Tengo 66 años. Nací en un pueblo perdido de los Alpes Apuanos. Casado, dos hijos, dos nietos. El mundo se está transformando y hay fuertes reacciones: Trump, por citar un solo nombre, pero creo que volverán los ideales de solidaridad, fraternidad y justic
No es exagerado eso de la partícula de Dios? Sí. Desde el punto de vista científico me parece poco correcto, y si me pongo en la piel de los creyentes, ofensivo.
Responde a la envergadura del descubrimiento. Cierto, sin el bosón de Higgs no se podrían haber formado los átomos. Hemos entendido un momento crucial de nuestra historia.
¿El descubrimiento del siglo nació de una intuición?
Sí, de la intuición de unos jóvenes de la década de los 60 que ahora tienen 85 y 86 años, dos físicos belgas y uno inglés (Brout, Englert y Higgs), pero durante 25 años se buscó esa partícula sin éxito y se dudó de que la teoría fuera correcta.
Hasta que apareció usted.
Otro grupo de jóvenes locos decidimos lanzarnos en los 80 a la búsqueda de eso que la generación precedente no había hallado. Diseñamos el acelerador de partículas (LHC), otra locura, porque proponíamos una tecnología que no existía. Hemos necesitado veinte años para construirlo.
Han recorrido medio mundo para conseguir los materiales.
Fue un bonito comienzo. Debíamos demostrar que eso que decíamos siete locos era posible. Recorrimos el mundo buscando colaboradores: Mongolia, Rusia, China, Corea, Japón, Pakistán, Egipto, Marruecos, Estados Unidos...
¿Qué buscaban en Mongolia?
Ideas, ayuda. La inteligencia es democrática, está distribuida bastante uniformemente por el mundo.
¿Y qué ha aprendido en esa búsqueda?
La fuerza de los jóvenes. Teníamos entre 30 y 40 años, un poco de experiencia, una enorme inconsciencia y mucho coraje.
Estaban convencidos de lograrlo...
Íbamos en contra de todo el mundo y en cierto modo tenían razón: construir el LHC era descabellado, proponíamos algo que no era realizable, era demasiado avanzado. Cuando hablábamos con la industria se ponían a reír y nos decían: “Nadie conseguirá hacer una cosa tan complicada como esta”.
¿Entonces?
En los ojos de algún ingeniero se veía una chispa de locura, la misma que nos animaba a nosotros, y añadía: “Pero quizá se pueda intentar”. Trabajando muy duro durante diez años conseguimos poner a punto la tecnología de base para fabricar el LHC.
Hemos Bonita porquede historia.tenerson unalos más gran capaces confianzade en recogerlos jóvenes,los desafíosPero debíamás difíciles.de haber una competencia feroz, Las discusionesy envidias... entre nosotros eran apasionadas, en cuestionespero se resolvían personales.con cienciaEra comoy no si entrando estuviéramos éramos todos conscientes atados de escalandoque nadie una podía montaña,fallar.
Ya La lo gloria, sabíamos,el Nobel,y queríamossólo se quela llevaronasí fuera. dos. La satisfacciónun nuevo estadode ser de unola materia,de los primerosuna partículaen ver que uno busca incansable desde hace treinta años, es el más grande de todos los premios, hemos tenido mucha suerte.
¿Cómo es la cafetería del CERN?
Un lugar caótico donde se hablan cientos de lenguas, lleno de jóvenes, uno de los lugares más importantes de la ciencia moderna, porque frente a un café y sobre las servilletas se dibujan ecuaciones y proyectos que son las bases de grandes empresas de futuro.
¿Cómo llegó a convertirse en el responsable de una de las líneas de experimentación para encontrar el bosón de Higgs? Lo bonito de la física es que tus superiores te masacran pero te dicen “adelante, prueba”, es como el adiestramiento de un marine. Primero formé parte de un equipo, obedecía. Un día, sin entender cómo, haciendo bien mi trabajo, me volví y tenía tras de mí a 3.000 personas, me había convertido en jefe de equipo.
¿Qué ha sido lo más difícil?
Coincidió el periodo más bello de mi vida profesional, cuando comenzaba a ver los primeros indicios del bosón de Higgs, con la agonía de mi padre. Recuerdo aquel periodo como una pesadilla, una especie de ducha escocesa.
...
Tenía que dar la conferencia más importante de mi vida sobre los indicios del bosón de Higgs, representaba a todo mi enorme equipo, debía mostrar seguridad, entusiasmo, pero estaba roto. Yo lo que quería era estar con mi padre.
Su padre era ferroviario.
Sí, yo fui el primer licenciado de toda mi familia, fue un acontecimiento.
¿Cree que hay un destino?
Al mirar atrás veo una gran motivación, empeño y muchísima suerte. Creo que cada uno de nosotros pasamos por momentos que deciden nuestro futuro, y basta un detalle para que un suceso se transforme en desastre o en triunfo. Pero a menudo un logro se tiende a explicar como si fuera una cadena de éxitos, y es falso.
Cierto.
Lo hermoso es que basta que se junten un estudiante indio, otro chino, un europeo... para que descubran algo que cambie completamente nuestro concepto del mundo, y eso puede suceder en cualquier momento, ya que sólo conocemos un 5% de los que nos rodea.