La poesía como terapia
Un libro de poesía de María Leach, con ilustraciones de Paula Bonet, aborda el sentimiento de pérdida
María Leach publica No te acabes nunca, un poemario con ilustraciones de Paula Bonet que recoge el dolor del año en el que se casó, tuvo un hijo y vio morir a su marido.
La pérdida de quienes amamos es algo para lo que no nos preparan. Más cuando esa pérdida llega a destiempo, se adelanta. Los sentimientos encontrados que provoca ese despropósito –a veces se antojan verdaderas absurdidades– acaban de compendiarse en un libro de poesía de María Leach (Barcelona, 1979) ilustrado por Paula Bonet.
María tragó en doce meses lo que algunos no experimentan en toda una vida. Se casó, se fue de luna de miel, tuvo un hijo y enterró a su marido Charlie. Demasiado duro para un solo año. Cuando su niño, Nico, tenía cinco meses empezó a digerir tanto dolor a través de un libro de poesía: No te acabes nunca (Espasa de Poesía).
“Aunque ya me sepa el final/Y no se pueda cambiar/ Te volvería a vivir”, concluye María Leach en su última página. Los poemas empezaron a gestarse en el blog de poesía de María (espacio que ella inauguró en el 2011) y Paula los visualizó. María Leach, licenciada en Comunicación Audiovisual, lleva quince años ejerciendo de periodista, ha sido redactora jefa y directora de varias revistas y ha colaborado en medios escritos y audiovisuales. Ha publicado en La Vanguardia y Marie Claire . En el 2011 conoce a la pintora Paula Bonet y juntas empiezan una colaboración artística que se materializa en dos exposiciones.
“En diez días/la carne cicatriza/ ¿Y el alma cuánto tiempo necesita?” se pregunta la autora en uno de sus poemas. A veces, afirma, cuando la vida no da tregua, la literatura no basta.
También se burla del día a día, de esas situaciones límite entre hospital y hospital que de pronto se vuelven ionescadas domésticas: “Pese a todo lo malo, /nos reímos/Y ya sé/la diferencia/entre hematíes, / plasma / y plaquetas”. O el titulado Habitación 302: “Me duele la televisión/a monedas./ Me duele el vecino del cuarto/ parlanchín/Me duelen los atardeceres/en este sillón de skay”.
Paula Bonet explicó el proceso previo a la publicación del libro cuya cabecera incluye un guiño a Hey Jude de los Beatles. María estableció una rutina: cada día iba al espacio que había compartido con Charlie y le robaba un objeto. A cambio, le dejaba un poema. “Vació la casa de objetos y la llenó con su mejor recuerdo”.
La poesía de Leach es directa, descriptiva, meridiana, lacónica a veces, una poesía que ya llega “llorada” a las imágenes que son su espejo en los dibujos de Bonet. A veces la autora no se reconoce: “¿Quién será esa/que tendré que ser/a partir de ahora?”.
Sólo era una pareja joven, con proyectos, que acababa de casarse, que acababa de tener un hijo, y un cáncer de estómago se lo llevó todo. Punto y vértigo. A María le queda más camino en el duelo, pero junto a su hijo. “En este/ punto de no retorno/en el que estoy/–a menos de medio camino/ de casa–/la vida comienza a ser un desenlace inevitable”. Incluso cuando partes del peor de los escenarios la vida no te deja más opción que seguir adelante.