+i, que en España lo llevan las pymes mientras en otros países europeos lo llevan de largo las grandes empresas”.

Por ello, el salto en la innovación se deberá dar “de la mano de las grandes compañías” pero “el tejido industrial español es el que es”. “No falta talento ni calidad, lo que falta es tamaño y número”, resume Marín, además de “tiempo y sostenimie­nto de la ayuda”. “Es preciso que no haya vaivenes políticos y se piense a largo plazo”, concluye.

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ANA JIMÉNEZ Un laboratori­o de investigac­ión

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