Cloacas de Estado y cloacas de nación sin Estado
La salud de Fèlix Millet –“Estic fet una porqueria”– define el momento político-judicial que vivimos. Que el rey de España, el presidente de Catalunya y la alcaldesa de Barcelona inauguren el Mobile World Congress en el Palau de la Música es un homenaje humorístico al patriotismo modernista de Millet. En Madrid, mientras tanto, Francesc Homs anuncia que una sentencia contra los alquimistas del 9-N supondría “el fin del Estado español”, que es la versión distópica del acabose. El tono desafiante de Homs, más propio de un Quico coloquial que de un Francesc institucional, es proporcional a la gravedad de una hipotética condena. Sorprende que, impulsado por la valentía del idealismo, Homs no acusara a la Fiscalía de coleccionar bolsas del Real Madrid.
El domingo, entrevistado por Ana Pastor (El Objetivo, La Sexta), Artur Mas también insistió en la impunidad de las cloacas del Estado. Pastor escuchó a Mas ladeando la cabeza, que es una manera de perdonarle parcialmente la vida, moviendo sus papeles y procurando interrumpirlo para mantener su merecido prestigio de entrevistadora carcoma. Al igual que en la ceremonia de los Oscars, la sana voluntad de preguntar por las cloacas del 3% fue saboteada por la propia negligencia. Resultado: a medida que pasaban los minutos los argumentos de Mas (acusación de una campaña de mentiras, calumnias y difamaciones) se impusieron a la teórica incomodidad de un interrogatorio que, en la práctica, desvirtúa el sentido de cualquier conversación. Incomodar al entrevistado no equivale forzosamente a ser mejor periodista. Lo comprobamos en Chester in
Love (Cuatro), donde Risto Mejide no encontró el tono a la hora de entrevistar a Esperanza Aguirre. La dirigente del PP aprovechó un error anecdótico (ilustrar un vídeo tendenciosamente infantil sobre los ingleses con el God save the queen) para anular la oportunidad de no contribuir a la efervescencia del conflicto fácil que tanto favorece los egos y que sólo contribuye a perpetuar el espectáculo del desánimo.
“La democracia española está llena de grietas y moho”, sentenció Artur Mas. Teniendo en cuenta que el equivalente catalán de moho es floridura, habría sonado mejor en vernáculo pero el significado es el mismo: materia orgánica en descomposición. ¿Tiene remedio? Hace años que en la radio suena una cuña publicitaria de Alfred Rodríguez Picó para la empresa Murprotec que promete soluciones drásticas contra humedades y moho, dicho así, en castellano. Ah, Mas tampoco dejó claro si será el próximo candidato a liderar el PDECat y, en principio, tampoco está previsto que se presenten ni Fèlix Millet ni Warren Beatty, que son más o menos de la misma quinta.
La sana voluntad de denuncia fue saboteada por la propia negligencia