La reinserción del tablero
Presos de Puig de les Basses mejoran su conducta a través del Club d’Escacs Atzucac
De mirada retraída pero dotado de una gran agilidad mental, Òscar, que cumple condena en el centro penitenciario Puig de les Basses y es uno de los integrantes del Club d’Escacs Atzucac, se muestra orgulloso de su partida. Con un juego muy posicional y tras una buena apertura y un final de peones, donde la mejor posición y actividad del rey fue decisiva, ha conseguido imponerse al contrincante del Club Escacs Olot en poco más de veinte minutos. Pese a la rivalidad propia de cualquier competición, una vez terminado el encuentro ambos se han dado la mano como buenos jugadores de ajedrez.
Formado por ocho internos de la prisión de Figueres y tres voluntarios, el Atzucac compite en sus dos modalidades –el primer equipo y el B– en la Tercera Categoria Provincial de la Lliga Catalana. Es la categoría más baja pero ello no resta ambición a sus jugadores, que entrenan concienzudamente durante la semana y el principal objetivo que tienen los domingos, el día de los enfrentamientos –que dada su condición de falta de libertad se celebran dentro de uno de los módulos del centro–, es ganar.
Pero más allá de la competición, el reto de este proyecto social y deportivo es que los internos aprendan, además de concentración, cálculo y memoria, los valores propios del ajedrez como son la responsabilidad en la toma de las decisiones, el respeto al rival, el silencio o el cumplimiento de las normas del juego. “La primera y la última jugada es dar la mano, pase lo que pase en la partida. Esto es respeto al rival. Y el rival no es tu enemigo sino alguien que tiene las mismas armas que tú y juega contigo con el espíritu de ganar. En el ajedrez juegas tú y eres tú quien mueve las piezas. La responsabilidad es tuya. Tenemos un lema: observo, pienso y juego; y las tres cosas se tienen que hacer”, explica el voluntario y vicepresidente del club, Elias Muratet.
Los jugadores de Puig de les Basses mejoran en conducta jornada tras jornada, según afirma la educadora del fin de semana, Mireia. “Algunos venían con problemas de toxicomanías. No tenían atención. Hacían un movimiento, no lo cogían y desistían. Pues ahora, aquella persona que antes sólo estaba diez minutos, se puede pasar dos horas disputando una partida. El trabajo que hacemos es social, mental...”, subraya esta profesional.
Cada domingo por la mañana la prisión abre puertas para recibir a los jugadores de los otros clubs. El protocolo de seguridad se activa cuando vienen. Tras entrar en pelotón y cruzar un sinfín de puertas y controles, los contrincantes llegan a la sala donde ya les esperan los internos. “La sociedad ve la prisión como algo lejano y desconoce lo que pasa dentro. Estas partidas son una manera de abrirnos a la sociedad”, expone Toni, otro de los jugadores del Atzucac.
Y es que, según destaca el subdirector de tratamiento del centro, Jordi Torres, otra de las finalidades del proyecto es resocializar a los internos. “La línea de trabajo que seguimos es traer el máximo número posible de proyectos educativos que fomenten la normalización social. Intentamos introducir proyectos desde fuera hacia el interior de la prisión para facilitar el ambiente de normalidad, de aprendizaje, y promover un espíritu colaborativo y solidario con el medio social”. Para Rodrigo, del club Olot y contrincante de Óscar, entrar en la prisión ha sido una aventura: “Una experiencia nueva y entretenida. Pensaba que podía ser de otra manera. Pero es muy amigable”.
Puig de les Basses, que actualmente tiene más de 700 internos, quiere en un futuro no muy lejano que los miembros del Atzucac –los que reúnan los requisitos requeridos para su salida– puedan jugar las partidas fuera del centro.
Las rondas de la liga, que empezó en enero, se alargarán hasta semana santa. Mientras el primer equipo mantiene el liderato del grupo, el B –que en la pasada jornada perdió en un derbi comarcal con el Peralada B por 3 a 1– espera poder recuperar la competitividad para escalar alguna que otra posición. Se acerca el final de la fase regular (5 de marzo) y ahora viene el periodo más decisivo. La ilusión por jugar no se detiene.
VALORES POSITIVOS Responsabilidad en la toma de decisiones, silencio, respeto al rival y cumplimiento de las normas NORMALIZACIÓN Las partidas se disputan en la prisión y los reclusos se resocializan con la visita de los contrincantes