La fiscalidad de Madeira atrae a decenas de empresas españolas
La isla portuguesa permite que firmas sin actividad aparente no paguen impuestos
La bajísima fiscalidad de la zona franca de la isla portuguesa de Madeira atrae a un centenar largo de empresas y profesionales españoles, además de a otros personajes como el que fue hombre de confianza del dictador libio Muamar el Gadafi.
En poco más de 800 kilómetros cuadrados de vegetación subtropical acordonados por playas paradisiacas, el turismo –principal fuente de ingresos de la Región Autónoma de Madeira, Portugal– y el desempleo conviven con una ajetreada actividad empresarial que apenas deja beneficios en el archipiélago.
Funchal, la capital de Madeira, fue el lugar elegido por la mano derecha del dictador libio Muamar el Gadafi, Bashir Saleh Bashir, para establecer su empresa. También el de futbolistas como Javier Mascherano, condenado por fraude fiscal, empresarios cubanos que despistan aquí el comunismo, y más de un centenar de españoles que gestionan sus patrimonios detrás de sociedades con un denominador común: ingresan millones de euros y tienen como máximo un empleado (algunos identificados como testaferros), gastos de explotación mínimos y un domicilio compartido con muchas otras.
En el marco de una investigación periodística llevada a cabo por un grupo de medios internacionales, liderado por la radiotelevisión pública alemana ADR y al que pertenecen LaVanguardia.com, el diario francés Le Monde y la televisión pública austriaca ORF, publicamos una serie de reportajes sobre los titulares de estas empresas: hoteleros, empresas de importación y exportación..., pero también grandes fortunas que vieron en el régimen de la isla la posibilidad de ahorrarse importantes impuestos en sus países.
El exjugador del Real Madrid Xabi Alonso, el también futbolista José Enrique, el cotizado representante de jugadores Manuel García, el despacho de abogados Pretus desde el que se gestionó la apertura de decenas de empresas encontraaños das en los Papeles de Panamá son el comienzo de una larga lista de conocidas fortunas que se extiende más allá de las fronteras españolas con otros muchos nombres, como el del ya retirado futbolista del Barcelona Boudwijn ‘Bolo’ Zenden, la hija del presidente de Angola, Isabel dos Santos, y la mano derecha del líder libio Muamar el Gaddafi. Todo esto ocurre gracias al paraguas de la UE, que da cobijo y marco legal a un entramado financiero que escapa de los ojos del fisco.
Madeira es una de las nueve regiones ultraperiféricas de la UE entre las que se encuentran también las Azores y Canarias y, por las dificultades para el desarrollo económico que entraña esta condición, goza de exenciones y bonificaciones fiscales, entre otras ayudas.
En el caso de Madeira esto se ha traducido durante 19 años en un impuesto de sociedades del 0%, es decir, que cualquier empresa establecida en la Zona Franca de la isla portuguesa –que ocupa toda su extensión– estaba exenta de tributación. Este marco legal de oro sedujo a hoteleros, empresas de importación y exportación..., pero también a grandes fortunas que vieron en el régimen de la isla la posibilidad de ahorrarse importantes impuestos en sus países. La historia se remonta a finales de los años ochenta.
La Comisión Europea aprobó la aparición de la denominada Zona Franca de Madeira en 1987, dos después de la firma del Tratado de anexión a la UE, bajo la condición explícita de que el territorio no se convirtiera en un paraíso fiscal. “Les recordamos que esta autorización [para la aplicar condiciones fiscales especiales] no significa de ningún modo la aprobación de la zona financiera offshore que el gobierno de la Región Autónoma de Madeira tenía la intención de instaurar en la Zona Franca”.
Facilitando la creación de empresas se pretendía conseguir la dinamización del empleo en un territorio que todavía se encontraba en elevados niveles de pobreza y, que por su condición de isla ultraperiférica, sufre unas dificultades económicas añadidas, como escasez de tierras utilizables, dificultades de transporte, déficit de abastecimiento de agua y energías, elevado coste de infraestructuras, problemas demográficos y de desempleo…
En 1997, Madeira tenía una tasa de desempleo del 3,5%, menos de la mitad de la que registraba Portugal y cinco veces menor a la española, que en aquel año era del 18,4%.
A pesar de que el portavoz de Competencia en la Comisión, el portugués Ricardo Cardoso, insiste en una entrevista para esta investigación que “la Zona Franca de Madeira es un motor para la creación de puestos de trabajo”, los datos hablan por sí solos. Madeira tenía en el 2015 una tasa de desempleo del 14,7%, tres puntos porcentuales mayor que la de Portugal y un 320% superior de la que tenía en 1997. La intención no se tradujo en hechos. Porque ya se sabe: hecha la ley, hecha la trampa.
Los artículos 349 y 355 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE) conceden a Madeira unas ventajas fiscales “sin poner en peligro la integridad y coherencia del ordenamiento jurídico de la Unión”. Estas ventajas del archipiélago de Madeira se regulan en el decreto ley 165/86 que se ha ido endureciendo con el tiempo, fruto de un continuo tira y afloja entre las exigencias de la Unión Europea y las intenciones del gobierno de la isla.
La bonanza fiscal de la región ha sido utilizada por la mano derecha del dictador Muamar el Gadafi Los futbolistas Mascherano, Xabi Alonso o José Enrique han tenido sociedades en esta isla