Acompañados frente al abismo
Un programa para la reinserción consigue trabajo para 400 reclusos en un año
Manuel quiere ser uno más. Él es un trabajador muy motivado que acaba de firmar su primer contrato indefinido en mucho tiempo. Todos sus compañeros están encantados con él. Manuel es un nombre ficticio que nos permite explicar su historia sin que sea víctima de la estigmatización que sufren las personas como él cuando recuperan su vida. Manuel es un recluso. Lleva 16 años entre rejas y desde hace dos está en régimen de tercer grado, lo que le permite ir a prisión sólo a dormir. Las personas como él, cuando salen a la calle después de tantos años, no tienen nada. Ante ellos se extiende un inmenso vacío. El abismo. “Sales y no sabes qué hacer. No tienes dinero para coger el metro, no puedes hacer nada, tener tiempo libre te corroe por dentro”.
Manuel, sin embargo, no estuvo solo. Un técnico del Centre d’Iniciatives per a la Reinserció (CIRE) y un voluntario del programa Reincorpora le cogieron de la mano, le acompañaron y le sostuvieron hasta que fue capaz de valerse por sí mismo. “Después de tantos años sin salir, cuando lo haces te sientes inseguro, crees que no sabes hacer nada, estás perdido”.
La manera de reinsertar a estas personas en la sociedad es ayudarles a encontrar un trabajo acorde con sus capacidades. Los encargados de este programa están concertados con varias empresas que recurren a ellos cuando necesitan personal. Las entidades trabajan con personas de varios colectivos vulnerables en riesgo de exclusión social y las compañías que les contratan son conscientes de ello. Una de las particularidades de este programa es que la atención es personalizada. Los técnicos guían al interno según sus intereses, su formación y sus posibilidades.
Como Manuel, en el último año, 400 presos en tercer grado han encontrado trabajo gracias al programa Reincorpora que impulsan la Obra Social La Caixa y el Departament de Justícia. Después de más de una década de funcionamiento, este año ha batido su propio récord. Tres de cada cuatro reclusos han encontrado un empleo. “Es un hito histórico”, se congratulaba ayer el director de la Fundació Bancària La Caixa, Jaume Giró. “Las políticas penitenciarias deben evitar que la situación social de estos ciudadanos los aboque de nuevo a la delincuencia”, destacó el conseller de Justícia, Carles Mundó.
Desde que obtuvo el tercer grado Manuel no ha dejado de trabajar. Lleva dos años seguidos ocupado, encadenando un empleo tras otro. La primera batalla hacia la plena autonomía parece ganada. Los técnicos le prepararon para superar el abismo. Le enseñaron cómo sacar adelante una entrevista de trabajo, cómo elaborar un currículum sobre el que pesa una losa de dieciséis años de paréntesis, pero sobre todo centraron sus esfuerzos en autoconvencer a Manuel de que sería capaz de enfrentarse al mundo laboral con éxito.
Lourdes Dueñas, directora del programa Reincorpora, asegura que este es uno de los obstáculos que deben superar los internos, “autoconvencerse de que podrán hacerlo”. La duración del programa es de un año pero las entidades asociadas mantienen sus puertas abiertas para que los reclusos siempre encuentren a la persona de referencia, por si el abismo se vuelve a presentar ante ellos.
“Sabía que iba a salir adelante”, asegura Manuel con determinación. Desde el 1 de febrero tiene un trabajo fijo como auxiliar de parking encargado del mantenimiento. “Sé que a ti te pasó algo, pero te voy a dar la oportunidad porque te veo muy motivado y con muchas ganas”, recuerda que le dijo su nuevo jefe. Este hombre no le ha contado a nadie que ha pasado un tercio de su vida en la cárcel y que aún va a dormir allí, quizás con el tiempo llegue a contarlo. Ahora su objetivo es ganarse la confianza de su entorno, que conozcan al Manuel trabajador que es hoy y olviden al delincuente del pasado.
Él se despide porque tiene que ir a trabajar pero no sin antes mostrarse convencido de que aprovechará la oportunidad que la sociedad le ha brindado. “Lo único que deseo es volver a ser uno más”.
La iniciativa de La Caixa y Justícia prepara durante un año a los presos para volver al mercado laboral