Barcelona quiere ser capital de políticas internacionales
Dos abogadas impulsan BIPP Hub, un centro para atraer y crear nuevas organizaciones que trabajan en retos globales
Igual que es referencia mundial en telefonía móvil, ecosistema digital o diseño, Barcelona tiene las condiciones necesarias para ser una capital mundial en política pública internacional (international public
policies). Este sector se refiere a las organizaciones, instituciones o fundaciones, normalmente sin ánimo de lucro, que trabajan para solucionar retos globales, desde la pobreza o la educación hasta derechos humanos o medio ambiente. Con este convencimiento acaba de arrancar BIPP Hub, una iniciativa privada que pretende ser espacio de trabajo, punto de encuentro y catalizador del sector en Barcelona. Las impulsoras de BIPP Hub son dos profesionales de larga trayectoria. Se trata de Elisabeth de Nadal, abogada especializada en litigios internacionales y socia adjunta a la dirección general de la firma de abogados Cuatrecasas, Gonçalves Pereira, y de Annamie Paul, abogada canadiense (licenciada en Ottawa, máster en Princeton), que ha sido asesora en la misión de Canadá ante la UE y vive desde hace seis años en Barcelona.
BIPP Hub, que es en sí misma una empresa social, se ha instalado desde este mes de febrero en un pabellón del recinto modernista de Sant Pau y arranca con tres proyectos residentes –IFIT, Democracia-Abierta y Higher Education Alliance for Refugees–. Su objetivo es convertirse en “la principal fuente de espacio de trabajo y servicios de apoyo para los actores del sector en Barcelona”, explican las fundadoras. “Somos una entidad privada independiente, pero esperamos poder cooperar con las administraciones públicas para atraer organizaciones y profesionales a la ciudad”, dice De Nadal.
“Barcelona tiene muchas ventajas para los profesionales y organizaciones que trabajamos en retos globales: por la situación geográfica y la cercanía a países actualmente en conflicto; por la historia reciente de transición democrática. Aquí es más fácil que en una gran capital poder convocar reuniones discretas. Y el coste del funcionamiento de una organización internacional es más bajo comparado con Londres o Estambul. Es una buena ciudad de acogida, y no hay una movilización populista contra la inmigración. Y hay una calidad de vida muy alta”, explica Annamie Paul.
La idea surgió hace dos años, explican De Nadal y Paul. “En este tiempo hablamos con hasta cuarenta entidades, desde las Naciones Unidas y oenegés consolidadas como Intermón Oxfam hasta fundaciones privadas. Y nos dimos cuenta de que el sector está muy desconectado entre sí, y que todos ven con muy buenos ojos un espacio que sea capaz de catalizar más y que cree un ecosistema en que puedan nacer nuevos proyectos”.
BIPP Hub arranca con 200 m2, y tres proyectos que emplean a 17 personas. La idea es crecer pronto. “Podemos acoger proyectos que establezcan aquí su sede permanente. O bien otros que vengan por un periodo y por un trabajo concreto”.
Defienden que “este no es un sector de gente loca que quiere cambiar el mundo. Es un sector que mueve miles de millones de dólares. Para la ciudad es una oportunidad económica enorme, para atraer eventos, profesionales de nivel, para crear vínculos con el sector filantrópico”.
El de las políticas públicas internacionales no es un sector ajeno a Barcelona. En los años setenta se creó el think tank Cidob, fundación privada dedicada al estudio, investigación y análisis de temas internacionales. Y en Barcelona se estableció la sede permanente del secretariado de la Unión por el Mediterráneo, organización intergubernamental que agrupa a los 28 miembros de la Unión Europea más otros quince estados del sur y el este del Mediterráneo.
“La ciudad ofrece situación geográfica, discreción y buenos costes para trabajar en retos globales”