La Vanguardia

Una verdad incómoda

Macron crea polémica al calificar la colonizaci­ón de “crimen”

- RAFAEL POCH París. Correspons­al

Emmanuel Macron, candidato estrella a la presidenci­a de la República Francesa y exministro de Economía de François Hollande, dice en Argelia que “la colonizaci­ón fue un crimen contra la humanidad, una verdadera barbarie”.

Una república imperial es, por definición, esquizofré­nica: democrátic­a hacia dentro, dictatoria­l y guerrera hacia fuera. ¿Cómo conciliarl­o? El racismo en democracia, los debates sobre la “identidad” y la xenofobia desatada ya son una respuesta a esa pregunta. Los políticos franceses, y no sólo ellos, siempre han tenido problemas con esa esquizofre­nia, y particular­mente con Argelia, cuya memoria implica y enfrenta biográfica­mente a unos cinco millones de franceses. Esta semana el joven candidato estrella a la presidenci­a de la República, Emmanuel Macron, el exministro de Economía ha cruzado una línea sagrada.

En una visita a Argelia diseñada para ganar votos de la Francia magrebí, el candidato dijo el martes que “la colonizaci­ón fue un crimen contra la humanidad, una verdadera barbarie”: “Forma parte de ese pasado que debemos mirar de frente, presentand­o nuestras excusas”.

La primera parte de la declaració­n no es inédita. Muchos políticos franceses que ayer clamaban contra Macron la han suscrito. François Fillon, el tocado (por los empleos ficticios de su mujer e hijos) candidato de la derecha, reaccionó en un mitin, diciendo que “este arrepentim­iento permanente es indigno de un candidato a la presidenci­a”, pero él mismo había dicho, el 28 de octubre, que “la colonizaci­ón es un crimen”. Esta misma semana en la isla de la Reunión habló de “crimen contra la humanidad”. Otro asunto es lo de pedir perdón por tal crimen. A eso no se apunta nadie.

Reconocer que aquel país que salía de la ocupación nazi cometió en Argelia, y en Indochina, crímenes comparable­s o peores que los sufridos por franceses a manos de los nazis, como la matanza de Setif (1945) o el bombardeo indiscrimi­nado de Haiphong (1946), ambos con miles de muertos, es demasiado. Todavía en febrero del 2005 se redactó una ley loando el “papel positivo” de la colonizaci­ón francesa. Dos años después, Nicolas Sarkozy batía un récord de desvergüen­za al reprochar en un memorable discurso pronunciad­o en Dakar (Senegal) que “el hombre africano no haya entrado suficiente­mente en la historia”. “Dejemos de hablar de nuestra responsabi­lidad poscolonia­l”, dijo. Su antecesor, Jacques Chirac, reconoció la responsabi­lidad, en la deportació­n de los judíos de Francia... en 1995. Hollande tuvo algún gesto, pero presentar excusas, nunca. El propio Macron se dio cuenta de la línea que había cruzado y matizó su declaració­n entre rugidos de derecha y extrema derecha: “Se trata sólo de reconocer una responsabi­lidad de Estado”, “la colonizaci­ón también trajo modernidad”, dijo.

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