Un latino en Nueva York
El cantante fue muy popular en España y sigue en activo: “Ahora estoy de gira por Florida y California”
Este artista nacido en una isla del Caribe demostró su instinto musical a los tres años aporreando una lata de galletas para acompañar a su tío que tocaba el cuatro. “Vivíamos en una pequeña choza en las montañas hasta que cuando tenía cinco años nos trasladamos a Nueva York donde todo era muy diferente”, relata a La Vanguardia. El salto de un hispano a Estados Unidos significó con el tiempo una conquista profesional. En diciembre dio trece conciertos en seis países, arrastrando una neumonía, pero con el nuevo año volvió a los escenarios. “Ahora estoy de gira por Florida y California”, dice.
José Montserrat Feliciano García vino al mundo en 1945 en Lares (Puerto Rico). La familia, que vivía del campo, llegó a tener once hijos. Él es ciego de nacimiento, por esto estudió braille en la gran ciudad, “pero cuando a los nueve años me regalaron mi primera guitarra supe que esto sería mi vida”. Se la entregó su padre envuelta en una bolsa de papel marrón. El guitarrista pronto puso voz a su expresión y en su larga trayectoria se ha atrevido con un amplio abanico de estilos y autores, de la balada al jazz, de The Doors a Mozart… Del conjunto de Los Ángeles versionó un tema, Light
my fire, que ha convertido en uno de sus éxitos principales, y del compositor austriaco diversas arias que adaptó para guitarra. Che sará (Qué será) es otro de sus títulos conocidos. Con él obtuvo el segundo puesto en el Festival de Sanremo de 1971. La tercera canción por la que Feliciano es identificado es Feliz
Navidad, una melodía clásica en las fiestas navideñas de todo el planeta.
De niño fue a una escuela pública de Nueva York. “Quería mucho a mis maestras, miss O’Brien y miss Mooney; pienso en ellas a menudo, casi cada día”. La familia se instaló en el distrito latino de Harlem. A los seis años, ya tocaba la concertina y el acordeón, y antes de cumplir los diez actuó en el teatro puer- torriqueño del Bronx. El músico también se ha atrevido con el bajo, la batería, los teclados y los sintetizadores. Cuando tenía 17 años, su padre, que trabajaba de cargador, perdió el empleo y el chaval se lanzó a cantar por los cafés del Greenwich Village para pasar la gorra.
En 1966 actúa en el festival argentino de Mar del Plata ante cien mil espectadores y esto dispara su carrera discográfica. Ha vendido millones de copias y tiene más de 45 discos de oro y platino, además de una estrella en el paseo de la Fama de Hollywood. Feliciano picotea canciones de aquí y de allá, aunque con una técnica fundamentada. Ha colaborado con orquestas sinfónicas, se ha aproximado a universos musicales tan diversos como los de Elvis Presley y Django Reinhardt, Silvio Rodríguez y Frank Sinatra, o el Concierto de Aranjuez y los Beatles. Ha grabado mariachis y bachatas y ha tenido como referentes la guitarra de Andrés Segovia y la voz de Ray Charles, pero también se ha fijado en los cantantes de ópera.
Al lenguaje universal de su música une el uso indistinto del castellano y el inglés en sus canciones y esto le convierte en un artista polivalente tanto en el mercado anglosajón como en el hispano. Feliciano ahora vive en Fairfield (Connecticut), muy cerca de Nueva York, con Susan Omillion, su esposa desde 1971. Tienen tres hijos. Actuó en Barcelona en el 2015 y ha visitado España en numerosas ocasiones. Son recordadas sus apariciones en TVE en los ochenta y los noventa. Bajo de estatura, cutis adolescente, sonrisa y rostro anchos, con una mata de pelo envidiable y las inconfundibles gafas oscuras que muy pocas veces se quita... A pesar de la vida de artista es muy hogareño. “Como individuos, todos somos únicos en este mundo”, comenta este hombre de alma renacentista que lo ve todo.