El armador que creía en parejas de 300
ESTE EMPRENDEDOR MEJICANO LOGRA LLENAR SUS HOTELES LIBERTINOS DE LA RIVIERA MAYA Y LANZA SU PRIMER ‘CRUCERO DEL AMOR’ DESDE BARCELONA
Tras pagar 9.000 euros por pasaje, cabe el arrepentimiento moral, pero sin devolución económica
Meta 350 parejas en un barco durante siete días; sustituya a bordo nuestro vigente pacto social por otro libérrimo y hedonista; prohíba las selfies (alguno se enrolaría sólo por eso); instale varios jacuzzis compartidos y añada zonas sin ropa, seminarios prácticos de sexualidad tántrica y fiestas de máscaras con iluminación difusa...
...Y agítelo, travieso, con el tiempo inestable y el oleaje propio del mes de abril en el Mediterráneo,
No se trata de un target group de Biodramina; ni un experimento del Laboratorio de Conducta de Stanford; ni la última novela de Houllebecq: es el primer crucero Desire de Mario Cruz y cuesta 9.000 euros por pareja el camarote menos caro (singles out of question).
Las tarifas distan de ser juveniles, lo cual determina de antemano la edad del pasaje. Pero el gerente de este chárter pionero en el sector, Mario Cruz, relativiza este primer filtro eliminando otro que animará, seguro, a los indecisos más formalistas: no se exige el certificado de matrimonio para ser admitidos.
Cruz, concreta, después, con estudiado recato, que el crucero es swinger friendly, aunque su jefa de prensa, que sin duda desconoce mi trayectoria, me regaña por la cobertura sensacionalista que los medios han dado a su iniciativa.
No abundaré en los detalles más previsibles del crucero, porque ya los pregona su promoción con profusión de máscaras venecianas y una estética vintage que adereza con simpáticos detalles landistas (de Alfredo Landa).
Baste con añadir que el jacuzzi lounge será, según Cruz, la más frecuentada de las instalaciones del barco, puesto que ya lo es en los dos hoteles de la Riviera Maya que sirven a este peculiar segmento de mercado.
O no tan peculiar: “Está dejando de ser minoritario –asevera– para convertirse en tendencia universal de masas. Por eso, se llenan toda la temporada nuestros resorts mexicanos. Lo que nos anima ahora a penetrar en el mercado europeo, donde son una oferta innovadora”.
Algunos antropólogos culturales, en cambio, creen que más que ante una tendencia novedosa, nos encontramos ante una pulsión regresiva de la monogamia formal todavía imperante en la cultura occidental. Explican que los anticonceptivos permiten la separación de la procreación y el juego sexual y abren así espacios de realización erótica. Pero estos espacios no son nuevos para nosotros, sino sólo olvidados, porque ya eran habituales para nuestros ancestros antes de que relacionaran coito y embarazo.
De hecho, en algunas paleo culturas del Pacífico –Richard Dawkins cita las islas Truk– es un hermano de la madre quien asume los deberes paternos, puesto que, tras sus licenciosas danzas de pareja precursoras de los cruceros Desire, nadie sabe quién es el padre biológico.
Pero, ¿cabe el arrepentimiento ante la magnitud del reto moral (el higiénico aseguran que no es tal) que exige el jacuzzi lounge del crucero? Pues cabe, asevera Cruz. Y además existen precedentes. En sus establecimientos para parejas liberales (nada que ver con la confundida militancia de determinados partidos políticos) de la Riviera Maya, le constan casos de desengaño que concluyeron, poco después de su llegada, en sincero acto de contrición de la pareja ante el directivo: “Perdone, señor Cruz, pero no estamos hechos –se sinceraron– para estas cosas”.
Aclara en ese punto que se acepta en cualquier caso el arrepentimiento moral, pero, también advierte, que no se espere sin más el resarcimiento económico.
En cuanto al ideológico, fue la socialdemocracia escandinava la adelantada en estas prácticas en la Europa de los setenta con la píldora, el estado de bienestar y el relativismo moral. Cruz cita el enclave de Cap d’Agde, descubierto ya en los sesenta por el turismo naturista, como paradigma de la pujanza del fenómeno. Obvia, sin embargo, que aquellos pioneros en pareja negociable iban de camping y gastaban lo justo.