Las lecciones de literatura de Mac
“El narrador anónimo, que trabaja con la técnica de Hemingway conocida como teoría del iceberg, pone toda su pericia en la narración hermética de la historia secreta –dos juerguistas enamorados de una joven de la que nunca hablan– y usa con tal maestría el arte de la elipsis que logra que se note la ausencia de ese otro relato, donde estaría ella, la muchacha en disputa”.
“Había que recordar, venía a decir Borges, que si bien la presencia del oyente, la presencia del que escucha el relato, es una especie de extraño arcaísmo, el cuento ha sobrevivido en parte precisamente gracias a esa antigualla, gracias a conservar esa figura del oyente, esa sombra del pasado”.
ROTH Y MALAMUD.
“Hay ocasiones en que no me gusta nada Roth. En cambio, Malamud despertó siempre mis simpatías de lector. Se crió entre agentes de seguros y quizás por eso tenía el aspecto de pertenecer a ese gremio. Me atrae el Malamud que merodea tercamente alrededor de la capacidad que, por increíble que nos parezca, tiene el ser humano de mejorar. Y me atrae también porque crea todo tipo de seres discretos y grises con aires de agentes de seguros que, a causa de ese algo que llevan dentro, intentan ir al fondo...”.
FAULKNER Y BOLAÑO. “Yo tenía
un enemigo no se abriría con la cita de Cheever sino con la de William Faulkner que Roberto Bolaño colocó al frente de su libro Estrella distante: ‘¿Qué estrella cae sin que nadie la mire?’ / A día de hoy, todavía nadie ha sabido localizar esas palabras en la obra de Faulkner, de modo que la cita podría ser inventada, aunque todo indica que es de Faulkner porque los especialistas en Bolaño dicen que no solía inventarlas, y menos aún si eran para un epígrafe”.